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Dulce introduccion al Caos

Recuerdo la primera vez que escuche esa palabra -Caos- pensé que ese sería mi saludo de presentación, porque no soy más que eso, un caos.
Donde al principio todo será bonito, será dulce, pero luego vendrán los problemas. Soy demasiado exigente, lo sé, siempre espero que la gente haga por mi aquello que yo estaría dispuesta a hacer por ellos, y se que eso es un error porque luego soy yo quien colecciona decepciones.
Pero soy así.
Soy un dolor de cabeza, cuando más te quiera más responsabilidad va a caer sobre ti, y si, se que también es un error, pero tal vez si espero más de ti...
Sea porque te quiero más que al resto.
Tal vez sea una putada que una persona como yo te quiera, porque sabes que puede romperse en cualquier paso en falso que des, sabes que si le mientes una vez...va a dudar de todas tus verdades, que si le decepcionas una vez, te va a perdonar, pero ya nunca será como antes. No soy ni peor ni mejor que tu, soy diferente, tu eres más de querer a todo el mundo, de olvidar tus problemas y tienes el poder de no guardar rencor a nadie, y como te envidio, yo soy de los míos, que son pocos, pero daría mi vida por ellos sin dudarlo, soy de estar con mi gente sin hacer nada más que beber cerveza hasta reventar y tu cuanto más gente hay mejor te lo pasas.
Soy rara, tal vez, me gustar estar sola, pero odio sentirme sola, me gusta estar escuchando música sin hacer nada, simplemente dejándome llevar por cualquier acorde menor.
Me gusta poder hablar de todo con alguien, sin importar si se nos hace tarde, sin importar si empieza a llover o si tenemos frío.
Me gusta el frio, pero solo si tengo alguien a quien abrazar.
Odio el calor, pero adoro las noches de verano.
Me gusta estar triste, es el momento en el que me doy cuenta de quién me importa de verdad, me gusta perderme para ver quien está dispuesto a encontrarme.
Me enfado con demasiada facilidad, pero se me pasa enseguida, Eso si...Si me decepcionas tenemos un problema, si después de hacerme daño en lugar de discutir me quedo callada; la has cagado mucho.
Pero mucho.
Mientras te escupa reproches en la cara, no te preocupes, hay solución.
Pero si me callo y ni si quiera me esfuerzo en decirte que me has jodido, créeme que has metido la pata.
No me gusta mostrar mis sentimientos, no me gustar contar mi vida por ahí y odio que la cuenten.
Soy una persona cerrada aunque no lo parezca, me gusta mucho más escuchar que hablar, dar consejos a que me los den y ayudar a algún amigo antes de pedirle ayuda.
Cuando estoy mal necesito que estés ahí, pero no te lo diré, debes ser tú quien se de cuenta de ello.
Si tengo un mal día vas a terminar pagándolo tú, porque te voy a necesitar al lado y no te vas a dar cuenta y me pondré peor, y ya estamos mal todo el día.
Y si, es mi culpa por no pedir ayuda, pero soy así de imbécil y no voy a cambiar ahora.
Yo no te voy a prometer felicidad, porque no sé si soy capaz de dármela no me sale , pero siempre estaré cuando estés triste, no te prometo un para siempre porque la vida me ha enseñado que todo lo q viene de va y que no existen, pero aprovecharé el tiempo que me regales a tu lado.
No te prometo ver el lado bueno de las cosas, porque no sé cómo se hace, puedes ser perfecto conmigo que si cometes el mínimo error me va a doler, aunque luego corra a perdonarte.
Soy un jodido caos, y tal vez todo lo anterior es mentira porque ni si quiera yo me entiendo, ni si quiera yo se lo que quiero en cada momento, pero te quiero. Muchísimo más que cualquier persona normal, muchísimo más de lo que me gustaría, porque si una ventaja tengo es que una de las consecuencias de ser demasiado exigente es que exijo todo lo que estoy dispuesta a dar.
Y estoy dispuesta a dártelo todo siempre que estés dispuesto a compartir un pedazo de tu vida con este saco de defectos.