CAPÍTULO 19

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Kanon abrió los ojos y se encontró con el oscuro cielo nórdico. Las nubes comenzaban a cubrirlo todo dándole un matiz grisáceo, ocultando la luna y algunas estrellas. Sangre en los pulmones… y una nueva bocanada de frío aire septentrional. Otro acceso de sangre, menor que el anterior… y de nuevo el aire helaba su garganta. La herida estaba abierta, pero comenzaba a cerrarse, la sangre se congelaba antes de derramarse.

 Vio cómo Bud protegía a Hilda una vez más. Sólo ver el golpe le produjo dolor, debía de haberse roto las costillas. Una fuerte respiración le hizo darse la vuelta. Era Zyd, incapaz de moverse, que murmuraba una plegaria mirando al cielo. No distinguió sus palabras, pero era evidente por quién oraba.

 “¿Crees que él actuó mal?”

 Sintió que lo agarraban fuertemente por el brazo. Sigfried.

 -General de Poseidón, no te permitiré interrumpir el combate para ponerte del lado de Hell. No. Antes tendrás que pasar por encima de mí.

-¿General?-Kanon contempló su vestimenta cobriza, llena de manchas y quebrada a la altura del pecho. Parecía haber oído al guerrero divino, pero no le prestaba atención. Atenea te da la última oportunidad-. No, eso ya no. Nunca más. Sólo Kanon.

Miró en dirección a Sigfried, pero más lejos de su figura. Con la vista perdida tras él, comenzó a quitarse el peto. Sumido en sus pensamientos, se despojó de toda la armadura.

 -Sigfried, escúchame-lo cogió por el hombro, tratando de convencerlo-. Hilda y Bud no aguantarán así mucho tiempo. No se puede matar a una diosa, no podrán acabar con Hell. No sólo es demasiado poderosa, sino que es inmortal. Hay que cambiar de estrategia.

El guerrero de Alpha lo miró estupefacto. ¿A qué venía aquel cambio de actitud? ¿Era una nueva estratagema?

Pero había algo diferente en la mirada de aquel hombre. Por primera vez, le pareció sincero.

-¿Qué propones?

-Desterrarla.

-¿Por qué debería confiar en ti?

 -Atenea… espera mucho de mí. Te demostraré que soy sincero, pero antes atiende…

*                                           *                                           *

Sheeva se rió al ver que Bud se veía obligado a arrodillarse para poder respirar. A cada movimiento de su tórax, las costillas se le clavaban en las entrañas, cada respiración se convertía en un dolor insufrible.

 Hell aprovechó el momento para descargar un nuevo golpe de fuerza. Esta vez, ni Hilda ni Bud tuvieron tiempo de reaccionar.

Pero el golpe no llegó a darles.

 Un ruido de hueso roto, e Hilda vio cómo el cuerpo de Sigfried caía sobre ella al interponerse para evitarles el golpe. El guerrero de Dubhe había recibido todo el impacto en su hombro.

La sacerdotisa se puso en pie una vez más, dispuesta a parar un nuevo golpe.

 -Dudo que esa vez te queden fuerzas para detener un nuevo golpe, valkiria. No importa, será más divertido ver tu lucha en balde por sobrevivir.

Sheeva abrió la boca para dejar escapar un nuevo sonido gutural, pero recibió un golpe en el costado. No contaba con aquello, y el impacto le hizo dar un traspié.

 -De no ser por esa armadura divina, Hell, ahora tendrías un serio problema. Pero descuida: lanzaré la Explosión Galáctica sobre ti una y otra vez, acabará haciendo mella.

Kanon de Géminis: Asgard vs PoseidónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora