Cara o cruz (Luke Hemmings y Calum Hood).

Londres 2.

Narra Luke.

Hace frío, demasiado frío, odio el clima de Londres, me giro en la cama para encontrar su cuerpo, pero no está, me incorporo un poco para comprobar que tampoco está en la habitación. Busco mis boxers en la maleta ya que ni siquiera la deshice. De repente las imágenes de lo que pasó ayer se agolpan en mi mente, fue increible, nunca se me borrará la imagen de ella deshaciéndose en gemidos bajo mi cuerpo, aunque también estoy seguro de que tendré que pedir disculpas a los chicos.

Me miro en el espejo antes de salir de la habitación, las ojeras han vuelto a mi cara, pero esta vez no tiene nada de malo que estén ahí. Empiezo a bajar las escaleras y escucho voces en la cocina. Estoy seguro de que una de las voces es de ella, sigo bajando con cuidado para no hacer ruido, sigo escuchando "Tal vez la próxima vez debas asegurarte de que la camiseta te tape un poco más", podría jurar que esa es la voz de Calum, seguramente ella llevará puesta una de mis camisetas de tiras, la idea de ella casi desnuda con él en la cocina, me taladra la cabeza, decido volver a subir las escaleras sin hacer ruido, si sigo escuchando seguramente no me pueda contener y actúe como un loco. 

Me quedo quieto tras la puerta de mi habitación y cuando escucho a alguien subir las escaleras decido salir, es Calum, está en boxers, intento convencerme a mí mismo de que eso no quiere decir nada, él me saluda con un movimiento de cabeza y yo hago lo mismo, entra corriendo en el baño. No puede ser que estos absurdos celos vuelvan de nuevo. 

Esta vez bajo completamente la escalera, ella está de espaldas sentada en una silla cerca de la ventana, estoy tan perdido en la imagen de ella semidesnuda que no me doy cuenta de que tengo la mesa delante mía e irremediablemente me choco contra ella.

- ¿Y esta vez que...?- Ella se queda callada en cuanto se gira para verme.- Lo siento pensaba que eras...- Una vez más deja la frase sin terminar.

- ¿Qué era quién?

- Nadie, no importa.

- ¿Has estado con alguno de los chicos ahora?- Ella mira al suelo un segundo antes de volver a mirarme.

- No, deben estar todos durmiendo.- Finge una sonrisa ¿por qué me miente?

- Calum está despierto, le he visto entrando al baño.- Ella asiente y vuelve a mirar por la ventana.- Todavía no me has dado los buenos días.

- Buenos días, Luke.- Decido acercarme a ella con otra silla y sentarme a su lado, le doy un beso en la mejilla.

- Buenos días, preciosa.- Ella sonríe tímida, ahora sé por qué Calum le dijo que la camiseta debería taparle más, prácticamente se le ven los pechos.- No deberías andar así por casa.

- Es temprano.

- Da igual, no estamos solos.

- No eres mi padre.

- ¿Qué te pasa hoy?

- Nada.

- Sube a ponerte algo más, por favor.

- Estoy bien así.

- No seas terca, además esa camiseta es mía.- Ella me mira, pone el tazón en el borde de la ventana y se pone en pie.- ¿Qué haces?- Sin contestar lleva sus manos al borde de la camiseta y tira de ella para sacársela, tras hacerlo me la tira.

- Toma tu camiseta.- Lleva sus brazos a sus pechos para taparlos y camina para salir de la cocina. En cuanto salgo del shock por su comportamiento me pongo en pie corriendo, y por suerte la agarro antes de que empiece a subir las escaleras.

- ¿A qué viene este acto de rebeldía?- No puedo evitar sonreír, está temblando.

- No quiero que me digas lo que tengo que hacer.

- ¿Sabes que estás muy sexy así?

- Luke...- Ella se sonroja y la rodeo con mis brazos dejando un pequeño beso sobre su frente.
- Estás loca.-Ella frota su nariz contra mi pecho como una niña pequeña.- ¿Alguna vez has hecho el amor en unas escaleras?- Ella se aleja de mí y niega con la cabeza.

- Y después yo soy la loca.

- No puedes estar así en frente de mí y pretender que me comporte de forma cuerda.- Los dos nos quedamos unos segundos en silencio.- Entonces ¿qué? Tenemos tiempo hasta que salga Calum de la ducha.

- Ni en broma.- Vuelve a cubrir sus pechos con sus brazos y sube corriendo las escaleras, yo voy tras ella, pero al llegar al final se para en seco, no entiendo la razón hasta que dirijo la mirada al lugar al que ella está mirando.