10: ¿Y mis bragas?

1.9K 157 26
                                    

Un beso, un beso podría hacerme perder el control.

Había algo que no me hacia responsable de mi cuando el me besaba.

Will estaba pidiendo nuestra comida, mientras yo esperaba en una mesa afuera.

-Buen chico el que te agarraste, cuando estaba en mis tiempos yo iba de chico en chico. Estás nalgas no dejaban de trabajar.

Me sobresalte al ver a una anciana palmeandose el trasero.

Le sonreí nerviosa.

-Es lindo, pero no es mi novio.

-Tiene un buen trasero, mi consejo es que lo conserves por un tiempo.- Me guiñó el ojo y se fue.

-Eh...GRACIAS, creo.

Mientras esperaba nuestra comida, Will no dejaba de mirar hacia aquí. Lo saludé con mi mano y el me devolvió el gesto.

Bueno, creo que un chico mas allá también lo hizo, porque se acercaba peligrosamente.

-Hola bella.

-Em...

-¿No acabas de saludarme?

-Estaba saludando a alguien más, lo siento.

-Esta bien, ¿me pasas tu número?

-No soy de por aquí.

-Yo tampoco, pero es un número que va! No cambia la vida de nadie.

-No le doy mi número a extraños.

-Si no te caigo, me bloqueas.

-No y ya vete, que viene mi chico.

El chico se dió vuelta y al ver a Will su sonrisa se borró.

-Hey, hermano ¿es tu chica? Lo lamento, no quería molestar.

-Si, mejor ya vete.

-Adiós bombón.- Dijo guiñandome el ojo.

Comencé al reír al tiempo que tomaba una papa.

-¿La gente de por aquí esta muy loca o solo los locos me hablan a mi?

Se encogió de hombros.

-Supongo que los locos se atraen, por algo estamos aquí juntos ¿no?

Y ese estúpido tono rosado volvió a mis mejillas.

-No puedo creer que nunca haya sabido de este lugar, es tan bello.

-Pues, nos costó un largo tiempo a mi hermano y a mi encontrarlo. Hacia mucho no venía.

-¿Por qué dejaron de venir?- Dije arrimandome sobre la mesa, para estar más cerca.

-Desde que Jake murió, supongo que me recordaba mucho a él y no podía afrontarlo.

Mi sonrisa se borró.

-Yo... No sabía.- Suspire.- Lo siento mucho, se lo horrible que es.

-Supongo que es un duelo que no se supera nunca. ¿Llegas a ver ese árbol?

-¿El alto? ¿Que tiene ramas enormes?

El asintió.

-Solíamos subir allí y decir que eramos los reyes del mundo.

Sus ojos brillaron.

-¿Vamos?- Dije sonriendo y con ambas cejas levantadas.

-No lo se, hace mucho no escalo.

¡No soy un objeto! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora