Capítulo 6

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— Mucho gusto Hinata Shouyou, yo soy Akashi Seijiru. — dijo el pelirrosa mirando fijamente al menor, que lo miraba con unos ojos indescifrables.

— Mucho gusto, Akashi-san. — dijo Hinata, estaba emocionado y las manos le cosquilleaban por las ganas de jugar. Parpadeó al ver una mano agitarse frente suyo.

— Oi, ¿te encuentras bien? — Aomine preguntó mientras una sonrisa de burla por la cara del menor se encontraba en sus labios—. Tranquilízate.

— S-sí.

Respiró pausadamente y miró al pelirrosa dirigir unas cuantas palabras con el capitán.

— No me dijiste que su presencia era tan...— murmuró en forma de regaño hacia Aomine, el cual, ladeó la cabeza.

— ¿Impotente? Nah, tampoco es que sea para tanto.

— Con solo verlo siento que es impresionante, ¡qué increíble!

— Ya, calma un poco esas emociones, pequeña bola de pelos.

Hinata rodeó los ojos, observó a Akashi dirigirse hacía él y se tensó.

— Escuché de Momoi que Aomine te está entrenando. — comenzó a hablar, mientras una sonrisa se implantaba en sus labios—. Quiero ver el por qué un tipo como este se interesó en ti, juguemos un uno contra uno.

— ¿Ahora?

Akashi asintió y un balón llegó a sus manos.

...

H: 0 – A: 69.

Era lo que el marcador marcaba.

Todos estaban viendo el partido sin decir nada.

Hinata se veía realmente cansado, había estado moviéndose de un lado para otro sin parar tratando de quitarle el balón a Akashi, pero ni con suerte pudo tocarla después que empezaran el partido.

Aomine miraba al menor con una expresión neutra, dio un suspiro y miró a Kagami a un lado, el cual, mantenía su misma expresión.

Hinata limpio una gota de sudor mientras dirigía la mirada al techo, achicó sus ojos brevemente. Se sentía mareado, había sobrepasado el tiempo de estar en la Zona.

Sonrió cuando sus propias palabras que dirigió a Kageyama hace poco más de un año resonaron en su mente.

"¡Deja de pensar que juegas solo, Kageyama!"

"¡Todos los que estamos en este lado de la red somos tus aliados!"

Miró a su equipo y sus ojos se confrontaron con los de Kuroko, quien, tenía los ojos entrecerrados con la vista en él.

— ¿También te diste cuenta? — murmuró Kagami tomando la mano de Kuroko, quien mantenía sus ojos fijos en Hinata.

— Sí. — respondió, cerrando los ojos—. Él ha estado jugando solo desde que llegó.

Momoi sonrió de lado y, dando una pequeña risa que captó la atención de varios, entreabrió sus labios.

— Ya no va a hacer así. — susurró.

Hinata movía sus ojos cada vez que Akashi daba bote al balón, su respiración parecía entrecortada y no parpadeaba, solo miraba el balón.

Akashi dio una leve sonrisa cuando dio un paso atrás para encestar, pero, cuando saltó, una mano apareció en su visión, desviando la pelota.

Hinata inhaló y exhaló, sintiendo cómo todos sus músculos se relajaban y todos los pensamientos innecesarios se iban. Dejando su mente liviana como una pluma.

Todos se quedaron para dentro cuando observaron el color de los ojos de Hinata volverse más oscuros.

— No me digas que...— murmuró Kagami, una sonrisa apareció en su rostro y sus ojos brillaron cuando vio la expresión de Hinata cambiar.

Una puerta, la misma de siempre, se posó frente a Hinata impidiéndole el paso. Y, frente a esta, había una persona que pude reconocer perfectamente unos segundos después.

— Confía en ellos. — dijo Kageyama, apuntando a su lado y Hinata observó a su equipo de básquetbol a un lado.

Frunció el ceño levemente, pero luego sintió su pecho pesar y sonrió.

— Ya me estoy pareciendo a ti, ¿no? — murmuró con nostalgia, viendo las puertas abrirse de golpe. Una luz lo cegó, haciéndolo volver a la realidad.

Hinata miró sus manos sin decir nada y, al darse cuenta que Akashi tenía nuevamente el balón en sus manos, corrió a quitárselo.

Akashi dio un paso atrás, percatándose de lo ocurrido y unas aureolas fosforesentes aparecieron en sus ojos, pero aún así, el balón fue robado de sus manos sin saber cómo.

Parpadeó al ver a Hinata saltar y juró ver unas alas negras en su espalda, como si estuviera volando.

Todos se quedaron helados al ver lo ocurrido en un solo segundo.

Hinata sonrió cuando el balón encestó y su cuerpo cayó sin fuerza al suelo, comenzó a respirar agitadamente y, al escuchar el balón caer al suelo, elevó los puños en señal de victoria.

Todos corrieron hacia Hinata, que apenas y podía mantenerse de pie.

Kagami le dio un fuerte golpe en la cabeza a Aomine, el cual, dejó salir una carcajada.

— ¡¿Eso era lo que le enseñaste?!—lo regañó.

— El Meteor Jam. — murmuraba Kuroko sorprendido.

En serio que ese chico no dejaba de sorprender.

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