Part Four

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Samantha secó sus lágrimas e intentó levantarse, pues aún no se habían ido los efectos de las medicinas. Theresa la ayudó y la llevó consigo hasta el hospital para darle la noticia a su familia. Sus padres no creyeron que la chica se recuperara en tan poco tiempo, hasta llegaron al grado de pensar que era otra de las broma que le gastaban sus sobrinos. Ellos quedaron en buscarla el fin de semana. Luego de todo esto, comenzó el proceso de retiro de la paciente. Fue un proceso bastante fuerte, tanto para Theresa como para ella. Eran tan querida en ese lugar que un grupo de enfermeras organizó una fiesta de despedida para ambas, durante la última noche que pasaron en el hospital. A Theresa le entregaron un uniforme especial para ella, que le recordara el trabajo que realizó durante todo ese tiempo y del cual siempre estarán agradecidos sus compañeros del lugar.

Al día siguiente, después de haber firmado todos los documentos por parte de sus padres y médicos, Samantha estuvo lista para salir reincorporarse a la sociedad, luego de dos años internada en el famoso St. Louise. Sus padres pasaron a buscarla en la tarde, justo cuando terminaba de despedirse de su tutora. Fue un momento bastante conmovedor; no sólo por verlas experimentar toda clase de emociones al verse por última vez, sino también por la carta que Theresa había escrito para la chica el día anterior.

“Te agradezco que no la leas hasta que llegues a casa", fue lo último que le dijo antes de que Samantha subiera al auto que la llevaría devuelta a casa. Cuando la chica llegó a casa, subió a su habitación e intentó reconocerla. Quizás se habría equivocado de habitación, pero luego lo pensó mejor. Tenía los mismos peluches en su lugar, hasta el mismo color que las paredes tenían años atrás. Prefirió no prestarle tanta atención a aquellos detalles y se propuso leer la carta: Theresa había puesto todo su corazón en ella, pues la extrañará mucho. Hablaba acerca de lo que experimentó desde su llegada al hospital, todas esas cosas que experimentaron juntas durante esos dos años. Dos años completamente únicos para Samantha.

La carta de su tutora la hizo reflexionar y darse cuenta de que ella era otra persona. Ya no era la chica de 14 años que vivía en la calle Smith, ni la misma chica que solía practicar ballet. Pasó de ser independiente a depender de doctores y medicinas, así que no era tan fácil alejarse de ellos. Ni siquiera podía reconocer su propia habitación. Samantha Jones se sentía completamente extraña en ese lugar, sentía que no pertenecía a su propio hogar.

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