15• El enigma de papel

6.7K 597 23
                                    

La pregunta se había formulado a primera hora de la mañana, dándome de lleno como un jarro de agua congelada. Estaba somnolienta; apenas había dormido una hora, y lo único que ansiaba eran respuestas. Nada de dormir; no de nuevo. Solo podría cerrar los ojos y dar pequeñas cabezadas cuando tuviese algo a lo que aferrarme, por más pequeño que fuese. Respuestas, soluciones, enigmas resueltos... Ahora mismo todo parecía una buena opción.

Y sé que todo estaba resultando ser una locura, y esta vez una de las grandes. Pero había llegado un momento en el que asumir que me estaba volviendo insólitamente poco cuerda, me estaba dando más vitalidad de la que alguna vez había tenido siendo una persona racional.

Y sin saber por qué, la voz sale de mí como sí ya no fuese mía. Suena tan ajena, que me recuerda a un programa que ví una vez sobre la despersonalización y sus causas. Sé que nadie me va a responder, pero de todas formas lo intento, porque no pierdo nada con ello.

—Ethan —susurro hacia la nada, con un fino hilo de voz indistinguible. Sé que lee mentes, así que únicamente estoy aferrándome a esa opción. No puedo esperar a decírselo en persona; ¡ni siquiera sé dónde encontrarlo! Parece que esconderse de alguna forma lo ayuda a pasar de inapercibido, pero es justo lo contrario—. ¿Por qué siempre apareces cuando no te necesito, y ahora que sí te necesito no apareces?

Me llamo estúpida a mi misma por dejarme en evidencia delante de los pocos peluches que todavía adornan mis estanterías, y con la palma de la mano derecha, me golpeo varias veces la frente. Estoy cansada de que absolutamente todo siempre tenga que salir mal. ¿Qué cojones se supone que le he hecho a la vida para que me trate con tanta hipocresía?

Estoy cansada de suplicar, me escuecen los ojos a causa del mal trago que he pasado esta noche, y los párpados me pesan más de lo normal. Ahora es cuando comienzo a darme cuenta de que todo parece mucho más borroso, y de que en realidad estoy cerrando los ojos inconscientemente.

—Eres un gilipollas elemental.

Cierro los ojos, y me dejo caer sobre la cama rendida. Mi sueño reparador no dura mucho tiempo, cuando noto la presencia de alguien más, sentado en la misma cama que yo.

¿Sabes? Estoy muy cansado de ser tu juguete. ¿Sabes que hay vida más allá de la tuya? ¡La mía por ejemplo!

Abro los ojos por el miedo acumulado, y las ganas de gritar me abruman de una forma inexplicable. Mi corazón se exalta, y luego se relaja un poco al verlo sentado en una posición parecida a la mía.

—¿Por dónde has entrado?

Su respuesta es una mirada cómplice hacia la puerta. Abro los ojos como platos, y antes de que pueda levantar la voz y alertar a todo el mundo sobre el hecho de estar acompañada por un chico en mi cama, su frase me tranquiliza.

—No me ha visto nadie.

Y de nuevo, le dirigió una mirada inculpante cuando descubro que el pestillo de la puerta está puesto... Lo miro con las cejas alzadas varios segundos, y ahora parece avergonzado cuando susurra las palabras como si fuesen un secreto muy macabro del que no debe enterarse nadie.

—Vale... Quizás me he pasado toda la noche en tu baño, ¡pero ha sido solo por precaución!

La mandíbula se me descuelga de tener tanto tiempo la boca abierta, y antes de que pueda decir algo más, le propino un guantazo que lo deja alelado por varios segundos que resultan eternos para ambos.

—¡No vuelvas a ser un puto acosador! ¿Entendido? —Parece desconcertado mientras asiente, pero no lo culpo. Creo que mi golpe lo ha dejado tonto—. Y ahora escúchame porque no lo pienso repetir más; ¿has puesto alguna nota sobre mi ventana?

Dark SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora