SUEÑOS DE VERANO- Año 2017

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SUEÑOS DE VERANO

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SUEÑOS DE VERANO

Año 2017
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Los brazos de Alex me rodeaban la cintura, presionando su cuerpo el mío. Movimientos rítmicos y constantes. Acelerando en cada momento. Sus gemidos eran silenciosos al igual que los míos. No había necesidad de gritar cuando nuestros besos retenían el sonido.

Arremetía constantemente en mi entre pierna, tomándome con fuerza y delicadeza a la vez. Su respiración era un sonido que quería guardar en mi interior para siempre. Sus labios y el sabor de deseo puro era todo lo que necesitaba en estos momentos.

Sentía las gotas de sudor caer en mi piel, pero no me importaban. Tener a Alex encima era de lo más erótico que podía sentir. Nada en él estaba mal. Al contrario, espere tanto tiempo para estar así con él. Ahora era un cuento de...

— ¿Mia? —una sacudida.... otra sacudida.

¡Vamos no me despierten ahora!

— ¡Mia! —el grito de Ilias me saco de mi sueño. ¡Genial!

Abrí un ojo, luego el otro. Frunciendo el ceño le saque mi dedo de en medio.

—Estaba teniendo un sueño muy placentero —era obvio pero tenía que saber que no quería que me despertara.

—Lo sé, pero pensé en que fuéramos a desayunar. Ya son las once Mia, vamos, tengo dos horas antes de entrar a trabajar otra vez —la voz de súplica era obvia.

Ilias se había pasado peleando con su novia toda la semana. No era mi culpa que ella fuera inestable y él quiera la máxima formalidad con ella. Sí, yo no tenía la culpa ¿Por qué me despierta a mí? Era un sueño ¡Increíble!

—Está bien —me queje.

—Te la pasas todo el día con Adria y yo solo... bueno. Necesito una amiga ¿Qué te cuesta?

Levanté la mirada para ver los mismos ojos que nunca me dio hace seis años. La mirada de dolor cuando tu corazón esta a punto de quebrarse en mil pedazos. ¿Por qué me hace esto? ¡Joder! No puedo creer que use la carta de ojos del gato de shrek.

—Claro. Deja que me bañe rápido.

Me levanté de la cama, dándome un baño rápido antes de salir con un vestido largo negro de encaje en la espalda. El escote era pronunciado y mis caderas se disimulaban muy bien.

Caminamos hasta llegar a Skiza, ese lugar que me recordaba a un pasado muy antiguo y tan presente en este viaje. Mire el menú sin realmente mirarlo, sabía perfectamente que pedir.

—Un pan con prosciutto y una fanta limón, por favor —mi sonrisa era enorme, pero tenía unas ganas horribles de ese pan desde hace seis años.

—Yo una hamburguesa.

Los dos comenzamos a filosofar acerca de la vida. Todo tenía un porque y un cómo. Estaba segura que Ilias estaba ofuscado con todo el tema de Mareli y lo que sentía, pero la platica giro entorno a mi y a lo que realmente sentía por Alex. Era estúpido porque venimos aquí para hablar de él, no de mí.

LA PROMESA QUE NUNCA HICIMOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora