El yin y el yang

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El domingo por la mañana Adrián despertaba a María con la sorpresa de la ecografía en 4 dimensiones. Ella emocionada se duchó y se vistió a toda prisa. Diego y Dani fueron con ellos. Dani llamó a su amiga Susana para avisarla de que iban para allí y recordarle que aunque querían mirarle el corazón bien, María no debía saber nada. María no paraba de darle las gracias a los 3 por ese magnífico regalo.

Cuando vieron la cara a esas pequeñas, María lloraba de emoción. Eran sus pequeñas, sus princesas. Una de ellas se chupaba el dedo y la otra la habían pillado bostezando. María se quedó pensativa y de pronto dijo que la que bostezaba le gustaría que se llamara Leah y Adrián emocionado le dijo que le parecía precioso. Luego Adrián dijo que si le permitía elegir a él el nombre de la otra niña y María dijo que si.

- Me gustaría que se llamara Mía - María sonrió.

- Leah y Mia, me encantan! - Se besaron.

Susana seguía moviendo el ecógrafo por la barriga de María y le dijo que ahora iban a oírle el corazón a lo que Adrián y Dani se pusieron alerta.

Mientras María se cambiaba y Diego la ayudaba a atarse los zapatos que ya le empezaban a costar, Adrián, Dani y Susana hablaban en la otra sala. María creía que habían ido a buscar el vídeo que le había hecho de sus pequeñas.

- Tiene un pequeño soplo en el corazón que iremos vigilando pero que de momento no presenta ningún riesgo. Suelen desaparecer al nacer - Comentó Susana.

- ¿Cuál de ellas?

- La que está a la derecha... - Le dijo Dani.

- Es Mía... - Adrián miró al suelo.

- Adrián, de verdad, no te preocupes. Es muy común cuando están en la barriga que presenten algún tipo de soplo - Susana LO intentó calmar y Dani se acercó a él y le abrazó.

- Enhorabuena tío, van a ser igual de preciosas que su madre - Adrián sonrió.

En la semana veinte, tras una ecografía exhausta y completa y ver que todo estaba bien, Adrián dejó en casa de su madre a María y estas dos se fueron de compras para las gemelas. Llegaron a casa cuatro horas después cargadas con miles de bolsas y con la habitación de las niñas toda comprada que les llegaría la próxima semana. Se habían gastado una fortuna pero entre la madre de María, y que Adrián le había cargado con más de diez mil euros la cuenta a María, podía gastarse eso y mas. Estaba sola en casa, Adrián había salido y como llevaba unas semanas sin hablar con Nacho, cosa que le pareció curiosa, decidió llamarlo.

- Hola princesa, ¿cómo estás?

- Gorda, fea, cansada y volviéndome loca con tanta compra - Dijo María sentándose poco a poco en el sofá.

- Lo de gorda es normal, lo de fea lo dudo, lo de cansada lo entiendo y de volviéndote loca... - Nacho empezó a reírse - ¿cuando no te has vuelto loca tú de compras? - María empezó a reírse también.

Estuvieron un buen rato hablando de ella y del embarazo y de las cosas que había comprado.

- Lo he dejado con Julia - María se quedó callada.

- ¿Por qué me cuentas esto ahora?- Nacho se quedó callado.

- No lo sé, solo te lo quería contar.

- Bueno, pues ya lo sé... - Dijo María algo enfadada.

- Si... - Replicó Nacho.

- Bueno... adiós - Nacho no le dio tiempo a responder que María había colgado.

Se quedó agobiado. ¿Por qué había reaccionado así María? Nacho y Julia ya no vivían juntos. Ella se había ido con su madre y él seguía en su piso. Nil estaba siempre con su madre, él entendía que era así mejor, pero cada vez que quería, que si no era cada día, era cada dos, él se pasaba por casa de la madre de Julia y se pasaba un buen rato con Nil.

En la cama de María - Trilogía María parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora