★Skate Maloley★

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Un sonido en el altavoz me despertó de la inconsciencia; me había quedado dormida en el asiento duro, frío y sin forma del aeropuerto. Estaba muy cansada, hace dos días que no podía dormir, y exactamente en este momento el sueño quiere venir a saldar cuentas pendientes conmigo.

Entonces recordé la razón por la cual estaba en el aeropuerto y no había podido dormir bien: él vendría.

Llevaba once años sin verlo, sin saber nada de el, ni una carta, ni un mensaje de texto, ni un correo electrónico. Pero la fe y la esperanza es lo último que muere. Y aun que todos me llamaran tonta a mis espaldas por esperarlo, poco me importaba, yo si cumpliría mi promesa.

Flash Back

(En esta parte Alison y Nate tiene unos siete años)

-Hola -salude alegremente mientras salía corriendo del porche de mi casa. Eran las diez de la noche probablemente. Hacia un poco de frío, pero nada que no pudiera soportar. Estaba vestida de manera especial, pues quería verme bonita para el, mi novio. Ayer dijimos que hoy nos daríamos nuestro primer beso, así que tenia que ponerme linda. Llevaba un vestido azul oscuro, que llegaba hasta la rodilla. Unos zapatos negros de charol y mis mayas blancas.

-Hola -correspondió a mi alegría, estaba tan lindo. Llevaba un delgado suéter verde, que combinaba perfectos con sus ojos. Su cabello, alineado y duro, se notaba que su mamá lo intento peinar, pero el no coopero. Llevaba un pantalón de mezclilla y sus tenis de los Power Rangers, que cuando pisabas, encendía lucecitas.

Parado sobre la banqueta de la calle, que estaba iluminada solamente por una lámpara, me sonreía, y yo a el. Me acerque casi corriendo, pero tropecé en el trayecto. Cuando menos pensé ya estaba en el piso y con mis mayas rotas de la rodilla, dejándome feos raspones. Una lágrima se derramo por mi mejilla pero una pequeña y blanca mano la limpio.

-Ya te dije que tuvieras cuidado -sonrío y me dio la mano, ayudándome para levantarme. Pero cuando estuve de pie, espere que la soltara y el no lo hizo, si no que la apretó mas con la suya. Yo me sonroje y mire al suelo.

-Y bien... -murmure después de un silencio algo incomodo. Se que me estaba sonrojando notablemente.

-Pues, aquí vamos... -susurro. Bajo la tenue luz pude notar un sonrojo en sus blancas mejillas. Alce la vista y me encontré con sus hermosos ojos aproximándose a mi. Y me quede petrificada, no sabia que hacer. ¿Cerrar los ojos? Eso hacían en las películas. Así que fue lo que hice.

Cuando menos pensé, sus labios suaves tocaron los míos en un beso. Abrí los ojos rápido y el se separo de mi sonrojado tanto como yo. Mire al piso y el también, aun sosteniendo mi mano.

-Te quiero... -susurro con la cabeza gacha. Por primera vez, el me había dicho las dos palabras mas bonitas del mundo, «te quiero».

-Te quiero -susurre de vuelta y me atreví a mirar sus ojos. En ellos vi calma y felicidad. Caminamos por el largo de la banqueta, unos cuantos metros, tomados de la mano y en silencio. Mordí mi labio y entonces el paro en seco bajo el único farol que iluminaba toda la calle. Lo mire confundida y el me sonrío nostálgicamente.

-¿Ocurre algo? -pregunte.

-No... bueno si.

-¿Es malo o bueno? -pregunte, angustiada.

-Malo

Mire al suelo y sentí una lagrima derramarse. Afloje el agarre de mi mano, esperando a que el me imitara, pero al contrario, la apretó mas fuerte. Con su mano libre alzó mi barbilla, haciendo que lo mirara.

-No es nada de eso tonta, yo te quiero, nunca dudes eso -susurro mientras limpiaba mi lagrima- pero mañana en la mañana me mudare, hacia Chicago, a papá le ofrecieron un buen trabajo, hoy termine de empacar mis cosas

One ShootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora