Capítulo 37: Te lo prometo, amor

634 37 1
                                    

-Narra Marc-

Cuando escuché la conversación entre Rins y Alex no supe cómo reaccionar. Qué hacer o decir. Mi propio hermano me había traicionado. Me acerqué a ellos, escuchando las súplicas de Nevaeh a mis espaldas para que no le hiciese nada a mi hermano pequeño. Mierda. Me había pasado toda la vida enseñándole todo lo que sabía, y al parecer le había enseñado demasiado sin querer.

- ¿No habían más chicas en todo el jodido mundo, Alex? -Le pregunté mientras le miraba a los ojos-

- Joder Marc, yo no decido en quién fijarme...

- Pues deberías saber que ciertas personas están prohibidas, y creo que la novia de tu hermano es una de esas personas. Y tú, ¿no pensabas contármelo? 

Me giré para mirar a Nevaeh, que seguía a mis espaldas. Estaba llorando, y me partía el alma verla así, pero no podía ablandarme.

- Marc, no la tomes con ella. Fui yo quien la besé. Y ella me dijo que no diría nada para que no te enfadaras conmigo. 

Me irritaba escuchar la voz de Alex. No quería verle en ese momento.

- Bien, en ese caso vete de mi casa.

- Marc... -comenzó a decir Nevaeh-

- ¿Qué pasa?, ¿Quieres que se quede después de lo que ha pasado, Nevaeh

No paraba de llorar. Sabía que aquello nos estaba doliendo los cuatro, incluso a Rins.

- Ahora es tarde Alex, pero mañana cuando vuelva de entrenar no quiero verte por aquí. A partir de ahora, tú y yo sólo compartiremos el apellido. 

Cogí la mano de Nevaeh, sin dejar que aquellos señores que estaban en la cocina de mi casa dijesen una palabra más, y la arrastré hasta nuestra habitación.

- Marc, lo siento, de verdad, no sabía que hacer y opté por callarme para ahorrarle problemas a todo el mundo...

- No voy a decir que lo entiendo, Nevaeh, porque estaría mintiendo. Pero sé que fue mi hermano quién te besó, y que tú no tuviste nada que ver. 

Ella simplemente suspiró y se acercó a mí para abrazarme.

- Prometeme que no te irás nunca... -susurré en su oído mientras la abrazaba-

- Te lo prometo, amor.

Esa noche no pude pegar ojo pensando en todo lo que había pasado. Dios, era de locos. Uno se enamora de verdad pocas veces... Y  al parecer cuando lo hacía yo siempre tenía que haber algo que me bajase de la nube. Por fortuna, el día siguiente tenía día libre. Madrugué para llevar a Nevaeh a la universidad, aquel sería su último día de selectividad. Después intenté retrasar al máximo posible mi vuelta a casa. Llevé al coche al autolavado de la gasolinera, fui al super a comprar un par de cosas que hacían falta e incluso me pasé por el centro comercial. Faltaba una semana para él cumpleaños de Nevaeh y aún no sabía qué regalarle. Cuando volví a casa, me encontré con la escena que más temía. Alex recogiendo sus cosas para marcharse.

- Lo siento, como me dijiste que tenías entrenamiento no esperaba encontrarte aquí tan pronto.

- Ya... Supongo que ayer hablé sin pensar, me dieron el día libre. 

Él simplemente asintió y siguió recogiendo sus cosas. Joder, ¿Por qué me sentía tan mal y tan culpable?

- Germà, ¿volverás con papá y mamá?

- No, me iré un tiempo a casa de Rins y luego ya veré lo que hago con mi vida.

- Bueno... Tenía pensado ir a Cervera con Nevaeh mañana... Si queréis venir...

Mi hermano me miró con sorpresa, era obvio que no se esperaba esa propuesta, y menos cuando mi novia estaba de por medio.

- Claro que quiero Marc. Cuenta conmigo. 

Nos sonreímos y cada uno siguió a lo suyo. Él siguió recogiendo sus cosas, y yo comencé a colocar la compra.

-Narra Nevaeh-

La noche anterior no había dormido por el remordimiento de conciencia que llevaba encima. Marc se había peleado con Alex por mi culpa. Afortunadamente el único examen que me quedaba por hacer no era demasiado complicado y pude hacerlo bien sin estar al cien por cien. Al salir del examen hablé un rato con Anna, mi nueva amiga y probablemente mi futura compañera de clase, hasta que Marc pasó a buscarme. Le ofrecí la posibilidad de que se acercase al coche para que lo conociese, sabía que era su ídolo, pero me repetía que le daba mucha vergüenza y que ya se lo presentaría en otra ocasión. Nada más subir al coche se tiró sobre mí para besarme, y me quedó claro que estaba de muy buen humor.

- ¿Qué tal el examen?

- Genial, era bastante fácil. 

- Has tenido un ángel de la guarda estos tres días de selectividad, ¿eh?

- ¡No me quites méritos! Llevo desde primero de bachillerato preparándome para esto.

- Lo sé amor, era broma. 

Sonreí, pensando que no podía enfadarme con él, y me dediqué a observar el paisaje mientras volvíamos a casa. 

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora