6. Xavier.
Yorkshire. Bendito Yorkshire.
La Preparatoria Yorkshire era una de las más prestigiosas en todo el perímetro, si no que en todo el estado y una de las mejores a nivel nacional, aquel espacio donde se recibía solo a prestigiosas personas, o bien, aquellos que pudieran pagar tanto para su educación. Áreas amplias, áreas verdes; salones bien equipados, escritorios hechos y barnizados como si la misma naturaleza lo hubiera hecho; libros con el peso de una pluma o bien el de un bloc de cemento; uniformes completamente envidiables, elaborados con finos hilos entrelazados y dados tanto para damas como para caballeros.
Usualmente, muchos estudiantes iban de intercambio a tan prestigiosa institución y de un día para otro, se quedaban establecidos en Inglaterra de forma permanente como en la escuela; cada año era así, con más y mejores estudiantes que salían de esas puertas, aunque claro está, no todo es color de rosa, siempre existían aquellos que se negarían rotundamente a estar obligados a estudiar cuando las oportunidades brillaran en bandejas de plata y el futuro lo tuvieran ya asegurado, historia de siempre.
Ya era la tercera semana de estudio del mes de febrero para todos los de primer ingreso, primer año en aquella preparatorita, una mañana más y ya todos se encontraban en sus salones manteniendo una actitud y personalidad ya establecida desde sus doce años, especialmente aquella chica de cabello cobrizo y ojos azules que sonreía y murmuraba a la chica rubia que tenía a su lado derecho. Siempre murmurando con un libro de frente para crear una ridícula pared entre ellos y el resto de las personas, cosas que solo entre chicas se comunicarían.
Y como siempre en una historia que parecía más bien ser sacada de una novela de ficción juvenil, estaban los dos que no dejaban de verlas con una mezcla de emociones interesantes para ser pubertos de quienes se estaba hablando, pero la chica de ojos azules no estaba interesada en nadie que estuviera bajo la categoría de "pelmazos", más bien lo estaba en el chico que se sentaba solo en el extremo derecho del salón; siempre callado, escuchando música sin importar que le llamaran la atención y es que... bueno, no lo harían porque sus padres hacían fuertes pagas a la institución después de todo.
Por no decir que ya estaba hecho el diploma con su nombre en él.
-Diles que le pase esto –le dijo la chica de ojos azules a la rubia, haciendo señas con sus dedos para que fuera más claro.
Era demasiado pero, todo fuera para ser aceptada.
-Toma, pásaselo a aquel chico.
-¿QUÉ?
-¡Ahora! –Demandó la rubia.
Uno de estos chicos lo iba a hacer, al fin y al cabo, pudieron establecer una extraña conversación con una de las chicas Lo iban a hacer hasta que toda el aula se vio interrumpida cuando alguien entró, una coordinadora.
-Profesora, disculpe la interrupción, ya vino la alumna de intercambio -anunció la coordinadora a la profesora que llevaba más de doce minutos sin dar una sola lectura o examen.
-Oh, claro, que pase - le susurró a su superiora, antes de acomodarse la falda y dirigirse ahora hacia la clase - jóvenes, presten mucha atención y educación ¿verdad, señorita Casi, Lula, señores Estefan y Luca?
Los nombrados eran los cuatro que estaban jugando a demandas susurradas y papelitos doblados, y exactamente uno de los nombres pertenecía a la chica de ojos azules, quien era Casi.
-Odio que vengan extranjeros a la preparatoria –dijo Casi en general, sin temor a decirlo en voz alta.
-¿Qué tal si es alguien guapo? -Dijo su acompañante.
-¿No oíste, verdad? Es mujer, una más entre las catorce que apenas somos con veinte chicos.
-Una más –le dijo Estefan a Luca, con un tono de patán estúpido.
-O una menos, no creo que nuestras "amigables" compañeras permitan que se sienta cómoda –le dijo Luca.
-Cómo sea, con tal de que no se meta con...
-Adelante por favor -anunció la profesora que se alejó del umbral de la puerta, abriendo paso a alguien de baja estatura.
-Con permiso –dijo una voz aterciopelada, con un acento londinense perfecto.
No tardó mucho cuando los murmureos se pronunciaron cual mercado en pleno domingo. Eso era evidente.
-Mierda.
-Esto...
-¡Oh!
...Estaba ahí, sentado, con sus pies danzando sobre la mesa, exactamente al ritmo de la canción que estaba escuchando y transmitiendo en su cabeza, en sus oídos y en su boca. Apoyado en la silla y con los brazos atrás de su cabeza, su cabello alborotado y lustroso cayendo en ondas suaves y coordinadas; relajado, como si nada en cualquier parte de lo que lo rodeaba pareciera interesarse en arruinar su burbuja de quietud.
Pero había algo, algo que hizo en el pasado que aún no lo dejaba en paz, algo que lo hacía quedarse en insomnio o total pensamiento...
La música era lo que más lo relajaba, era eso y uno que otro trago de cerveza o algo que ahogara sus demonios por un momento.
No parecía interesarse en nada que no fuera aquella música suya.
Ahí, sentado, con su oscuro cabello, sus ojos cerrados, sus labios rojos entre abiertos, sus mejillas algo sonrojadas.
La canción estaba llegando a su punto alto, justo a su clímax. La parte perfecta. Un chico sin interés en nada que no fuera cosa para chicos, lo que siempre pudiera interesarle.
Era ese momento, justo ese momento...
-Señor Xavier –le arrancó los audífonos de los oídos – ¿podría usted mover sus pies de la mesa y dar un poco de caballerosidad a su nueva compañera?
-¿Qué? –Y su mira fue tomando camino, identificando un calzado pequeño, unas piernas largas, a vista, suaves y pálidas, una falda arriba de la rodilla de color negro perfectamente planchada, con paletones que llevaban a dos tirantes traseros, una blusa que cubría una figura menuda y curvada: un moño negro como corbata se alzaba del cabello largo y platinado que robó su atención; una cara blanca, unos labios rojos, unos ojos negros, profundos y perfectos.
-Parece que no prestó atención a su nueva compañera -dijo con sarcasmo la profesora -a ver, preséntate una vez más cariño.
Fue cuando sus ojos escandalosamente verdes con los ojos negros de la chica, chocaron por y para el momento. La chica que parecía salida de un libro lo vio, sin sonreír, diciendo:
-Luna, me llama Luna Oconer.
Xavier se paró, siendo dos cabezas y media más alto que ella, haciendo que Casi lo viera con rabia cuando reconoció una clave de interés en el rostro del muchacho mientras Estefan y Luca rieran en la otra parte.
...
Seguro dirán "Esta chica tiene una fascinación por Inglaterra" "Me enreda mucho" "Me aburro de lo mismo" a lo que respondo "Ja, siguen leyendo ¿no es cierto?"
Voten y comenten...
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Seis
Mystery / ThrillerSeis y contando Cinco y contando Cuatro y contando Tres y contando Dos y contando Uno. La venganza se cobra ¿verdad? La venganza se paga ¿verdad? La venganza tiene un color ¿qué tal si no es el que debió de ser? Ella. Ella. Novela de término fuerte...