Algo mágico

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Si había algo que perdiera a Mery y que la ayudaba a sobrellevar la rutina diaria, era el teatro.

Para ella no había nada como ese par de horas a la semana que la hacían olvidarse de todo lo que la rodeaba.

Ese año la obra que tenían que representar era Rapunzel.

Quedaba un día para la representación y ella tenía el papel principal. Le había tocado ser la princesa Rapunzel ¡y él era su príncipe!

Harry era el chico que hacía que su pasión por el teatro se intensificara más. El chico que la hacía soñar con que esta historia, algún día, se convirtiera en realidad.

Entre ensayo y ensayo, poco a poco, ¡Mery se había enamorado de él!

Y de una historia que sólo quedaría en la ficción... Llegó el día de la presentación y Mery estaba muy nerviosa, ¡quería hacerlo bien!

Harry, que se había dado cuenta de los tembleques de su compañera, le agarró de la mano y le insufló valor:

—Tranquila, Mery, déjate llevar...

Esas palabras fueron suficientes para que Mery saliera a escena como si nada.

Todo estaba yendo según lo esperado. ¡Ya llegaba el momento final!, en el que el príncipe se declaraba a la princesa, ¡era el momento del beso con Harry!

Ella hizo caso del consejo del chico y se dejó llevar...

Ambos se acercaron. Harry pegó los labios con mucha delicadeza a los de Mery ¡y le dio el beso más mágico que jamás le habían dado!

—Quiero que seas mi princesa, me encantas y quería decírtelo —susurró Harry en su oído.

Mery se quedó sin palabras. ¡Eso no estaba en el guión!

Los aplausos del público fueron estruendosos y el sueño de Mery dejó de serlo para convertirse en una mágica realidad...

¡Y fueron felices y comieron perdices!

FIN

Porque la realidad puede ser tan buena como la ficción, solamente no hay que dejar de soñar.

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora