Capitulo 15 Me gustas

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Keysi Ford:Al parecer, evitar a Ryan no había servido de nada

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Keysi Ford:
Al parecer, evitar a Ryan no había servido de nada. Era tan idiota que no se daba cuenta de las indirectas que quería darle, ¿por qué seguiría hablándole después de lo que me hizo? ¡Él había arruinado algo que yo consideraba que podría ser hermoso!
Seguí caminando sin saber a dónde iba, lo único que quería era estar lejos, no quería ver a nadie, quería estar sola.
Podría, incluso, decir que la soledad era mi amiga, y en momentos, deseaba no tenerla, pero en ese momento, sabía que la vida era un túnel sin fondo, y necesita a mi amiga, la soledad.
Caminé lo suficiente como para perderme en un lugar oscuro, con mala pinta; mujeres con vestimenta corta en algunas esquinas, hombres de negro en otras; retrocedí un poco, di media vuelta y comencé a caminar alejándome.
Ya lo suficientemente alejada, saqué el teléfono y marqué a Luke, para que fuera por mí. Tuve que preguntarle a una mujer el nombre de la calle para que él pudiese ubicarme.
Todo el recorrido fue largo y silencioso. Al llegar a casa, entré inmediatamente, subí a mi habitación y rápidamente cerré la puerta, recargándome en ella mientras yo resbalaba y las lágrimas comenzaban a recorrer mis mejillas.
No podía creer que confiara en que jamás me haría daño, que incluso era diferente a los demás y no sería capaz de lastimarme, pero me equivoqué; Ryan era igual que todos los populares.
Yo no sería su juguete, no sería su apuesta. Si lo que él esperaba era jugar con una nerd, haciéndole creer que estaba enamorado de ella para después humillarla y marcar su asquerosa existencia, no lo lograría.
Yo no sería la nerd que sería humillada; cambiaría para destruir a Ryan. No sucedería el típico cliché —me dije a mí misma, mientras me levantaba del suelo y comenzaba a limpiar mis lágrimas.
Luego de aproximadamente dos horas de no hacer nada
—solo estar acostada en silencio, mirando el techo, bajé por un sándwich, lo preparé yo misma ya que no había absolutamente nadie en casa, por la hora. Me decidí por salir para contemplar el patio, mientras comía.
Inmediatamente, los recuerdos vinieron a mí. Siempre fui muy solitaria y me encerraba en un mundo que yo misma inventaba, en donde sólo había príncipes y cosas que estaban fuera del alcance de la realidad. Nunca fui una persona muy social, pero sí había algo que estaba claro para mí era que los amigos se contaban con los dedos de las manos.
Poco a poco me fui olvidando de todo, mientras divisaba aquellos recuerdos donde mi padre jugaba conmigo en el patio, yo corría y él intentaba atraparme; al final me abrazaba fuertemente y me llenaba de besos; él había sido un buen padre, hasta que los negocios lo abrumaron y se olvidó de mí…
En cambio, mi madre, siempre se preocupó por lo que la sociedad pensar de ella, por cómo vestirse, a qué evento salir, qué clase de amigas tendría y todo lo que involucrara una bella mujer sin ocupaciones, olvidando por completo que tenía una hija. Ella siempre se preocupó más por los demás que por mí; la opinión para ella siempre fue importante.
Según mi abuela, mi madre era una mujer feliz y sin preocupaciones; amaba todo y no le interesaba la sociedad, solo deseaba encontrar lo que ella en esos momentos consideraba especial y eso era el amor para ella. Cuando contrajo matrimonio con mi padre, seguía siendo feliz, la misma mujer que era antes y así fue durante unos meses, hasta que se enteró que estaba embarazada.
Según recuerdo, mi madre quería casarse, pero no quería tener hijos; no le gustaban los niños, además, consideraba que un embarazo le traería muchas consecuencias. Esa fue una de las razones por las cuales nunca se preocupó por mí; jamás me dijo que arruiné su vida, pero sentí que se lo guardaba.
Respiré profundamente, olvidándome de todo aquello.
Nunca soñé con encontrar el amor; yo no estaba destinada a eso, pero tenía una gran duda rondando en mi cabeza, y era ¿por qué Ryan me había besado?
Esa duda estaba dentro de mí, lo único que tenía claro era que había arruinado lo que llegué a pensar de él. Yo pensaba que él era diferente, y que no era capaz de hacerme ningún daño.
***
Keysi, Keysi, ¡Keysi! —seguí caminando, mientras ignoraba a Melanie, que me hablaba, hasta que se interpuso parándose frente a mí. Oye, te estoy hablando desde la entrada.
No te escuché —mentí; en realidad, no tenía muchas ganas de hablar.
¡Oh! ¿Estás bien? —preguntó. Te noto un poco pálida.
Estoy bien —respondí, sin interés alguno.
No era cortante, no era fría, tampoco seca, no era mala, pero estaba tan enojada con Melanie por dejarme sola en esa fiesta… aunque, en parte, también era culpa de Austin, pero sobre todo de Melanie, quien había sido la responsable de convencerme de ir, y después olvidarse por completo de mí, y gracias a eso, mis labios experimentaron la sensación prohibida.
¿Segura? —preguntó, y la ignoré mientras seguía caminando. Oye, esta no es la Keysi que conozco —se acercó nuevamente a mí. Dime qué te pasa.
No me pasa nada —dije con frialdad.
Algo te pasa y quiero saberlo.
No me pasa nada —repetí.
Keysi —me miró seria.
Melanie —la miré de la misma manera.
Key…
Estoy bien —solté, interrumpiéndola. ¿De acuerdo? No me pasa nada.
Seguí caminando, hasta llegar al salón en donde choqué con alguien; se giró y levanté la vista, encontrándome con Ryan.
Keysi… —me giré para salir y comencé a caminar apresuradamente sin rumbo alguno. Keysi, ¿podemos hablar? —lo escuché, mientras sentía sus pasos tras de mí. ¡Keysi!
Era el momento perfecto para que se abriera un hoyo en el piso y me tragara sin dejar huella alguna de mí. Seguí caminando hasta salir del pasillo, llegando al patio trasero. Ryan seguía tras de mí, y por más que intentaba huir, él me estaba siguiendo.
Keysi, por favor, escúchame, necesitamos hablar.
No tengo nada qué hablar contigo —dije por fin, mientras seguía mi extraño camino.
Por favor, lo siento —sin darme cuenta, quedé frente a la pared de ladrillos, sin escapatoria alguna; me giré para regresarme, pero Ryan se posicionó frente a mí, acorralándome y evitando que escapara. Escúchame —pidió.
No quiero —susurré, bajando la vista.
Por favor —colocó su mano en mi barbilla para levantar mi rostro, obligándome a mirarlo. No quise arruinar tu primer beso, ni siquiera lo sabía —lo miré fijamente a los ojos; yo no lo sabía.
No caeré en tu juego —dije; te haces el inocente, pero sabías la verdad: la nerd nunca besó a nadie, la nerd es virgen, la nerd es una estúpida con la que podemos jugar, la nerd será nuestra apuesta, la nerd esto, la nerd aquello, la nerd es una idiota
—alcé la voz, molesta.
Nunca me defendí, y tal vez esa fue una de las razones por las cuales siempre me molestaban; el miedo te hace débil y a ellos los hace fuertes; los débiles somos el alimento de los bravucones.
No es un juego, Keysi… yo no lo sabía.
¡Claro que lo sabías! —lo miré fijamente. ¿Querías destruir a la nerd? —pregunté. Pues te felicito, ¡lo lograste! Yo no seré tu apuesta ni la de nadie más —comencé a darle pequeños golpes en el pecho. Arruinaste el hacerme creer que eras diferente. Me cogió de los brazos, posicionándolos en la pared, mientras sus ojos se posaban en mí.
Yo no jugué contigo —podría, incluso, decir que había algo de sinceridad en su rostro. No eres una apuesta y no quise destruirte, yo no sabía nada de eso, te besé porque no podía más.
No soy tan tonta.
Ya lo sé —guardó silencio por unos segundos, sin despegar la vista de mí; pero si no fueras una tonta, no te inventarías una historia que no es real.
¿Ah, no? —pregunté incrédula. Y según tú, ¿cuál es la realidad?
No te la diré —susurró, pero alcancé a escucharlo.
Lo ves, no puedes inventarte nada, porque descubrí la verdad, descubrí tu asqueroso plan de destruir a la nerd, y déjame decirte que humillarme no te servirá de nada.
Te estás creando algo en tu cabeza, que no es real —podía notar el fastidio en su tono de voz.
Sé perfectamente lo que es real; sí crees que caeré ante ti, estás muy equivocado.
Yo no intento hacerte caer —bufó y separó un poco sus manos. ¿Quieres la verdad? —preguntó molesto.
¿Cuál es la verdad? —estrelló fuertemente sus manos sobre las mías, haciendo presión, provocando un fuerte dolor.
La verdad es que creía que tú eras otra —iba a interrumpirlo, pero no me dejó. Me equivoqué, eres igual a las demás, eres una nerd, pero hueca, yo no quise hacerte daño, y te dejaré en claro de una vez por todas la verdad —su mirada se volvió fría, al igual que su tono de voz. Te besé porque no podía más, porque no soportaba ni un minuto, te necesitaba, te quería para mí. Me gustas, ¿de acuerdo? —me soltó y se alejó un poco, manteniendo la vista enfocada sobre mí. ¿Te quedó claro? Y, sí… te lo repito, me gustas, ¡me gustas, Keysi!

You Are My Nerd [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora