"Katsuki Yuuri ha vivido sus últimos 23 años ignorante del mundo a su alrededor. Como todo 'Saru' ha vivido ciego, sordo y mudo. No es hasta la llegada de su ídolo, Viktor Nikiforov, que su naturaleza dormida despierta para traerle una mágica histor...
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(Notas con números secundados por un * están al final)
Viktor Nikiforov es un hombre de 1,80 cm y 71 kilográmos, de cabello platinado e hipnóticos ojos acuamarina, de músculos definidos gracias a su profesión, sonrisa encantadora e infartante. Penta campeón del Grand Prix representando a Rusia. Tiene 27 años y no posee aún descendencia de su linaje. No es de extrañar, ser del escuálido 1% de la población complica las cosas a la hora de aparearse. No ha conocido a esa persona por la que su instinto grite así que supone y hasta se resigna que su linaje morirá con él. Nadie puede decir, por lo menos, que no intentó preservar la especie, porque vaya que sí lo hizo, hasta el punto de rebajarse a comprar vientres.
Esa época la describe como una oscura, angustiante y estresante, sobretodo estresante; bordeaba los 20 años, una edad inclusive atrasada para buscar pareja para cruce(1*), y sus aledaños comenzaron a hablar al no verle familia hecha, no le importaron los comentarios a su alrededor y los intentos por concretarle matrimonio fueron desechados, él no era de relaciones fijas, en realidad, era todo un Casanovas. Ahí donde pasaba dejaba una estela de suspiros, al ser una semilla pesada nunca le faltó alguien que calentara su cama y en sus años de juventud aprovechó al máximo sus cualidades para yacer con quien se le viniera en gana, tenía las manos a rebosar y mucho donde elegir. Fueron buenos años.
Cuando ganó su primera medalla es que el cuchilleo respecto a crías incrementó exponencialmente, quizás se debió a que se filtrara su verdadera apariencia espiritual -descuido suyo, lo admitía- o al simple hecho de que la gente ya presagiaba el genio del patinaje que ya era y sería más a futuro y encontraban era un desperdicio que una semilla como la suya se perdiera.
Fue a los 23 años que, luego de intentos sin resultado con sus amantes, recurrió a comprar un vientre. Nada sucedió y eso que permaneció con esa hembra durante los 5 días de su celo y otros 5 más ¡Diez días! Y nada, sólo unos muchos ceros de menos en su cuenta del Banco. A los 24 volvió a intentarlo con el mismo resultado de la vez anterior. Ya luego de eso desistió de buscar a fuerza preservar su linaje y se dedicó a vivir haciendo oídos sordos a los comentarios amarillistas que versarán sobre la extinción de su linaje, una lástima, perder tan gran especie, más aún, porque él era, literalmente, el último. No existía en el planeta otro como él y debido a ser de entre las semillas pesadas, un peso pesado(2*) su índice de cruce era casi nulo así se apareara con una semilla ligera, y ésta siquiera podría darle satisfactoriamente una cría de su pesaje.
Así pues, en la actualidad y con sus 27 años sobre los hombros vivía por y para el patinaje. Pero inclusive dentro de su misma industria comenzaba a extinguirse... la vida útil de un patinador es corta y él hacía todo para continuar dentro del círculo, trayendo cada año programas que sorprendieran al público; él se encargaba de innovar creando nuevas piezas, era su propio coreógrafo, su propio compositor e inclusive su propio coach. Pero mejor no mencionarle a Yakov esto último o se enfadaría puesto él era su coach, entre los dos se encargaban de seguir manteniendo a Viktor en la cima, los consejos del mayor siempre eran sabios y centrados, esto le ayudaba a Viktor a mantenerse concentrado.