59.

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La tensión que irradia el cuerpo de Dash es capaz de llenar todo el departamento de Alison, ésta se encuentra con la cabeza agachada, completamente incomoda con toda la situación.

—¡Estás simplemente loca, Holly! —grita, dejando que su puño se estrelle contra una de las paredes y Alison es la única que se sobresalta, en otros momentos lo haría, sin embargo, él ya no me asusta. No de la manera en la que debería. Me asusta saber que, tal vez por culpa de un hombre que él odiaba, sufriría por la falta de su hermano—. ¡¿Por qué diablos fuiste a esa casa?!

—Necesitaba hacerlo —murmuro, dándole una mirada. Mi ceño se frunce—. Sabía que te pondrías así si te lo mencionaba. Quería dejar claro de una vez por todas que Darikson no tenía una nieta en mí. Quiero que nos deje en paz.

Un nuevo golpe retumba en el interior del departamento y, algo asombrada, observo como Dash clava su puño en una de las paredes. Sé que el quejido brotando de su parte es grave, por lo que me levanto, ignorando todas las miradas de advertencia por parte de Alison y Elton.

Me acerco al tatuado, tomando su mano, la cual se encuentra sangrando.

—¿Qué? —escupe, completamente enojado, tratando de alejar su mano de la mía, sin embargo, no se lo permito.

—No me das miedo, Dash —digo, tirando de él—, si crees que empezaré ahora estás muy equivocado —Él moreno suelta un gruñido, luchando contra mi agarre, sin embargo noto que no quiere alejarse, porque, si así fuera, lo hubiera hecho sin titubear tanto—. ¿Tienes algún botiquín en el baño, tía?

La mano de la morena se levanta y señala las escaleras que llevan a la segunda planta y no dudo en tirar a Dash detrás de mí. Reniega un poco, soltando gruñidos cual perro, pero me sigue, sin llevarme la contraria.

Ambos subimos las escaleras, seguidos de las pesadas miradas de las únicas personas que me apoyaban a pesar de todo lo que estaba ocurriendo. Cuando llegamos al baño de Alison, le doy una dura mirada, obligándolo a tomar asiento sobre el inodoro, seguido de esto, me encargo de cerrar la puerta con pestillo.

—¿Por qué diablos siempre estás golpeando paredes? —pregunto, rebuscando entre las cosas de Alison. Cuando reviso las gavetas bajo el lavamanos, me encuentro con el pequeño botiquín—, pareces un niño haciendo pataletas, Dash.

—Y tú estás loca —dice, su mano toma la mía y tira de mí, obligándome a observarlo—. ¿Por qué diablos siempre haces las cosas que no debes hacer, Holly?

Nuevamente, tira de mí, obligándome a sentarme sobre sus piernas. Su mano lastimada termina en mi mejilla y, cuando creo que intenta besarme, me alejo un poco de él, sin embargo, él simplemente descansa su frente sobre la mía.

—Estoy bien —murmuro, porque no sé qué más decir para tranquilizarlo—. No iba a dispararme —digo, pese a las palabras que Elton había dicho anteriormente—, no a plena luz del día.

Dash suelta una risa carente de humor y dice—: Darikson Parks puede matar a su propia madre y hacerlo parecer un accidente, Holly. Lo hizo una vez, puede hacerlo de nuevo.

Sus palabras son duras y cargadas de tensión. Cuando deja caer sus ojos sobre mí, noto el odio que él sólo reflejaba hacia cualquiera de los Parks, sin embargo, justo ahora, siento que todo su enojo estaba enfocado en mí.

—¿De qué hablas?

Intento levantarme de su regazo, sin embargo él no me deja. En lugar de eso, su mano ilesa termina en mi cadera, sujetándome con firmeza en mi lugar.

—Él mató a Anais, Holly —dice—, no le tembló la mano para matar a una chica enamorada.

Mis ojos están sobre los de Dash y era capaz de sentir todo el dolor acumulado dentro de su cuerpo. Era capaz de sentir la angustia rasgando su corazón.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora