-Bueno... Tú... Me gusta tu camisa -me sonrojo avergonzada cuando las palabras salen de mi boca. Soy ridícula. Me pego internamente unas cuantas veces y Ethan me mira extrañado antes de soltar una leve carcajada-. Mejor olvídalo. Estoy nerviosa. ¿Vamos?

Hablo con prisa y balbuceo con algunas sílabas. ¿Qué debe pensar de mí? Seguro que ya se está arrepintiendo.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando Ethan entrelaza nuestros dedos y me lleva hasta el interior del parque, en silencio.

Hay niños que corren de aquí a allá y otra gente vestida de deporte debido a que han subido hasta aquí por las rutas que empiezan en la ciudad. Gente sentada en la hierba y otra que observa el cielo que empieza a enrojecer.

No hay cosa que me guste más que ver los amaneceres y los atardeceres.

Ethan me lleva hasta una de las vallas del observatorio y suelta mi mano, apoyándose a mi lado. Mira las luces de la ciudad y después me mira a mí. Lo repite mil veces más. Estamos así durante minutos, en silencio, pero no es nada incómodo. Pasamos otros minutos hablando de tonterías y conociéndonos un poco más.

-Es bonito, ¿verdad? -desvío la mirada hacia los altos edificios que desde aquí parecen pequeños y él asiente.

-Pero tú lo eres más -río levemente por lo bajo y le doy un suave empujón.

-No seas cursi -sonríe mirándome y no puedo evitar devolvérsela.

-No soy cursi, es la verdad. Eres preciosa. Me encantan las ondas que se forman en tu pelo, tus ojos, tus pestañas, tu sonrisa, tus mejillas cuando te sonrojas, tus manos tan pequeñitas... Me gustas tú, aunque me hayas echado un piropo de mierda hace unos minutos.

Río sonrojada ante lo último y le miro algo nerviosa jugando con mis manos. Ahora estaría pensando en el grave problema que tengo de sonrojarme por todo si no fuese por las palabras que ha pronunciado.

¿Ha dicho que le gusto? ¡Sí, lo ha dicho! ¿Y él me gusta a mí? Sí, me gusta. Me gusta y quiero que me bese.

Como si pudiese leerme la mente, Ethan coloca una mano en mi cintura. Puedo notar el tacto de su piel. Lleva la otra a mi mejilla y la acaricia antes de inclinarse hacia mí.

Sus labios rozan los míos y estoy segura de que puede notar mi respiración acelerada.

Me separo de golpe y sorprendida cuando algo choca contra mi pierna. Frunzo el ceño y lo suavizo cuando veo que un niño corre hacia nuestra dirección. Coge su pelota y la abraza dirigiéndose hacia mí.

-Lo siento... Fue sin querer -le sonrío levemente y el alivio asoma por sus ojos. Corre de vuelta con su familia y miro a Ethan.

-Bueno... Creo que es un poco tarde, ¿no? -asiento algo apagada. ¿No va a besarme?

Caminamos el uno al lado del otro hasta el coche y me subo en silencio.

El viaje de vuelta a mi casa lo pasamos tarareando canciones por lo bajo y le doy las gracias por la cita cuando aparca frente a la puerta.

Bajamos los dos y Ethan me acompaña hasta ésta. Espero que mamá no esté espiando por la ventana, como siempre.

Nos miramos unos segundos sin mediar palabra.

MíaWhere stories live. Discover now