13. El reencuentro

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Sentí los latidos de mi corzón acelerarse, mi cabeza se llenaba de preguntas, esta noticia había despertado a un pequeño ser curioso dentro de mi cabeza, quien empezaba a enloquecerme haciendo preguntas.

¿Sigue vivo? ¿Cómo estará? ¿Será mas alto? ¿Se encuentra bien? ¿Scott le ha hecho daño?

Pero luego otra pregunta llegó a mi mente. ¿Me seguirá queriendo?

Los arbustos empezaron a moverse y esto distrajo a Luke, quien luego de mirarnos preocupados empezó a correr.

-Síganme.

Corrimos tras el, cruzando arbustos, árboles y todo lo que se pusiera en nuestro camino hasta que llegamos al otro lado en donde estaba un carro todo viejo. Luke entró y nos hizo señas para que subieramos. No se a donde nos dirigíamos, o por qué lo hacíamos, solo se que no quería estar allí porque sabía que corríamos peligro por alguna razón desconocida.

Ahora todo estaba claro. Scott quería venganza; recuerdo con claridad el incendio, pero nunca supe que sus padres murieron en él, Logan nunca me lo dijo. Quiere torturar a Logan, por haber matado a sus padres, es algo lógico, pero ¿por qué? ¿por qué guarda tanto rencor? fue un asunto de niños, no puedes llevar eso en el corazón toda tu vida.

Llegamos a mi casa, alivio, no quería mas acción ni sorpresas por el día de hoy. Bajé del auto y me despedí de Luke, y Jake obviamente bajó conmigo. Se paró en la puerta y me dió un beso.

-Ten mucho cuidado. -dijo enredando sus manos en su cabello-

-Lo tendré. -dije y cerré la puerta-

Para mi sorpresa mis padres no estaban en casa. Dí un suspiro y entré en mi habitación, me dí un baño y luego me acosté en mi cama. Me quedé mirando el techo, dando vueltas por mi mente, formulando preguntas que quizas nunca me respondería, hasta que caí dormida.

-Buenos días Vanessa. -dije tomando el teléfono-

-Vaya, hasta que me respondes con buen ánimo. -dijo-

-No lo arruines.

-De acuerdo. -dijo y yo me reí-

-Ya estoy lista.

-Esta bien, llego en cinco minutos. 

En lo que Vanessa llegaba decidí salir a mi jardín, no se, a tomar algo de aire, que mucha falta me hacía. Ya fuera, escuchaba unos pasos rápidos provenientes de la calle. Salí a ver que pasaba, era Jake corriendo, llegó hacia mí y tenía toda la boca sangrando, no sabía que pasaba. 

-¿Qué rayos te pasa? ¿quién te hizo esto? -dije gritando-

-Eso es lo que menos importa, debemos irnos. 

-Vanessa esa por llegar. -dije-

-No hay tiempo. -dijo y en ese mismo instante un disparo sonó, voltee la cara para ver que había pasado. Grité al ver a Jake desplomado en el suelo, lágrimas salieron de mis ojos, caí de rodillas contra su cuerpo. El carro de Vanessa llegó, bajó inquieta y empezó a marcar a la ambulancia.

-¿Qué rayos ha pasado? -dijo poniendose a mi lado-

-Le han disparado en la espalda —gritaba, lloraba, tenía las manos llenas de sangre.

-Llevémoslo dentro de la casa —gritó casi tan angustiada como yo.

Cargamos a Jake, quien aun seguía vivo, y llorando, con una herida de bala en su espalda, que estoy segura que Scott causó. Sus ojos cerrados, la sangre corriendo a través de su espalda y entrando en el tejido de su camisa, la cual había pasado de un blanco nítido a un rojo oscuro en el lugar de la herida, todo me hacía sentir mal.

Miles de pensamientos, unos peores que otros, pasaban por mi mente. ¿Qué estaba pasando? Mi novio se estaba desangrando en este momento y en cualquier momento podría incluso morir, y sentía que nadie estaba haciendo nada al respecto, aunque sabía que nada se podía hacer excepto esperar... Pero yo no quería esperar, no cuando Jake está gimiendo de dolor y retorciéndose en el sofá

—Jake, no me dejes, por favor. 

Pasaba desesperadamente la mano por su cabello, intentando darle un poco de fuerza, la mancha roja seguía incrementando de tamaño cada segundo, y así mismo mi angustia.

-T... te... te amo Lana —dijo Jake.

-Yo también te amo. -dije tomando su mano- Y no te dejaré, estaras bien, lo prometo.

Llegó la ambulancia con su habitual sirena. Del auto descendieron unos cuatro hombres fortachones, lo subieron en una camilla y pedía en mi mente que no estuviera sufriendo tanto. Entré junto con Vanessa en la parte de atras. 

-No te dejaré. -dije agarrando su mano- Resiste por favor.

Llegamos al hospital, no podía entrar a verlo, no sabía cómo estaba, no sabía nada de el.

Luego de un momento, un doctor se acercó a nosotros.

-¿Son familiares del muchacho? -dijo el doctor con la típica carpeta en las manos-

-Soy su novia.

-Y yo su amiga. -dijo Vanessa-

-Se encuentra en un estado muy delicado, podrá recibir una visita, pero no puede tardar mas de media hora, luego de eso, entrará en la sala de revisión y no podrá recibir visitas por un tiempo.

-Ve, yo te espero. -dijo Vanessa y yo asentí-

Entré a la habitación, pero ya había alguien mas.

-¿Quién eres? -dije al chico del pasamontañas- juro que si te atreves a hacerle algo...

El chico se quitó el pasamontañas

Era Logan. 

-Veo que no has cambiado nada. -dijo Logan acercándose a mí- 

Con un tono de voz mas grave de lo que recuerdo, con una cara igual, pero mas alargada a la del Logan que conocía se encontraba ahí, parado, junto a mi novio, sosteniendo un líquido dentro de una pequeña botella transparente. Retrocedí, sin poder creer lo que estaba viendo, estaba vivo. Lágrimas volvieron a caer por mis ojos, Jake a punto de morir, y Logan vivo. El pequeño amigo cuestionador en mi cabeza volvió a despertar, pero eran tantas las preguntas en mi mente que decidí empezar por la mas importante.

-¿Fuiste tu quie le disparó? -dije casi en un susurro con miedo a hablarle.

Logan se acercó y retrocedí sin poder quitar mis ojos de su cara.

-No fui quien le disparó, sin embargo vengo aquí a curarlo. Sé que es dificil creer que estoy vivo, pero ahora mismo, él es mas importante. -dijo señalando a Jake.

Destapó la botella y un olor horrible salió de ella, abrió la boca de Jake, e hizo que tragara el líquido que contenía. Pude ver como su mano se movía, seguía vivo, pero ¿iba a estar mejor?

-¿Qué es eso? 

-Si te lo digo, vomitarías. -dijo cerrando el frasco-

—¿Cómo se que no le hará daño?

—¿Me crees capaz de hacerle daño?

—No lo se, yo a ti no te conozco.

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