Prefacio.

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Entré a la habitación y me encontré a un James desnudo de cintura para arriba que me miraba con falsa molestia, ya que tenía una gran sonrisa en su rostro, y eso borraba todo rastro de enfado, y sí, era una sonrisa de aquellas con la que podría llevarse a la cama a cualquier tía con solo esbozarla.

—¿No sabes llamar? —me preguntó frunciendo el ceño.

—¿Por qué tendría que llamar? —pregunté—. Es mi habitación —respondí molesta.

—Era tu habitación, recuerda que ahora es de los dos, amor —soltó esto último sonriendo y guiñándome un ojo.

—No me llames amor si no estamos en público, a ver si te vas a encariñar —repliqué poniendo cara de asco.

—Estarías encantada de que me encariñara de ti, no te hagas la tonta —bromeó riendo.

—¡Ni en tus mejores sueños! —exclamé cogiendo la ropa que necesitaba del armario.

—¿Algún día reconocerás que estas enamorada de mí?

—Si algún día reconozco esa tontería, será porque me habrás envenenado, si no, ¿cómo me voy a enamorar yo de ti? —pregunté con una ceja alzada y una sonrisa burlona en la cara.

—Niñata. —musitó molesto por mis palabras.

—Imbécil. —dije antes de cerrar rápidamente la puerta del baño. 

Don't forget me/No me olvides [VERSIÓN DEFINITIVA EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora