Capítulo 1

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Alexandra Woods siempre había sido amante de la belleza que la rodeaba, y cuando tuvo que irse a Inglaterra, o más bien cuando quiso irse, había extrañado los paisajes más cálidos y sin tanta humedad de su país. Adoraba Londres: sus calles, su cielo, su gente, su estilo..., pero lo que no adoraba era la lluvia constante, y mucho menos a la mentirosa de su ex.

Suspiró, acomodándose en el asiento del tren que la llevaba a su próximo destino, mientras se llevaba su café a los labios. Ya estaba frío, pero no le importó demasiado; el sabor familiar y americano la tranquilizó y le hizo pensar que pronto estaría junto a la persona que más quería en el mundo, aparte de a sus padres.

Miró de nuevo a través de la ventana, y deseó no estar en movimiento para poder admirar los tonos verdes y luminosos del paisaje, sacar su cámara y hacer fotos con ese cielo que no podía resplandecer más. Eran los días como estos en los que se sentía realmente inspirada.

Había aprendido un montón en el viejo continente, las clases de fotografía allí habían sido apasionantes, pero había llegado un punto en el que no había podido continuar.

Todo había empezado tres años atrás, cuando había conocido a Amber por Internet. Alexandra nunca había tenido problemas con las chicas, aunque bien era cierto que no era su hermana, quién siempre había sido una sensación entre las féminas, ya que su personalidad era mucho más extrovertida que la suya; pero siempre había sabido cómo acercarse a ellas y charlar. Lo de ligar se le dificultaba más.

Cuando empezó a hablar con Amber sintió una conexión inmediata, aunque sonara a locura sentir ese tipo de cosas con alguien que está a miles de kilómetros, pero así había sido. Tenían un montón de cosas en común y, cuando llegó la hora de decidir dónde estudiar, la adolescente e inocente Alexandra se armó de valor y pidió a sus padres ir a Inglaterra para formarse allí como fotógrafa y tener más oportunidades en ese mundo.

Alexa, su hermana gemela, se había enfadado con ella durante un par de días. Siempre lo habían hecho todo juntas, incluso hablaron sobre entrar en la universidad de Polis también juntas, y el hecho de que se fuese a otro continente sabía que le dolió. Alexandra adoraba a su hermana "mayor" (solo lo era por un minuto), pero no fue capaz de contarle nada sobre Amber, ya que sabía que no lo entendería. Probablemente le habría dicho: "¿Para qué irte al otro lado del mundo cuando puedes encontrar aquí tías iguales o más guapas?", pero para Alexandra era mucho más que solo lo físico: era esa magia y esa sensación de que la otra persona te complementa.

Toda "esa magia" duró dos años, hasta que Alexandra descubrió que Amber tenía novio en realidad, y que estuvo mintiéndole todo ese tiempo. La explicación de la que ella pensaba que fue su novia era que estaba enamorada de ella, pero que no soportaría la discriminación social de ser homosexual y que por eso siempre quedaban las dos a escondidas. Se sintió tan traicionada que estuvo a punto de regresar sin mirar atrás ese mismo día, pero luego lo pensó con la cabeza fría y se quedó más tiempo, tomándose unos días para sí misma y aclarar sus sentimientos y pensamientos. Y una noche, luego de charlar con Alexa, su hermana la había convencido de que terminara sus últimos dos años de carrera en Polis, para que pudieran estar juntas porque le echaba de menos. Y Alexandra la extrañaba a ella, nunca habían estado separadas tanto tiempo.

Así que allí estaba, de regreso a casa, de regreso junto a la persona que sabía que había estado y estará siempre para ella.

Se preguntó qué estaría haciendo en esos momentos...

A unos kilómetros de donde Alexandra se encontraba, gemidos resonaban en las paredes de los baños de mujer de la estación de destino. Alexa se encontraba escondida en el cuello de una chica que no paró de mirarla y sonreírle desde que se sentó en uno de los bancos a la espera de su hermana. La chica gemía con fuerza mientras sus dedos entraban y salía una y otra vez de su interior, y sus dientes se apretaban contra su piel mientras gruñía por el esfuerzo. Si esa chica quería un poco de Alexa, eso iba a tener.

Las dos caras del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora