Capítulo 35

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Rick Grimes;

- ¡A dónde crees que vas! - Corría tras Daryl intentando no resbalarme con el húmedo suelo.

La lluvia caía con fuerza sobre nuestros cuerpos, pero de alguna manera, el tacto del agua fría sobre mi piel me refrescaba plenamente.

El arquero divagaba con rapidez delante de mí. Podía escuchar sus leves risas juguetonas; solo me dejaban ganas de atraparlo y comérmelo a besos, pero sin importar qué tanto corriera, él siempre estaba más lejos.

Para mi mala suerte, la neblina comenzó a dispersarse rápidamente por todo el camino, dejándome prácticamente a ciegas en ese helado bosque por el cuál Daryl seguía corriendo y jugueteando, esperando a que lo atrapase en algún momento.

De pronto la lluvia y los árboles ya no estaban. Cuando la niebla desapareció, el campamento cercano a Atlanta se encontraba a tan solo unos pasos de mí. No entendía cómo había llegado a ese lugar.

Frunciendo el ceño me acerqué y miré cada pequeño detalle de ese campamento detenidamente. Estaba ahí, realmente estaba ahí.

- ¿Daryl? - Llamé, esperando a que estuviera merodeando por aquí, donde además, no se ve ningún rastro de sobrevivientes.

- ¿Qué mierdas quieres? - Pegué un salto al escuchar su voz detrás de mí. Volteé y sonreí.

- ¿Qué hacemos aquí, y tú cómo llegaste ahí atrás? - Pregunté en un tono amigable pero confundido.

Lo observé y de inmediato noté que estaba totalmente diferente. Su cabello era claro y corto de nuevo. No llevaba su chaleco de ángel, y su mirada hacia mí... Era de completo desprecio.

- No, no, no. Yo hago las preguntas aquí. ¿Tú quién eres y qué haces en mi maldito campamento, policía amistoso? - Diciendo esta última frase empleando énfasis, me empujó con su dedo índice, el cuál parecía estar apuntando a dónde solía estar mi placa de sheriff.

Totalmente confundido y un poco herido por su comportamiento cortante, miré hacia abajo un momento. Ahí fue cuando mi mente colapsó; Cuando vi que llevaba puesto mi antiguo uniforme de sheriff.

- ¿Cuánto bebimos, mi amor? - Reí levemente luego de bromear y me acerqué a él.

Rodeé su cuello con ambas manos y lo miré directamente a los ojos.

- ¿M-mi.. Amor? - Susurró confundido.

Sus ojos azules iban de un lado a otro, como si no pudiera creer lo que estaba pasando, pero de igual manera le encantaba tanto como a mí. Además de su pesada respiración, la dilatación en sus pupilas me lo decían todo.

Mis ganas de besarlo no tardaron en aparecer en cuanto vi sus finos labios entreabiertos. Cerré los ojos y estando a tan solo centímetros de su boca, sentí un fuerte impacto en el pecho. Daryl me había hecho caer al suelo con un empujón... Sí que dolió, y no físicamente para ser precisos.

- ¡Puto loco! - Gritó antes de escupirme e irse a paso rápido para, una vez más, desaparecer entre los árboles.

Daryl jamás me trataría de esa manera, ¿cierto? Él jamás me hablaría así, ni me agrediría de ninguna forma. Es como si yo fuera un completo extraño para él.

No dejaría que se fuera de esa manera, entonces lo seguí. Corrí rápidamente hacia la dirección en la que él corrió, dejando el antiguo campamento atrás.

- ¡Daryl! - Lo llamé mientras esquivaba una gran cantidad de árboles.

Todo era confuso. Ya ni siquiera sabía a dónde se había metido - ¡No entiendo nada! - Paré.

Te necesito | RickylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora