8vo. Día de Navidad

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ChanYeol despertó con uno de sus peluches Rilakkuma sobre su cabeza y otro justo frente a su rostro, así como los demás yacían desperdigados sobre toda su cama.

Lidió con la fatiga de un lunes por la mañana, sintiendo su cuerpo pesado y con ganas de quedarse haciendo el vago todo el día, pero sabía que no podía porque vamos, ChanYeol es un adulto responsable que debe cumplir con una jornada laboral si quiere sobrevivir de manera decente por otro mes y no tener al señor Lee golpeando su puerta como degenerado a las seis de la mañana porque ya es fin de mes, Park, debes pagar la renta.

No obstante, logró ducharse lo más rápido que pudo y alistarse en menos de veinte minutos, saliendo de su piso sin tomar nada para desayunar para no perder más tiempo. Ese lunes, había despertado hora y media antes de lo habitual y así lograr llegar temprano a la agencia, claro, luego que hiciera la parada especial que lo había hecho despertar tan temprano.

Tomó el autobús hacia Gangnam, hasta llegar a Cheongdam-dong dónde se bajó tres paradas antes de lo que solía hacerlo. A pesar de ser tan temprano, los transeúntes iban de un lado para otro, de manera apresurada en busca de llegar a tiempo a su trabajo, comprar un café o ser los primeros en llegar a los almacenes que aún no abrían sus puertas a los compradores.

Sí, era un día común y corriente al sur de Seúl en un día de diciembre. Logró divisar el local al que se dirigía, sonriendo con anticipación.

La campanilla de la puerta fue quien anunció su llegada, escuchando un "buenos días" de una voz femenina al fondo del lugar, por detrás de la puerta que estaba al otro lado del mostrador. Se acercó hasta la vitrina de vidrio, distrayéndose un rato con los muchos listones y ornamentos que estaba en exposición, además de las tarjetas con diversos motivos y diseños que reconocía a la perfección.

—¡Un momento! —escuchó gritar a la mujer un segundo antes que se hiciera presente un ruido estruendoso.

—¿Está todo bien? —se atrevió a preguntar, frunciendo el entrecejo y tratando de observar al otro lado de la puerta sin atreverse a cruzar el aparador.

—¡Perfecto! —gritó, sin embargo, eso no tranquilizó al gigante. —Todo perfecto. —dijo entre jadeos cuando finalmente llegó hasta dónde el alto se encontraba. —¡Buenos días, Yeollie! —sonrió ampliamente al verlo.

—Buenos días, noona. —contestó de igual manera al asegurarse que la mujer de cabello corto y negro no tenía ningún rasguño.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó apoyando sus codos sobre el mostrador y deteniendo su rostro con una mano e inclinándolo con curiosidad.

—Eso debería preguntarlo yo. —atajó, haciendo que la mujer frente a él formara un adorable puchero con sus labios. —¿Qué haces aquí, YooRa?

—¡Ayudo a mamá porque su hijo es un mal agradecido que no viene a verla!

—¡Calumnia! —exclamó. —¡Vengo todas las semanas, a diferencia de alguien que viene solo cuando la despiden!

—Retráctate, Park. —gruñó. —¡No me han despedido, estoy de vacaciones!

—¿Vacaciones forzadas? —sonrió de lado, viendo con atención como el rostro de su hermana mayor se teñía de rojo intenso.

—No. Vacaciones voluntarias. —refunfuñó. —Como sea. ¿A qué vienes, Park? —volvió a preguntar, cambiando de tema radicalmente. ChanYeol sonrió, sacando su billetera del bolsillo trasero de sus vaqueros y de ésta, un pequeño papel color rosa doblado.

—Vengo por esto, hermanita. —contestó entregándole el papel a la pelinegra, quien lo extendió rápidamente observando lo que tenía escrito.

My True Love Gave to Me [ChanBaek / BaekYeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora