Capítulo 26

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"Reencuentros"





"Pero tú eres el amor de mi vida. La luz en la oscuridad. El sol en el cielo. Te amo. Así que por favor no me dejes. No ahora. Ninguna vez."

(c.k. writes)





En cierto punto de la relación/no relación que Sydney y yo hemos formado, también he separado a mi yo de antes, el que estaba rodeado por los medios, acudiendo a eventos y visitando personas conocidas internacionalmente. He retomado mi vida como si nada de la banda hubiera ocurrido y ni siquiera han pasado meses o años, fue cuestión de semanas y un interés estúpidamente inmenso por una chica con más problemas de los que cualquier persona podría imaginar. Claro que las imágenes en mi hogar siempre me lo recuerdan, las llamadas y la interacción que aun mantengo con Laura y Harry de vez en cuando, sé que sigo siendo ese mismo Niall pero sigo aprendiendo para convertirme en algo mejor.

Hace poco más de un mes que he conocido a Sydney Anne Taylor y mi vida es una constante de cambios y sorpresas, meteduras de pata y maneras de enmendarlo, tardes en una cafetería y muchos momentos de silencio entre ambos. Más viajes en el transporte público que mi auto y un constante aroma a lavanda que es tranquilizador.

Hace dos días he metido mi pie en lo más profundo, o al menos eso fue lo que creí, cuando le revelé a Sydney sin pensarle sobre la existencia de su hermana y no me vi en otra alternativa más que explicarle todo lo que yo sabía, utilizando el tono más silencioso y calmado, con miedo a hacer más daño del que ya estaba haciendo.

— ¿Qué quieres decir, Niall? ¿Her-hermana? —Sydney frunció el ceño y dio un par de pasos atrás, tropezando con su bolso en el piso y cayendo sobre su trasero. Nunca entenderé esa manía de dejarlo siempre en el suelo. —No, no puede ser.

Pensé por un momento en la posibilidad de reírme lo más natural que me fuese posible y luego decirle que estaba bromeando, pero sus ojos me decían que la bruma que envuelve a sus recuerdos no estaba aferrada a los recuerdos de su hermana y que mis palabras habían hecho que la fisura de memorias fuera incrementando en tamaño.

La ayudé a levantarse, preparé un té de manzanilla y esperé a que el temblor de sus manos disminuyera para comenzar a hablar. Le conté todo; los diagnósticos de Meredith, como conocí a Paige y la información mínima que yo poseía de la pelirroja, le mencioné que era ella a quien Sydney veía de vez en cuando a través del cristal de la floristería. Le dije que su hermana, Paige, quería encontrarse con ella, pero estaba dispuesta a esperar lo que fuera suficiente hasta que la salud mental de Sydney lo permitiera. Y por supuesto, mencioné como yo había metido la pata y me disculpé como cien veces seguidas antes de recibir un abrazo repentino.

—Está bien, Niall. No has echado nada a perder... yo quiero encontrarme con ella lo más pronto posible, quizá ella podría ayudarme... —susurró con la voz más calmada que le había escuchado antes.

Y aún no sé si haber arreglado para ellas una reservación en el restaurante en que están ahora fue una buena idea. ¿Qué podría decirle Paige a Sydney? ¿Algunas de esas cosas tendrían efecto negativo o positivo en la rubia? Maldición, debí haber halado con Paige primero para pedirle que no fuera a decir cosas que pongan nerviosa a Sydney o la alteren.

Late for Love | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora