44. ¿Novia?

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Cuando me separo de él me quedo contemplándolo

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Cuando me separo de él me quedo contemplándolo. No entiendo cómo fue que se volvió tan especial para mí en tan poco tiempo.

Nadie, ni siquiera James pudo ganarse mi cariño así de rápido, y la verdad eso me asusta. No puedo creer que un chico que era ajeno a mí hace un año, ahora ya es una parte esencial en mi vida.

No quiero salir herida, no de nuevo.

Suelto un suspiro.

—¿Qué tienes? —me pregunta, mientras me escudriña con la mirada y me limito a encogerme de hombros.

— Nada —Sonrío, tratando de ocultar mi temor.

Por mucho que me importe no pienso decirlo en voz alta. Aún no estoy lista.

—No sé que es lo que pasa por tu mente —Me mira fijamente a los ojos—, pero sea lo que sea, quiero que sepas que no dejaré que nada te pase. Lo prometo.

—Gracias, Josh —murmuro, intranquila—. Ahora si me disculpas iré al sanitario.

Me doy media vuelta y camino lentamente hasta la puerta color marrón. La abro, entro y me dejo caer en el váter.

Lo que me ha dicho me ha aterrado, y a pesar de que tuve el impulso de correr hacia sus brazos. Su frase me ha dejado fuera del juego.

Y no porque me aterre pensar ser su futuro, no. Mas bien porque al escucharlo, miles de emociones me embriagaron, y sé que si sigue siendo así, muy pronto estas sensaciones se convertirán en sentimientos, y no podré manejarlos.

Me miro en el espejo y contemplo mi reflejo.

Mis ojos brillan más de lo normal.

Y mi cabello permanece quieto, como si alguien lo hubiese domado.

Tengo que cortarlo. No soporto tener el cabello tan largo.

Abro la llave del lavabo y me lavo la cara con agua fría. Tal vez así logre calmarme un poco.

La puerta del baño se abre.

—¿No te enseñaron a tocar? —pregunto, con voz firme.

Él sonríe y niega con la cabeza.

—No estabas haciendo nada. Hasta allá afuera se escuchó tu suspiro —agrega—. Y no creo que suspires mientras haciendo pipí, y mucho menos si es por mí.

—¿Y quién te dijo que ese suspiro era por ti?

—Nadie me lo dijo, sólo lo sé —Me guiña un ojo, y algo dentro de mí se mueve.

Tengo que hacer un esfuerzo por no sonreír ante su gesto.

—¿Qué querías? —le pregunto más relajada.

—Sólo venía a ver si querías acompañarme a casa de mis padres.

Lo miro sorprendida. Me ha dejado atónita.

Cuando era tuya©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora