-Las invito a almorzar, ¿quieren?

-Supongo que podemos salir un rato.

Karen estaba demasiado entusiasmada, por lo que cada vez que esa sonrisa aparecía en su rostro, la miraba con desconcierto. A Junhong no parecía extrañarle el cambio de humor tan repentino de la muchacha, sino más bien, sonreía a su lado. Volver al trabajo estaba siendo más agradable de lo que esperaba.

-Lamento mucho haberme ido así aquella vez. Estaba demasiado ocupado en el trabajo y apenas si tenía tiempo para asistir a clases. Algunos de mis exámenes fueron reprogramados y quizá por eso no pueda tener vacaciones...

De manera tranquilizadora, la voz de Junhong se aproximaba a mis oídos de camino al restaurante. Casi de la misma manera que con Daehyun, estábamos unidos por interrogantes que no eran respondidos, pero que nos generaban curiosidad a ambos. Durante el tiempo que estuve en la isla, no quise preguntarle acerca de su relación con ese alto muchacho que nos encontró en la habitación del hospital, pero estaba segura que se conocían.

Volver a ese mismo lugar en el que unas semanas atrás, el estruendo de la colisión del auto contra el cuerpo de Daehyun, fue casi conmovedor. Una manera más del destino de mostrarse frente a mí, produciendo situaciones difíciles de controlar y explicar.

-Pueden ordenar lo que quieran, es mi modo de recompensarles por aquel día que tuve que cancelar nuestra cita doble.

Los ojos juguetones de Junhong se contradecían con el resto de su figura, que toda esbelta nos invitaba a entrar en el local de comida. Así como sucedía cuando estábamos en clases, todas las muchachas dentro giraban sus cabezas cuando la inmaculada camisa blanca vestida por ese estudiante universitario, pasaba detrás de ellas.

-Parece que vamos a ser envidiadas aquí también.

Karen me había comentado acerca de la enorme cantidad de estudiantes que habían querido anotarse como voluntarias luego de que Junhong se convirtió en mi asistente. Por supuesto que ella siguió el protocolo y les hizo a todas unas entrevista, pero al final decidió no aceptar a ninguna porque los puestos ya habían sido ocupados, y quizás también porque parecía disfrutar quebrantando las ilusiones de aquellas jovencitas.

-Antes de ordenar tengo que hacer una llamada. Si tienen mucha hambre pueden ir pidiendo ustedes.

Hojeé el menú antes de posar mis ojos sobre algún plato en específico. El muchacho sentado frente a mí parecía estar ocupado en otra cosa. Podía sentir cómo sus ojos no se despegaban de mi frente. Comencé a sentirme incómoda, por lo que velozmente levanté la vista y lo encontré interrogándome indirectamente, frunciendo las cejas hasta formar un gracioso arco sobre su nariz. Por más que mantenía la mirada en él, no parecía darse cuenta de que estaba siendo observado también.

-Fruncir más el ceño no va a hacer que puedas adivinar mis pensamientos.

El foco de sus ojos se dirigió por fin hacia los míos. Comenzó a sonrojarse.

-¿Qué quieres?

-Nada.

Me dijo inmediatamente, alejando su torso de la mesa y estirando los brazos fingiendo comodidad. De vez en cuando, lanzaba miradas nerviosas a través del vidrio del restaurante, por donde se podía ver a Karen parada en la vereda, tomando el teléfono en sus manos. Decidí hacer como si no notara su extraño accionar.

-Hay algo de lo quiero hablar contigo.

Por fin. Los minutos se habían hecho casi eternos antes de que lanzara aquella frase. Asentí para que prosiguiera.

-Aquel día, cuando estuviste en el hospital...conocías a la persona del accidente ¿verdad?

-Sí.

-¿Hace cuánto?

-No mucho.

-Pero ambos son cercanos ¿no es cierto?

-Algo así.

¿A dónde pretendía llegar con mis mentiras? Si el recuerdo de aquel beso agitaba mi corazón en el mismo momento en el que decía no ser cercana a Daehyun.

-¿Qué hay de ti? ¿Lo conoces también?

Suspiró y lanzó otra mirada hacia la vereda. Karen seguía en el mismo lugar.

-Trabajamos juntos.

Asentí nuevamente. Esperaba que fuera Junhong quien me dijera qué era lo que le había pasado a Daehyun, en vez de tener que escarbar yo misma por las respuestas. Otro silencio se hizo presente.

-¿Sabes algo de él?

¿Qué debía decirle? No sabía si era correcto mencionar que había estado con él hace unos días y que se encontraba bien, después de todo, las razones por las cuales había decidido volver, no estaban del todo claras.

-No.

Escondida detrás del menú, observaba como el semblante de Junhong se entristecía.

-Pues...solíamos vivir juntos también. Pero luego del accidente, unos días después, se fue de la casa y no apareció por el trabajo tampoco. He intentado hablar con él, pero...

Karen apareció detrás de nosotros, y las palabras del joven que nos acompañaba se desvanecieron. Ambos aclaramos nuestras gargantas y acomodamos nuestras posturas, pretendiendo que nada había pasado. Nuestra acompañante parecía haberlo notado, pero no hizo ningún comentario al respecto.

El resto del almuerzo transcurrió como si nada. Terminamos nuestra comida mientras hablábamos del tiempo que habíamos estado separados. Sabía que no disfrutaba del todo estar en la Universidad, pero lo hacía por sus padres y esa era para él, la forma de agradecerles por todo lo que habían hecho por él estos años. No tenía idea que ya ni siquiera vivía con ellos, pero iba a visitarlos durante los fines de semana si su agenda no estaba ocupada. Cada vez que hablaba de sus ganas de pararse en un escenario, la imagen de Daehyun, con esos ojos soñadores, se presentaba en mi mente. Ambos compartían el mismo sueño y después de aquella pequeña conversación, comprendí que la preocupación de aquel muchacho se basaba en su propia experiencia, en su conocimiento del esfuerzo diario que hacía para estar cerca de su objetivo. Por eso le parecía inconcebible que un amigo suyo lo abandonara todo así sin más.

En los planes estaba volver a la oficina, pero al parecer Karen tenía otros compromisos. Nos despedimos de ella en la vereda del restaurante y seguimos camino, guardando silencio. Tiempo después, parado frente a la entrada del edificio, el cuerpo de Junhong se detuvo abruptamente, como si se hubiera estrellado con una pared invisible.

-Daehyun no puede abandonar por lo que tanto luchó. Si lo conoces, sabes que nunca pensó en otra cosa más que en convertirse en cantante. Huyó de su casa, se peleó con sus padres, trabajó como un esclavo para conseguir el dinero y venir aquí...Ni siquiera sé que está haciendo ahora...ni siquiera sé si está totalmente recuperado del accidente...

No me servía de nada seguir ocultando el paradero y de Daehyun. Había otra persona que se preocupaba por él y que necesitaba saber que se encontraba bien. Tener un aliado como aquel reavivaría mis esfuerzos para lograr que regresara.

-Está bien...estuve con él en la isla. Volvió allí porque no tiene otro lugar y no conoce a nadie aquí. Consiguió un trabajo y no la pasa tan mal...No quería que nadie supiera

Pensaba que escuchar aquello calmaría su angustia, pero no lo hizo. El dolor de su partida se acrecentó y las lágrimas brotaron inmediatamente. El muchacho refregaba su rostro con las mangas de su camisa, estropeándola. Su espalda daba saltos que se acompañaban de sollozos que casi lo ahogaban. Mi corazón podría haber cabido en un frasco por lo encogido que estaba. Me acerqué y pasé una de mis manos por el costado de su brazo, sin volver a mencionar palabra alguna, hasta que de a poco, el llanto se calmó y su respiración recobraba ritmo normal.

-Tenemos que traerlo de regreso.

Casi en un suspiro, su voz se escuchó y seguido a esta, un auto estacionado del otro lado de la calle hizo sonar la bocina. Junhong se despidió y salió corriendo en dirección a aquel vehículo.


I'm gonna make you love me  [BangYongguk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora