Capítulo 21

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Lauren POV

El timbre de la puerta sonó, avisándonos de que había llegado el repartidor con la pizza. No tardamos en empezar a comérnosla, aunque quien más estaba comiendo era Camila. Prácticamente estaba devorándola. Quería decirle que comiera más despacio, pero me gustaba verla disfrutar de la pizza.

Cuando terminamos de cenar mi móvil empezó a sonar, indicándome que me estaban llamando. Era mi padre.

Llamada telefónica:

— ¿Si? —contesté a la llamada.

— ¿Aún sigues en casa de Camila? —lo noté un poco preocupado.

— Sí. Me voy a quedar a dormir con ella —Camila me miró como diciéndome que no me dejaría. 

— Tengo que hablar contigo, Lauren —fruncí el ceño —. Ven a casa con Camila y que se quede a dormir.

— Vale. No tardamos en llegar —colgué.

Fin de la llamada telefónica.

— ¿Cuando te he dicho que puedes quedarte a dormir conmigo? —me preguntó cruzándose de brazos.

— No hace falta que me lo digas. Sé que quieres —le dije con una gran sonrisa en broma.

— Será mejor que te vayas antes de que te pegue —me reí.

— Nos vamos las dos. Mi padre dice que vengas a dormir a mi casa —me miró con el ceño fruncido.

— ¿Por qué? —cuestionó un tanto confundida.

— Quiere hablar conmigo y me ha dicho que te lleve —me encogí de hombros.

— Definitivamente no me voy a librar de ti. 

Nos fuimos después de que Camila metiera en una mochila lo que necesitaba para quedarse en mi casa y avisara a sus padres de ello.

Conduje rápido porque tenía mucha curiosidad por saber lo que tenía que decirme mi padre. A si que cuando llegamos, llevé a Camila a mi habitación, le dije que se pusiera cómoda y que no tardaría en volver.

Llamé a la puerta del despacho de mi padre antes de entrar.

— Hola —saludé —. Espero no haber tardado.

— No, has llegado muy rápido —me sonrió levemente.

— ¿Qué querías decirme? —pregunté directamente.

— Siéntate. Es algo muy importante —suspiró.

Tome asiento delante de el y esperé a que hablara.

— ¿Te acuerdas de Jack Miller? —asentí con el rostro serio —. Hace un año salió de la cárcel.

— Sí, nos lo dijiste a todos —recordé.

— Me ha llamado —me tensé un poco.

— Empiezas a preocuparme —dije juntando mis manos encima de la mesa.

— Fue una llamada anónima. No dijo su nombre, pero por lo que me dijo sabía perfectamente que era el —se frotaba la frente con los dedos.

— Imagino que no ha dicho nada bueno.

Mi padre me contó que lo había amenazado diciendo que iba a por el y a por su familia. Esto no pintaba bien. No quería que le pasara nada a nadie de mi familia.

Salí del despacho de mi padre y recordé que Camila me estaba esperando. La encontré tumbada en mi cama mirando el móvil. Lo dejó a un lado cuando me vio.

— ¿Tengo que dormir contigo? —preguntó con un tono de molestia.

— Podrías dormir en una de las habitaciones de invitados que tenemos, pero no lo harás porque quiero que duermas conmigo —me tumbé a su lado boca abajo.

— Debí suponerlo —suspiró.

— ¿De verdad no me soportas? —le pregunté con una sonrisa.

— No es que no te soporte, simplemente no entiendo porque quieres conseguir algo conmigo —se sentó en la cama con las piernas cruzadas.

— Me gustan los retos —me giré boca arriba.

— No sabía que era un reto —alzó las cejas un tanto sorprendida.

— No es que lo seas, solo que intentas todo el tiempo rechazarme —expliqué moviendo las manos —. Y eso no acostumbra a pasarme.

— ¿Acaso el ego de Lauren Jauregui se siente afectado? —cuestionó con sarcasmo.

— Un poco, pero me gusta que me rechaces —se rió moviendo la cabeza de lado a lado.

— ¿Por qué? —preguntó.

— Porque las demás no dudan en querer algo conmigo y tu si —ella sonrió, volviéndose a acostar en la cama.

— ¿Quieres hacer algo en especial? —le pregunté.

— ¿Qué me ofreces? —levantó una ceja insinuante y la miré sorprendida —. Es broma. No te vayas a ilusionar.

— Con eso no se juega —fingí estar molesta.

Estuvimos un rato sin decir nada hasta que rompí el silencio.

— ¿Fue el mejor beso de tu vida? —pregunté mirando al techo.

— ¿Cual? —cuestionó un poco confundida.

— En la playa, después de besarnos, dijiste que fue el mejor beso de tu vida —le recordé.

Pasaron unos segundos antes de que ella respondiera.

— No sé que responder —dijo en voz baja —. Tu también dijiste fue el tuyo.

— Lo sé —dije sin más.

El silencio volvió a invadir la habitación. Ninguna sabía que decir.

— ¿Qué le dirás a Hailee? —volví a romper el silencio.

— No sé que le diré exactamente. Intentaré ser lo más sincera posible y esperaré que me perdone.

— ¿Y si no te perdona? —pregunté con cautela.

No respondió a mi pregunta, a si que giré mi cabeza para mirarla. Junté mi mano con la suya y acaricié el dorso de esta con suavidad. Camila se acercó a mi y recostó su cabeza en mi hombro. Dirigí mi otra mano libre a su cara, acaricié la línea de su mandíbula y después puse mis dedos debajo de su barbilla presionando un poco hacia arriba para que me mirara a los ojos. Me perdí en sus ojos antes de bajar mi mirada a sus labios. Incliné mi cabeza unos centímetros provocando que nuestros labios se rozaran. Por un momento esperé a que se apartara de mi, pero no lo hizo. Sentí que eso significaba que podía besarla y no tardé ni un segundo en hacerlo.

Nuestros labios apenas se movían. No era un beso como los demás, se sentía diferente. Un sentimiento invadía mi pecho y no sabría explicarlo. Mi pulso estaba acelerado a pesar de ser un beso lento. Camila me estaba haciendo sentir cosas que nunca antes había sentido. Y me pregunto si ella se siente igual o no. 

Rompimos el beso sin prisa, como no queriendo separarnos. Nos miramos fijamente durante unos segundos antes de que Camila recostara su cabeza en mi pecho y yo rodeara su cuerpo con mi brazo.

Loving You Despite The Obstacles | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora