Capítulo 14 (parte 4)

51.8K 2.4K 236
                                    

Me muerdo el labio inferior avergonzada. Tiene razón. Tengo envidia de todas esas chicas a las que les arrebató su virginidad, yo siempre deseé que mi primera vez fuera con él, y no en la manera en que ocurrió. Pero no puedo volver atrás y cambiarlo. Eso nunca hubiera ocurrido. ¿Por qué no puedo vivir el presente y dejar el pasado atrás?

Paso una mano por la mejilla donde le abofeteé y la acaricio embobada. ¿Cómo un hombre como él se ha podido fijar en una simple chica como yo?

Acerca su rostro al mío y junto nuestras frentes. Nos miramos dulcemente a los ojos y noto como sus ojos llamean de calor por mí, al igual que el calor calor que procede de su entrepierna.

—Todo era siempre lo mismo. Follar como bestia con cualquier chica que se me insinuara, y acto seguido largarlas de mi casa. Ninguna de esas zorritas me parecía lo suficientemente buena para repetir, y a decir verdad, ¿para qué coño iba a querer atar mi vida a una chica, pudiendo follarme a las mujeres que se me apetecieran? Una noche estaba en un pub con unos chicos, y uno de ellos me ofreció cocaína.— le miro con los ojos completamente asustados. No me lo puedo creer.— Esa era una de esas noches en las que estaba harto de todo, quería que los demonios de mi cabeza se callaran y pensé que esa sería la mejor solución para olvidarme de todo por unas horas.— exclama pasándose su dedo pulgar por los labios.

— Pero de pronto un chico se acercó a mí y me dijo que eso no merecía la pena, que no dejara que me convirtiera en un monstruo.— dice sonriéndome irónicamente.— Tu hermano Mark era distinto a los demás, no me hablaba para lamerme el culo e intentar conseguir a alguna chica que yo no quisiera. No sé muy bien como me soportaba tu hermano. De aquellas, aunque no te lo creas, yo era aún más gilipollas. Me metía en líos cada dos por tres, pero el siempre estaba ahí para mí. Yo no le llamaba, pero él siempre de alguna manera estaba ahí para salvarme el culo.

Sonrío ampliamente sabiendo que mi hermano siempre había sido un buenazo con todo el mundo sin importar la hora del día que fuera. Siempre había estado ahí para mí, y siento que yo nunca he sido del todo honesta con él.

— Poco a poco me iba abriendo más a él, me costaba mucho confiar en alguien, sobre todo cuando lo había pasado toda mi vida tan mal. Nunca había tenido a un mejor amigo, por así decirlo.— exclama besando delicadamente mis mejillas.— Recuerdo un día que me invitó a cenar porque quería que conociera a su familia, que estaría bien que saliéramos ese fin de semana de la ciudad para poder respirar aire puro. Yo no tenia ganas de ir, no quería tratar de agradar a unas personas que no me interesaban lo más mínimo.— me muerdo los labios y aparto mi rostro del suyo triste.

¿De esto se trataba todo? ¿De que toda su vida fingió que le agradábamos cuando en realidad nos odia?

Christian me agarra por el mentón para que le mire a los ojos.

—En el momento que me presentó a tus padres supe que no tenia que fingir con ellos, que podría ser yo mismo y que no me juzgarían. Tu madre se alegro mucho de conocerme, se moría de ganas por conocer al chico de los combates. Hasta incluso se me ofreció.— exclama riéndose y yo ruedo los ojos.

Eso era muy típico de mi madre. Para ella nunca había sido un problema decir ese tipo de cosas sin avergonzarse, mientras que yo me ponía colorada como un tomate.

— Estábamos sentados en el sofá cuando sonó el timbre. Yo no sabía que esperaran a alguien. De pronto por la puerta apareció una preciosa chica de pelo rubio oscuro con unos impresionantes ojos verdes que me dejaron fascinado. Cuando ella me vio sus mejillas se tiñeron de rojo y un tímido hola se escapo entre sus carnosos labios. No sé muy bien que ocurrió en ese momento pero mi polla se despertó pillándome desprevenido. Cuando se giró y vi el vaivén de sus caderas sentí que estaba perdido.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora