Run,Muggle,Run!

XXII

Newton Scamander:

Había recorrido un buen tramo de la escuela en búsqueda de Ginebra. Dumbledore dijo que si veía a una chica linda ,"como deberia ser tu novia",me avisaría. No había entendido esa broma del todo. Pero estaba bien mientras me ayudara a buscarla.

Aunque la escuela era un sitio enorme, me atrevía a decir que no había rastro de ella. Había muchos lugares donde mirar, pero no era una buena idea irse a meter a los dormitorios de las chicas ni a las salas comunes cuando no deberiamos estar aqui.

Un profesor, que al parecer era nuevo y malhumorado, apareció en el pasillo donde yo estaba al momento. Una de las tantas puertas que tiene Hogwarts estaba a mi lado y sin pensarlo demasiado, para evitar cualquier problema o interacción social innecesaria, entré con cautela.

La puerta daba a otro pasillo que parecía desierto. No era una gran idea ponerme a explorar la escuela de donde fui expulsado cuando alguien, a quien puedo considerar mi responsabilidad, anda por ahí sola por mi culpa.

¿Qué  debía hacer para encontrarla?. ¿Y si la mataron?. No, no, esto no era como cuando una de mis criaturas se escapa, ella podía ser incluso más escurridiza que cualquier bestia mágica. No era con ganas de ofenderla, pero el día que nos conocimos por primera vez me tomó del cuello del abrigo.

No me había sentido tan amenazado antes de eso en mi vida entera. No había forma de negar que Ginebra era un caso muy peculiar.

Podría estar por ahí tomando la ropa de otra gente para pedir ayuda. Aunque ese sería un problema menor en dado caso de que...

—...En caso de que haya encontrado a Noa —murmuro y me altero de solo pensar que puede que ahora Ginebra pueda estar con un basilisco en algún salón de Hogwarts.

Mi maleta se agitó suavemente en mi mano derecha, volteo para revisarla y de inmediato pareciera que tengo la respuesta a mis dudas. El niffler.

Me hinco, dejando la maleta en el suelo con cuidado y luego pego mi oreja a ella.

—Oye...—trago saliva buscando que decir—Eres tú quien quiere salir, ¿No es cierto?—escucho un pequeño chillido que reconocí a la perfección y sonrío de inmediato —Puedes hacerlo, pero debes ayudarme —espero su aprobación—

Cuando un pequeño sonido de afirmación llega a mi oído, no lo dudo demasiado y abro la maleta, de forma fugaz le tomo antes de que escape y lo miro cara a cara mientras me siento sobre la maleta con cuidado.

—¿Recuerdas a la chica que conociste hace poco?. Dijo que perdió un arete hace poco, sé que tú lo tienes...

Se queda quieto y niega rápido, me rio un poco y extiendo mi otra mano hacia el.

—No voy a regañarte. Solo quiero que encuentres el otro arete idéntico a ese,¿Entendiste?

Confiaba plenamente en que el otro pendiente estaría en el bolsillo de su abrigo, y si había una criatura en este mundo que podía encontrarlo, era la que se movía con cierta desesperación en mi mano, lo sacudo suavemente.

El arete que quería, el par extraviado, cayó en mi palma y sonreí.

—Busca el otro y voy a devolverlo,¿Entiendes? —parece frustrado pero dispuesto a hacerlo—

Le suelto con cuidado y no tarda ni un poco en comenzar su búsqueda. Y,bueno, yo iba tras él, abriendo puertas, cerrándolas y corriendo mientras veo como mi buen pequeño amigo y yo hacemos un alboroto por buscar a Ginebra.