XXXVII

9.6K 1K 303
                                        

Primero que nada, dejo la maleta en el suelo con cuidado tras cerrarla y luego levanto mis manos. Theseus Scamander tarda en darse cuenta de lo que está pasando, pero cuando lo hace no tarda en acercarse a sus compañeros que amenazan con atraparme como si yo fuera una criminal.

Noa parece estar bastante confundida con todo lo que acaba de pasar pero Newt da pequeños y lentos pasos hacia mi mientras la jala suavemente consigo.

Entonces de su boca sale algo que me confunde de sobremanera:

—¡Corre, Muggle, corre!

Lo había dicho con tal expresión y tono que podría convencer a cualquiera. No conocía las consecuencias de aquello que él trataba de hacer; probablemente se echaría la culpa de toda la situación si salía corriendo y lo dejaba con Noa ahí. Y aunque planeo correr de verdad mis piernas no se movieron mientras él me miraba casi aterrado.

Lo cierto es que yo estaba lo suficiente asustada como para morirme en ese mismo instante. Para mi buena suerte, que casi nunca aparecía, no me morí, solo comencé a ver todo borroso y en cámara lenta hasta que sentí el costado de mi cabeza golpearse contra algo y un silbido aparecer un mis oídos con fuerza.

***

Abro los ojos de golpe y soltando un grito de terror mientras me incorporo en la cama donde me encontraba. Estaba bañada en sudor, eso fue lo primero que pude percibir. Lo segundo fue una pared con un bonito tapiz de color verde frente a mi.

Mi mente reaccionó rápido. No podía ser el cielo, tampoco el infierno, tampoco parecía una cárcel; por lo que mi conclusión fue que yo, irremediablemente, seguía viva y me encontraba en una casa.

Volteo rápidamente al oír el tintineo de una taza de té a mi costado. Una mujer joven, de cabello corto y negro tiene una taza de té en su mano y me mira sorprendida. Pareciera que mi grito había provocado que soltara la cuchara con la que movía su bebida.

Tras un segundo de mirarnos fijamente a los ojos, decido que, bueno, no podía quedarme ahí nada más, así que hablé:

—Soy Ginebra

Ella ladea la cabeza y luego se ríe suavemente asintiendo.

—Ya lo sé. Theseus y Newt me lo dijeron —me sonríe y toma la otra taza de té de la mesita, sirve un poco en ella y vuelve a mirarme—¿Cuánto de azúcar?

Trago saliva. En realidad no me gustaba el té y prefería el café, pero bueno, ahora me daba cuenta de que me había desmayado y de que aquel grito al despertar había agotado toda mi saliva disponible; muy exquisita no podía ponerme.

—Está bien con uno —contesto por lo bajo comenzando a mirar el resto de la habitación.

Termina de preparar mi taza de té y me la da, le agradezco con un gesto de cabeza. Tras darle un sorbo decido que debo preguntar, necesitaba preguntar, es que no todos los días me adueñaba de un basilisco en el Ministerio de magia de Inglaterra y un montón de policías mágicos parecían querer atacarme; mucho menos es normal eso de que me desmayara en la movida y una chica de ojos grandes me mirara mientras bebía de su té de la forma más inglesa posible u luego decía que sabía mi nombre por Newton y su hermano. No soy muy fan de los secuestros y hay mil formas de hacerlos.

—¿Necesitas preguntar algo?—me pregunta.

La miro con ojos grandes y asiento tras beberlo todo el resto del agua con hierbas de un trago.

—¿Estoy en una estación de policía mágica o...

Siento un pequeño movimiento cerca de mi clavícula y noto a Picket sostenerse de la pijama que, por cierto, no era mía pero traía puesta. Sonrío ampliamente.

—Dudo que si esto fuera una cárcel mágica te dejaran traer a ese pequeño amigo contigo o te dieran té —se ríe cubriendo su boca de forma alegre y se levanta de la silla sonde estaba para caminar hasta la puerta de color caoba—Voy a decirles a los chicos que despertaste, puedes darte un baño si quieres —señala la otra puerta del otro lado de la habitación antes de salir.

Miro a Picket una vez más y lo tomo en mi dedo con cuidado.

— ¿También quieres té?

Run,Muggle,Run!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora