Capítulo 15 (parte 4)

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Me mira de una manera como si mi pregunta fuera realmente estúpida. Christian termina de abrocharse los vaqueros y se sienta en el resquicio de la cama y acaricia mi mejilla.

—Alba, no hago esta clase de cosas. Siempre que me acuesto con alguien, no duermo con esa persona. Algunas chicas tienen la manía de confundir eso con que el chico está interesado en ellas, cuando en realidad solo se han quedado para follarlas por la mañana.

Arrugo el entrecejo confundida.

Me destapo, volviendo a quedarme completamente desnuda ante él. Gateo hasta sentarme sobre su regazo, viendo como mis fluidos manchan sus vaqueros. Me muerdo los labios y agarro sus manos colocándolas sobre mis pequeños pechos. Christian cierra los ojos apretando la mandíbula, y siento como su polla palpita debajo mía.

No me puedo creer que haya soñado con la noche que Christian y yo estuvimos juntos cuando era adolescente, pero lo que he soñado no tiene nada que ver con lo que me ha contado. Todo lo contrario. Christian me hizo creer que fui yo la que le engatusé, cuando en realidad fue él el que me endulzó con palabras cariñosas para conseguirme aunque sólo fuera para darle placer por unos momentos.

Puede que solo haya sido un simple sueño y que la historia si sea en realidad como me la ha contado él, aunque una pequeña parte de mí se aferra a la posibilidad de lo que soñé sucediera de verdad.

Oh dios mío.

Me llevo la mano a los labios sintiendo como si algo golpeara mi pecho. De repente todas las piezas del puzzle se juntan en mi cabeza. Ahora todo encaja a la perfección. Ahora por fin lo veo todo más claro.

De joven Christian desapareció de mi vida de un día para otro, sin dar más explicaciones. De mi vida, porque supuestamente mi familia le seguía viendo como siempre.

Esa es la repuesta que siempre he estado buscando a todas mis preguntas. Yo soy la razón. Yo soy la que le pedí que nunca más se acercara a mí. Y entre todos los pensamientos una frase se clava a fuego en mi mente.

"No volverás a verme nunca más, no a menos que me lo pidas."

Me paso las manos por el pelo frustrada. Eso no tiene ningún sentido. Yo nunca le he pedido que se acercara a mí. Ni siquiera recordaba nada de esa noche. Es como si esa noche nunca hubiera sucedido entre nosotros. Puede que Christian rompiera su promesa al verme hace unas semanas en aquella cafetería. Llevaba años sin saber nada de él, evitando a toda costa esos ojos verdes oscuros que tantas apariciones hacían en mis sueños más fervientes; la de veces que me había despertado de madrugada caliente por sentirle en lo más profundo de mi. Había perdido la cuenta de las veces que me había masturbado pensando en él.

Noto como el calor sube a mis mejillas, recordando nuestra noche.

Cierro los ojos y llevo dos dedos dentro de mi boca, como si estos fueran su miembro; es como si ahora estuviera incrustado en lo más profundo de mi garganta. Ojalá mis dedos fueran lo suficientemente grandes y largos como los de él.

Con la mano izquierda retiro los sábanas de golpe dejando al descubierto mi cuerpo desnudo. Introduzco dentro y fuera los dedos en mi boca lubricándolos con saliva. Ojalá fuera la gloriosa polla de Christian atragantándome en lo más profundo de mi garganta.

Saco los dedos de mi boca pasándolos por mis labios y los bajo lentamente hacia mis pechos. Paseo los dedos por mis pezones, lubricándolos. Estos se ponen duros por el contacto de la saliva y tiro de ambos duramente sintiendo como mi respiración se acelera rápidamente hasta que ligeros suspiros salen de mis labios.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora