4: Jacintos

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Estaba nervioso. El profesor Gunther estaba emparejando a mis compañeros de salón y yo no podía hacer nada mas que estar nervioso.

¿Ya mencioné que soy tímido? ¿Sí? Pues lo repetiré hasta que te canses.

Soy-muy-tímido.

Simplemente esperaba el momento en el que el profesor dijera mi nombre junto con el de algunos de mi compañeros para dejar de mover mi pie constantemente y dejar de morder el borrador del lápiz.

Tom y... El joven Antonio...— todos lanzaron un bufido mirando mal al pobre Antonio.

“Y él que hizo?”-me pregunté mientras veía que Antonio se sentaba a mi lado.

—Vaya...no creí que me pusieran con el mejor de la clase mencionó riéndose mientras abría su libreta.

¿A qué te refieres?— pregunté imitando su acción.

¿Acaso no sabes? Eres el mejor de la clase y cada vez que hay un trabajo grupal todos se matan por estar contigo, admito que estoy en ese grupo.— lo miré con asombro ya que desconocía totalmente de esa información.

No dije nada más y me dispuse a trabajar junto a él mientras le hacía unas correcciones y el me daba sugerencias.

La clase acabó rápidamente y mi corazón se disparó ya que era salida.

Me paré rápidamente y me excuse diciendo que tenia que cuidar al gato–el que no tengo– y salí disparado del salón.
Caminaba rápidamente para llegar a mi edificio ya que quería ver que otra flor había. Tal vez lo diga tarde pero soy un amante de las flores y la verdad que me estén regalando flores preciosas me va de maravilla.

Llegué a mi edificio y entre al lobby viendo al gato de la señora Poms merodear en el área y jugar con un florero de plástico.

Agarré al gato, es cual era peludito y muy manejable y entre al ascensor que estaba abierto. Esperé algo impaciente mientras hablaba con el gato de lo nervioso que estaba y este simplemente se me quedaba mirando. Al final si quede con un gato...

El ascensor se detuvo, las puertas se abrieron y salí doblando esta vez a la izquierda, no antes sin mirar atrás comprobando que habían florecillas amarillas frente a mi puerta.

Toqué la puerta de la señora Poms, ella abrió la puerta y cuando vio a su gato su mirada se iluminó.

¡Señor Chukles! ¡Gato sarnoso y travieso!— exclamó tomando al gato abrazándolo — Mil gracias, Tom, cuando no lo vi pensé en llamar a los bomberosme reí y negué.

—Usted tranquila, señora Poms, sabe que siempre la ayudare en lo que sea.

Gracias mi niño, cuando quieras te pasas que hice unas tartaletas y quiero que las pruebes. Y ya deja de llamarle señora que no estoy vieja, acuerdate, Liliath esta bien.—Me sonrió y no tuve más opción que aceptar riendo.

Me despedí y caminé rápidamente a mi puerta. Frente a esta había como una agrupación de florecillas chiquitas que salían de un mismo tallo. Lo agarré sonriendo ya que eran muy preciosas y despegue la nota que tenía plasmado mi nombre esta vez en un rojo muy marcado.

"Para Tom L."

Sonreí y abrí el sobre sacando la nota.


"Mi envidia es este Jacinto, hacia esas personas que te hablan sin problemas.
Oh... mi dulce y hermoso Tom... Como desearía yo poder hablarte sin dilemas..."

Con cariño
Un anónimo enamorado

Me quedé un poco extrañado al leerla nota.

"¿Envidia a esas personas que me hablan? ¿Se refería a Antonio? Un momento..." -me quedé pensando un poco y a los segundos abrí mis ojos con una sonrisa en mi cara.-"Osea... Que ese anónimo esta en mi clase..."

Tenía una pista, pista que atesoraría.

“Muy pronto te descubriré mi anónimo..."-pensé entrando a mi departamento dejando el jacinto en su respectivo florero.

Esto era emocionante.

Jacinto Amarillo: Envidia

Tom.

Tom

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