Capítulo 1

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♦SUBARU♦

Habíamos pasado todo el maldito día encerrados en el registro civil. Que firme aquí, señor Hentako. Que firme allá, señor Gibara. Que ahora nos tienen que vender su alma para que los podamos casar oficialmente por fin.
Sólo sé que fumé una cajetilla entera de cigarrillos y que Laito se molestaba con eso. Que te va a dar cáncer. Que se te queda el olor impregnado en la ropa. Que no me beses con ese aliento a humo.
Como si él fuera un santo y no fumara. O mucho peor: como si él no bebiera hasta empezar a actuar como una copia fallida de Sebastian Michaelis. Un Sebastian con serios problemas mentales.
Se hicieron las siete de la tarde (y que conste que nosotros llevábamos allá desde las ocho de la mañana) y por fin la secretaria nos dio el bendito papel que nos declaraba marido y... y marido.

-¡Por fin, SU-BA-RU-KUN!- chilló Laito antes de abrazarme y estamparme un beso en la boca frente a todos los presentes en el registro civil.
-Agh, Laito, en público no...- gruñí.
-¿Por qué no, mi Su-ba-ru-kun?- dijo presumiéndome sus ojos verdes.
-¿No tienes que avisarle a tu madre que ya estás oficialmente casado?- espeté, intentando quitármelo de encima.

Laito marcó a su madre en cuestión de segundos.

-¡Adivina quién es oficialmente el señor de Gibara, mamá!- gritó apenas ella atendió. Pude oír los chillidos de alegría de mi suegra del otro lado de la línea. ¿Por qué toda la familia Hentako era tan... efusiva? Kanato que a sus veintiún años seguía llamándome "Onii-chan". Cordelia que cada vez que me veía con Laito explotaba de alegría. Y cómo olvidarme de mi querido Ayato, quien seguía amenazándome de muerte con la mirada. El único que podría pasar como normal era Richter, el esposo de Cordelia. Era el único que no nos veía raro ni lloraba ni me ponía apodos estúpidos.
Suspiré y me llevé una mano al rostro. Estaba realmente cansado y tenía que ahorrar energías para la noche, porque Laito obviamente no tenía planeado dormir.
Me puse a enumerar mentalmente todos los lugares contra los que podrían darme. Mejor dicho, contra los que iban a darme. No tenía ganas ni de imaginármelo.

-¡Su-ba-ru-kun!- dijo Laito un rato después -Mamá está haciendo una cena bien grande para celebrar- sonrió de oreja a oreja. Ay, no. Los cuatro Hentako reunidos en un mismo lugar. ¿Lo resistiría mi cerebro? Pues no me quedó más opción que averiguarlo sobre la marcha, porque apenas pude darme cuenta de que Laito conducía a 70 kilómetros por hora en dirección a la casa de Cordelia.
Aunque yo hiciera parecer que estaba realmente fastidiado por el día exhaustivo, también me encontraba feliz; por fin había podido casarme con la persona que amaba. Aún si me quejaba de la forma de ser de los Hentako, no podría pedir una familia mejor.

Empezamos 7v7
Feliz cumpleaños, agusluzdeluna96 n.n ten un hermoso día!

Inocencia y Perversión 2 [LaitoxSubaru] (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora