Día 1

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Entro en mi primera clase del día, matemáticas, y me siento en mi asiento habitual junto a Dominic. Dominic ha sido el único amigo que he tenido nunca. Era nuevo el primer año del instituto. Nunca tuve amigos porque tenía miedo de que sólo me quisieran por mi situación económica. La gente siempre pensaba que molaba tener un padre que era un famoso abogado internacional. Pero yo siempre acababa distanciándome de los que pensaban así de mi padre. Y Dominic es distinto al resto, nunca se interesó en el dinero ni en el estatus de mi familia en la sociedad. Ha sido mi amigo desde entonces.

Ahora estamos en la última semana del último año de bachillerato. Estoy muy contenta de que haya sobrevivido a esto, y que haya aprobado todas las asignaturas, y estoy más que preparada para irme de casa. He mandado solicitudes a muchas universidades, y sólo espero que alguna de ellas acepte. Nuestra graduación es mañana, y no puedo esperar a que llegue. Desde que Dominic se enteró de los abusos, no ha sido otra cosa más que útil. Él es el único que me ha animado a seguir estudiando para tener una buena vida lejos de mi familia.

-Victoria, ¿me estás escuchando? -escucho cómo me dice Dominic.

-Lo siento. He desconectado.

-Bueno, ¿qué excusa me vas a poner hoy para ese nuevo moratón?

-Me he caído de las escaleras -respondo.

-Otra vez... -dice, no aprobando mi excusa.

Las siguientes cuatro horas pasan volando; no hicimos demasiado ya que ya estamos graduados, por así decirlo. Cuando toca la campana avisando a los alumnos que ha llegado la hora de comer, me voy hasta mi taquilla para sacar todos mis cuadernos para poder guardarlos en casa, y para esperar a Dominic; este es nuestro punto de encuentro. Estoy guardando uno de mis cuadernos en la mochila cuando una voz me sobresalta.

-Siento llegar tarde -dice, y doy un brinco del susto.

-¡Mierda, Dominic! ¡Me has asustado! -digo, dándole un golpe en el hombro.

-Será mejor que te consiga algo de comer antes de que me mates.

Me dirije hasta nuestra mesa habitual del comedor. Cada uno ha traído su comida, ya que la comida de la cafetería es horrible. Comemos mientras hablamos de temas variados. Parte de mi mente sigue estancada en la noche anterior, recorriendo los sucesos que ocurrieron. Vergüenza es todo lo que puedo sentir.

-Estás volviendo a ignorarme -me reprocha.

-Lo siento.

-¿Ocurre algo?

-Nada. Estoy bien -planto una sonrisa falsa en mi rostro y le doy un mordisco a mi sandwich.

Me analiza durante unos segundos y lo deja pasar mientras continúa hablando. Parece que mi mente no quiere escuchar todo lo que tiene que decirme. Y antes de que pueda pararlo, la imagen de la carta encima de mi cama irrumpe en mi mente. Las preguntas se agolpan en mis labios con la misma rapidez de anoche.

-Dominic. Pasó algo anoche... -digo, tratando de dominar mi voz.

-¿Algo distinto al abuso habitual de cada día?

-Sí.

-Te juro que a veces me entran ganas de entrar a tu casa y de pegar a tu padre yo mismo -dice, apretando los dientes.

Intentando apartar los actos que mi padre me condenó de mi mente, continúo:

-Ayer a la noche me duché, y cuando volví la ventana de mi habitación estaba abierta. Y había una carta encima de la cama -digo, y le tiendo el trozo de papel. Su cara se ensombrece cuando la lee.

The Letter {Español}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora