-Hola -me dijo mientras se acercaba a nosotras con una sonrisa encantadora.

-Hola -Expresó en un tono sensual. Pam y sus intentos de seducción. Me tapé la cara con mi mano mientras lo escuchaba reír.

-Soy Gael, un gusto señorita. -tenía una sonrisa pícara de Don Juan en su rostro. Revoleé los ojos y reí al ver la cara estúpida de Pam mientras se derretía.

Esa misma cara que tu pones al ver a Iam.

-¿Cómo esta Iam? -las palabras salieron solas de mi boca y me maldecí por haberlas dicho. Pero no podía culparme, ya hacía una semana que no lo veía.

¡UNA MALDITA Y LARGA SEMANA!

-Ha estado concentrado en algo que según él es de "extrema importancia" -se encogió de hombros restándole importancia. Desvié mi mirada hacia Pam, sus ojos estaban brillosos, su sonrisa era más grande y fea que la del guasón. No pude evitar reír. Él solo se alejó hacia la recepción para hacer su pedido. 

-¡Dios mío, está demasiado bueno! -lo dijo un poquito muy, muy, muy fuerte. Él miró hacia nosotras y estalló en una carcajada. Pam le sonrió seductoramente y le hizo una seña con su mano de "llámame". A veces me preguntaba si Pam tenía algo de vergüenza. -¿De donde lo conoces, Jay? Cuéntame todo ahora mismo pequeña diabla. ¿Sabías de su existencia y no me lo contaste? Oh... no me digas que estás interesada en él-hablaba muy rápido y parecía indignada, interesada y feliz a la vez.

-No, yo ya tengo a su hermano en la mira. -pensé en Iam y una sonrisa de estúpida salió de mis labios.

-O sea que... ¿Gael está totalmente disponible para mí? -Asentí y ella dio un pequeño grito de emoción. Vi como Gael nos sonreía y se despedía con su mano mientras salía del local. Pam no perdió la oportunidad y le regaló una de sus sonrisas más seductoras jamás hechas. -¿Su hermano es igual de lindo que él?

-En mi humilde opinión, es más. -Pam abrió sus ojos con admiración, mientras seguí hablando -. Yo lancé mi anzuelo y él pinchó la carnada.

En realidad él no pinchó tu anzuelo, simplemente es indiferente a tu existencia.

-Ya, entiendo. ¡Seremos cuñadas! -Sus ojos se volvieron a iluminar y yo revoleé los ojos.

-En realidad eso no sería ser cuñadas. -La corregí  y ella chasqueó la lengua como si no importara. De pronto mi celular sonó. Lo saqué y en la pantalla veía "Llamada entrante, Papá" Fruncí el ceño algo confundida pues era extraño que él me llamase. Contesté mientras observaba por la ventana la espesa niebla que comenzaba a formarse en la oscuridad.

Que rápido ha oscurecido.

-¡JAY, GRACIAS A DIOS! ¿ESTAS BIEN? CASI ME MATAS DE UN INFARTO. -parecía muy preocupado. Fruncí aún más el ceño.

-¿Qué pasa papa? -levanté mi mirada y visualicé que afuera había un chico tendido en el suelo.

¿Qué carajos?

-Nada hija, sólo vuelve ya a la casa. -Dijo mi padre y cortó. Esto era jodidamente extraño, mi padre jamás me llamaba ni siquiera se preocupada con que llegara tarde. Suspiré y seguí mirando al chico que estaba tendido en el suelo.

¿Estará muerto? ¿Será un borracho durmiendo? ¿Por qué carajos era la única que parecía una loca mirándolo?

Pam se había ido al baño y en ese momento aproveché para ir a ver que le ocurría al muchacho. Salí por la puerta y un viento helado chocó por mi cara.

Maldito invierno.

Camine hacia el chico y dudé en si acercarme más o simplemente preguntarle desde aquí si se encontraba bien.

-¿Estas bien? -pregunté a dos metros de él. Pero él no respondió. Fruncí el ceño con preocupación. .

-¿Necesitas ayuda? -Ésta vez me acerqué un poco más a él, pero seguía sin hablarme.

Acorté toda la distancia entre nosotros y con cautela lo toqué. Al tocarlo se esfumó. Se hizo polvo. Así como lo ven. Desapareció, se fue con el viento. Voló, se tele-transportó, que se yo. Pero no estaba más. Abrí mis ojos con asombro mientras intentaba contener un grito. Justo en ese momento una mano tomó mi cintura apresándome y otra mano con un pañuelo blanco fue directo a mi boca. Abrí la mandíbula con desesperación para gritar pero no podía. Inhalé el trapo con que me cubrían la boca y distinguí aquel fuerte olor.

Cloroformo.

Al mismo tiempo sentí un pinchazo en mi cuello. Estaban administrandome algo.

Me van a matar.

Fue lo último que pensé cuando todo se volvió negro a mi alrededor y me desvanecí.

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