La profecía. Parte I

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—¡Alise, despierta!

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—¡Alise, despierta!

Mis ojos desenfocados vagaron por la negrura del cuarto. Tenía la sensación de haber hecho algo horrible, espantoso. Un sabor amargo me quemaba la garganta.

—¡Aléjate de mí, monstruo! —sollocé, dando manotazos en la penumbra.

—Calma, por favor mi niña—solicitó la voz. Era suave y femenina, demasiado familiar.

La luz, proveniente de una lámpara, iluminó el espacio develando su rostro.

Poco a poco, tomé conciencia de que lo que sucedía.

Seguía en la habitación, acostada.

Daniel, o quien quiera que hubiese sido aquel sujeto, había desaparecido y Vera estaba en su lugar.

—Todo está bien—Ella se sentó a mi lado y tomó mi mano. Estaba temblorosa, pero su tacto me tranquilizó. Una sensación de paz comenzó a invadirme—. Tuviste solo un mal sueño.

‹‹¿Un sueño, eso ha sido todo?›› medité.

Entonces, ¿por qué no podía quitarme aquel sentimiento de horror de encima? Tal vez la pesadilla había sido un episodio psíquico. Aunque muy diferente a todo lo que había experimentado.

››Come esto, te hará sentir mejor—añadió, y me entregó un pequeño fruto morado. Lo mastiqué despacio. Tenía un sabor dulce y un efecto sedante.

—Gracias —respondí, incorporándome—. Daniel me contó sus planes—manifesté, ya con la mente más despejada—. Me dijo que usted estaba de nuestra parte.

—Por favor, tutéame cariño—indicó, dibujando una sonrisa amable—. Es cierto que cuentan con mi total apoyo. Aunque, por desgracia, aquellos planes no podrán ser cumplidos de la forma que Daniel desea.

—¿A qué te refieres?

—A que tu destino no está aquí en ‹‹El Refugio››, sino junto a Daniel. Debes hacer ese viaje.

Me sentía confundida, de nuevo.

—Pero él dijo...

—Sé lo que dijo, y también me doy cuenta de lo mucho que te disgusta hacer lo que te dice —insinuó, con astucia. Me sonrojé ante el descubrimiento—. Pero esto no tiene que ver con contradecir a Daniel, sino con cumplir tu designio.

—¿Mi designio?

—Así es. Todo se remonta a la noche de la función de ‹‹El Circo››, cuando la vidente se desmayó al tocarte...

Vera me contó que la adivina se llamaba Sonia, y que ambas eran amigas desde hacía mucho tiempo.

Me dijo que aquella noche, cuando Daniel y yo nos marchamos, Argos insistió en ir a interrogarla (tal como lo había imaginado)

Sonia atribuyó su desmayo a un simple mal estar, relacionándolo con aquella enfermedad misteriosa que afectaba a los habitantes de ‹‹El Refugio››. Receloso, Argos le había creído.

Retornaron entonces al palacio, pero ella regresó más tarde, para hablar a solas con su amiga. Había advertido la mentira y estaba empeñada en saber lo que ocurría.

Con ayuda de sus habilidades, había engañado a los guardias utilizando unos polvos mágicos que alteraban la percepción, haciéndose pasar por su esposo.

—Bajo la influencia de estos polvos mágicos, el hechizado acepta todo lo que le dices sin cuestionarlo—explicó—. No solo alteran la percepción, sino que nublan el juicio y te vuelven más crédulo. Son realmente extraordinarios, así como también peligrosos.

Me contó, además, que la vidente le confió las verdaderas causas de su desmayo, el cual se había producido por un choque de energía contenida que la había golpeado en el momento que entró en contacto conmigo. Tal evento se debía a que yo no era una humana común y corriente, sino que había sangre mágica corriendo en mis venas.

—¡Pero esto es imposible!—repliqué, incrédula—. Es decir, sí, puedo entender el ‹‹noble idioma de los ángeles›› o bueno, el de Daniel. Tampoco es que haya tenido contacto con otros ángeles en mi vida. Pero, aun así, dudo que haya magia dentro de mí. Si fuera así lo sabría, ¿verdad?

—No necesariamente, Alise. Si tus dones hubieran estado bloqueados o dormidos, no podrías darte cuenta.

Me explicó que, aparte del ‹‹don de la interpretación››, (así se llamaba el poder para entender el idioma angelical) yo también poseía poderes psíquicos, como el de la videncia, al igual que Sonia.

En ese punto, tuve que admitir que había algo de veracidad en sus palabras. Era innegable que había tenido epifanías o revelaciones, que me llegaban a través de los sueños.

—Cuando Sonia te tocó, sintió aquella conexión, ya que comparten dones similares. También notó la barrera que se alzaba en torno a tu poder, la cual se estaba desvaneciendo, así que decidió apresurar las cosas para quitarla de una vez. En ese momento, sus respectivos flujos energéticos entraron en coalición provocando su desvanecimiento—declaró.

—Aún me cuesta mucho asimilarlo. Pero comienzo a créelo...

—Eso es bueno pequeña, porque ahora viene la parte más importante—Sinpoder evitarlo, me estremecí. ¿Todavía había más?—. Cuando Sonia despertó de sudesmayo, se le presentó una profecía sobre tu destino. Supo que tú seríasnuestra salvadora, quien nos libraría de la enfermedad y de esta prisión a laque fuimos condenados por un tirano. Porque tú, Alise Manson, has nacido para asesinar a Argos. 

Místicas Criaturas. El RefugioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora