Prólogo

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"Splash... Splash" Era el sonido que producían las gotas de agua al caer en la superficie sólida del ventanal, después de terminar su recorrido por la ventana empañada. Producto del cálido fuego que ardía en el interior de mi despacho, y el frío helado que se sentía fuera de nuestra casa.

Yo sé que ese frío podrá desaparecer cuando salga el sol mañana, quizá pasado mañana, o aún dentro de una semana. Sin embargo el frío helado de mi corazón nunca va a desaparecer. Llevo esperando a que esto suceda durante cinco años, desde el más crudo frío de primavera que jamás pensé experimentar, en ese maldito día...

Espirales perfectamente definidos salen de mi boca al exhalar el humo del cigarrillo que sostengo entre mis manos, miro como poco a poco se van disipando... Esos espirales son perfectos, pero no tanto como lo son sus rizos dorados, más sin embargo estos espirales son sombríos, grises como mi alma y corazón.

Mis ojos siguen la trayectoria del humo hasta que desaparece por completo.... Como quisiera ser así, desaparecer, pero hay una razón por la que tengo que luchar y a quienes tengo que proteger de todo mal... Como no lo supe hacer con ella... 

Anteriormente tenía tanto miedo como nunca antes lo pude tener... En especial cuando me tuve que hacer responsable de mis actos, porque no puedo decir que sea de mis errores ya que no tomo como error a un ser que no tuvo culpa de nada. Incluso aún tengo miedo de lo que pueda pasar, pero poco a poco fui aprendiendo. 

Miró en lo alto de la chimenea el retrato que siempre me da fuerzas para seguir adelante: ella me mira con una gran sonrisa, mientras ellos estaban sentados en sus piernas y ella los sostenía de una manera sobre protectora.

Incluso Elliot muestra en su rostro que ama a ese niño de cinco años, sin siquiera ser de su misma sangre pero sí ser de su misma familia y supuesto legado. Ellos cuatro forman una familia muy hermosa, pero la inminente e innecesaria muerte de Elliot cambió todo, el accidente fue mi culpa, todo fue mi culpa, desde un principio hice las cosas mal, y ahora estoy pagando ese precio. 

Los pasos seguros que resuenan por toda la casa y que producen un eco, me sacan de mis pensamientos. Es él, ya debe de estar listo para la visita que se ha vuelto constante; cada lunes, miércoles y viernes, siempre lo llevo a él y a su hermana para saludarla. Ya son cinco años con la misma rutina, y creó que se han acostumbrado, pero al igual que yo, no se pueden acostumbrar a no ver todas las mañanas sus hermosos ojos, su bella sonrisa o escuchar de sus labios unas lindas y dulces palabras para iniciar bien el día.

Lleva la mitad de su vida sin verla, él tenía tan solo cinco años y ella estaba a casi dos meses de cumplir dos cuando ocurrió el accidente, ahora tiene diez y no conseguimos respuesta positiva que nos de esperanzas de algún día volver a ver la vida de otro modo porque ella estará con nosotros. Todo lo contrario.

El pasar de los años solamente nos corta las alas de presenciar que por fin se ha cansado de dormir durante un lustro, y simplemente dicen los médicos que en cualquier momento dejará de luchar por mantenerse aun con vida -si a eso se le puede llamar vida- y no respirará más, incluso en cada visita nos dicen lo mismo, y nuestras esperanzas ya no están tan vivaces como hace cuatro años, hace tres, o quizá como hace medio año. 

Ashley la joven que ofreció cuidarlos cuando recién paso todo, escuchó que lo llama, se ha convertido como de la familia, ella es quien lo apoya en todo cuando yo tengo que ir a trabajar o simplemente no tengo muchos ánimos de llegar a casa y prefiero hundirme en una cantina; como si fuera un pobre adolescente que no tiene motivo alguno para ser sensato.

Escucho que baja las escaleras acompañado de Ashley, la joven castaña de ojos miel, y cabello ondulado. Me grita para que nos vayamos en mi coche, seguramente Darlene y Albert ya nos están esperando afuera, él acompañado de su hermosa esposa, Nora.

Anthony entra abriendo de un solo golpe la puerta, y yo lo miró. Esta muy bien arreglado, lleva un traje elegante color negro, su cabello castaño esta bien peinado, y sus ojos azul verdoso me observan intensamente esperando a que salga para irnos de inmediato.

Yo tomo una sombrilla que esta acomodada en un rincón de la habitación, me pongo la capa, y tomo de la mano a mi hijo, que me transmite un poco de su calor corporal, siento como mi corazón se renueva cuando lo veo correr y reír, o cuando me llama padre.

Una lágrima rueda sigilosamente por mi rostro, esta fría, y limpio mi rostro delicadamente. Abro la puerta y salimos al frío helado que nos hace estremecer, Ashley extiende la sombrilla para que el agua no nos toque, y entramos al coche.

Efectivamente el carro de Albert esta unos cuantos metros más adelante que el mío y Darlene ya se encuentra en el interior de nuestro coche, Anthony comienza a jugar con su hermana. Arranco el auto y salimos directo al hospital, en el quinto aniversario del día más frío de mi vida; donde aun en primavera como aquella vez, llueve sin cesar a las catorce horas con quince minutos del 25 de mayo. 

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Atte: Princesita Vulturi 😂👌

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