La vida

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La primera presentación fue un éxito, al salir de escenario entre aplausos y muchas felicitaciones de amigos, personas conocidas como desconocidas. En ese momento sentí la satisfacción del esfuerzo que realice.

La segunda presentación y la tercera llevada a cabo el día domingo, estuvieron completamente llenas, conocí a muchas personas las cuales me dejaron su tarjeta de presentación para tener un contacto futuro, otras únicamente me pedían alguna foto.

Al finalizar la tercera presentación el Decano agradeció el aporte que estaba dejando a la sociedad y del buen desempeño que había tenido en las gestiones de desarrollo realizado en Guatemala. Procedió a darme un reconocimiento su forma era de una placa de madera donde resaltaba el agradecimiento a mí participación llevada a cabo, inmediatamente reconocí el gesto el cual no me lo esperaba lo tome en mis manos, sabía que no había sido nada fácil y no hubiera estado allí si no hubiera sido por el apoyo de mis amigos María Florencia y Nico, así que los invite a pasar. Pude observar la cara de asombrados y con pasos de nerviosismo se acercaron hacia donde me encontraba y juntos levantamos el premio, mientras el publico nos ovacionaba.

Esto lo considero uno de los momentos que jamás olvidare en mi vida, después de haber tropezado al no haber analizado bien las cosas, afirmaba que estaba a un peldaño de que todo mi esfuerzo por el que he venido trabajando se desplomara. Tener amistades que están junto a ti en los momentos buenos como malos y que sabes que puedes contar con ellos. El presentar tu proyecto en otro país ante una multitud de personas que están dispuestas a realizar un cambio y no quedarse en el mismo lugar, ese deseo de salir adelante me motiva a seguir trabajando cada día.

Tuve el honor de poder conocer a Mauricio Macri, actual presidente de Argentina, cruzamos algunas palabras mientras degustábamos de un buen trago irlandés, quede en reunirme en un futuro en su despacho para ver algunos temas económicos.

He descubierto que la vida está llena de emociones y sentidos que debemos de disfrutarlos, explorar nuevos lugares, conocer personas, realizar lo que más te sienta placer y que te apasione. Estamos en este mundo por una simple razón: disfrutar al máximo cada instante de nuestra vida.

En mi adolescencia tenía que elegir entre dos caminos, el primero de ellos juntarme con personas que no tenían ninguna visión ni sentido, les encantaba los malos placeres (licor, prostitución, drogas y asaltos). Un camino fácil de elegir que está a disposición de cualquiera y en todo momento, si hubiera elegido este camino implicaba dejar de estudiar, conseguir un empleo mal pagado, tomar acciones sin pensar con la cabeza y arrepentirme en cada momento.

El segundo camino era trabajar arduamente por mis sueños, esto implicaba compromiso, desvelos, caídas y mucha ilusión por alcanzar el éxito. Evitar salir de parrandas con tal de estudiar, no cenar para ahorrar un poco de dinero y pensaba que despreciar tu tiempo en actividades o con personas que no tienen un sentido. Una de las situaciones mas difíciles a enfrentar fue ahorrar un poco de dinero para mi transporte y pagar la universidad, evitando algunas salidas. No fue fácil haber llegado hasta acá, las penas que pase alquilando un cuarto en una zona peligrosa de la ciudad, estando catalogada como punto rojo, desvelarme en las noches para estudiar y formarme como persona, trabajar en un restaurante de comida rápida de lunes a sábado con un salario que me alcanzaba para sobrevivir, esa fue mi vida y realmente disfrute cada momento, y lo que me mantenía en la lucha eran mis sueños.

Han pasado ocho años y hoy puedo decir que todo el esfuerzo alcanzado ha valido la pena, tengo nuevos sueños que he adquirido en el trascurso del camino, y voy por ellos.

Ya en la habitación del hotel trato de relajarme son las diez de la noche y ubico una buena emisora radial pero es inútil, no encontré nada a favor de mis gustos, agarre mi chaqueta y salí en busca de encontrar un buen bar con música en vivo, camine por las calles de buenos aires mientras admiraba cada uno de sus rincones, al observar un lugar clásico con muchas velas, sin lugar a duda eso me llamo la atención no me recuerdo el nombre pero procedí a entrar al lugar, el recibimiento fue muy exclusivo y en mi pensamiento agradecí haber llevado unos mil pesos.

Le pedí al mesero que me diera uno de los mejores lugares llevándome precisamente a un punto donde todo se podía observar, la noche, las personas caminando por las calles y una vista fantástica a toda la ciudad.

Me dispongo a ordenar una buena copa de vino argentino mientras escuchaba las melodías del piano tan triste como las amarguras que en algún momento tuve por un amor.

La tristeza recorrió mi sentir de inmediato y sin ninguna razón alguna. Me levante dirigiéndome a otro espacio del bar... exactamente a un balcón, observó que se encuentra una dama con un vestido negro ajustado a su cuerpo, se miraba elegante sin pensarlo dos veces, no sabía si entrar, pueda que este acompañada o aun peor que interrumpa sus pensamientos, es algo que a mí no me gustaría que me hicieran, así que regrese a la mesa.

Pague la cuenta al mesero y me dispongo a retirarme a descansar al hotel, al abrir la puerta del bar alguien que estaba a punto de entrar se tropezó conmigo botando su cartera, allí reconocí quien era y al verla era la dama de negro que hace un rato observé en el balcón... nos vimos inmediatamente a los ojos, estaba llorando amargamente y se encontraba en un estado altamente nervioso, era la señorita que me había ayudado en el apartamento de Natasha, sin lugar a dudas puedo afirmar que en ese momento ella también me reconoció:

Le pregunte si se encontraba bien, mientras la ayudaba a levantar su cartera y ninguna palabra salió de su boca, nuevamente le dije: puedo ayudarte, y viéndome a los ojos tratando de descifrar que era lo que me quería decir, pero por sus lágrimas no pude descubrirlo, me empujó y volvió entrar al bar.

Me quede sorprendido de lo que pasó, estuve a punto de ir a buscarla... pero si hubiera querido mi ayuda me lo hubiera dicho en ese momento.

No puedo evitarlo, su belleza era inigualable, no creía en el amor a primer vista pero sentí en ese momento algo muy fuerte por ella en este corto tiempo.

Suspire y regrese a mi caminar dirigiéndome hacia el hotel.

Camine aproximadamente dos cuadras, cuando a lo lejos escuche esa vos tan celestial que venía a mis espaldas. Y escuche mí nombre...  

El placer de mis caídasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora