Amigos, Hacker y Complices©

Parte Uno: Los Hacker y el sistema

Alejandro se ríe y se acerca lentamente a Hunter.

—     ¿Qué te crees? ¿La CIA? ¿El FBI? ¿La DEA? —bromea.

—     ¡Matarán al gobernador! —insiste Hunter, decidido.

Alejandro solo se queda observando los claros ojos de Hunter, la primera vez en su vida que ve algo así en su cruda realidad de desesperación. Traga un poco de saliva y moja sus labios con su propia lengua. Por un segundo, se olvida de lo que acaba de suceder. Entonces, para dar un reinicio y una segunda oportunidad a Hunter, dice:

—     ¿Qué quieres hacer? —le pregunta, esperando que cambie su historia.

—     Quiero que las personas se enteren de quién soy yo. Mi único amigo eres tú —responde Hunter, visiblemente desanimado.

—     Claro que no —afirma Alejandro, esbozando una leve sonrisa—. Tú tienes decenas de amigos.

—     Dime uno —replica Hunter, desafiándolo.

—     Te puedo decir veinte —responde Alejandro, algo cortado.

—     ¿Dime? —pregunta, cruzando los brazos.

—     Agez, Gor, Linda523, Megh, Lilian —las palabras se entrecortan en su nerviosismo.

—     Los avatares no cuentan —dice Hunter, alzando una ceja.

—     ¡Obvio que sí! —responde Alejandro, con una sonrisa de hipocresía.

—     Ellos no son mis amigos —aclara Hunter —. Ellos son avatares.

—     "Avatar amigos" —ríe Alejandro —. Yo conocí a un muchacho que se enamoró de un avatar porque ingresó a un prestigioso programa del gobierno —sonríe.

—     Eso es "Avatar" —dice Hunter, enojado—. La película de James Cameron.

—     ¿Hunter? —Alejandro cierra los ojos en defensa—. Tienes que descansar un poco de todo esto. Hablamos mañana, ¿te parece?

—     ¡¿Cómo sea?! —responde Hunter, un poco desanimado, bajando la vista.

Alejandro coloca sus manos dentro de los bolsillos de su pijama de carritos de juguetes y le dice a Hunter:

—     Hablamos mañana. Ahora no tengo la mente para esto.

—     Amigo, hacker y cómplices —susurra lentamente Hunter.

Alejandro voltea velozmente y lo observa con depresión en el rostro, como un perro sin hogar. Sabía que cedería, pero necesitaba pensar con la cabeza fría en lo que estaba por suceder. Eran dos polos opuestos, pero a la vez, grandes amigos.

—     ¡Amigos, hacker y cómplices! —Afirma Alejandro.

... La claridad del sol resplandece en las calles y avenidas, gobernadas por el gobernador Peterson. No recuerdo su nombre en realidad, pero sé que algo así va. —¡Al punto! —me gritan, y digo—: un hombre amable y comprensivo, pero en contra del terrorismo, que prohíbe las guerras y las negociaciones del petróleo para la fabricación de armas que vayan en contra de la humanidad. También decreta una ley en contra de la entrada de personas extrañas a este lugar. Solo piensa en la paz y tranquilidad de muchas personas. Por algo obtiene más del ochenta por ciento de aprobación en las estadísticas del estado completo, siendo considerado el "gran gobernador". Sin embargo, su periodo termina en más de dos años, y el candidato perfecto para su reelección...

La puerta de la casa de Hunter suena inmediatamente cuando Alejandro guarda su celular en el bolsillo derecho y respira un poco. Toca rápidamente el timbre, y abren lo más rápido que pueden.