¿¡Ellos son los Rrbz!?

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Una vez dentro el profesor los invadió de preguntas, todas de ellas refiriéndose a la persona que los abandono.

— “¿Saben el nombre de quién los abandono?”; “¿Cómo es físicamente?”

Y uno que otro.

— “¿Estan bien?”; “¿Cuantos años tienen?”

Sin embargo, estos temblorosos no respondían al estar frente del mayor, mucho más alto que ellos, y que, en sus inocentes pensamientos venía la idea que en cualquier momento sería capaz de aplastarlo dejándolos como chicle en el piso.

Lo único que se escuchaba eran las palabras del azabache que no tenían sentido en los audios del adulto.

— “¡MÍ CABALLO¡ ¡mi caballo que se volvió caballa se escapo!” –exclama entre sollozos.

Los intentos del Profesor para sacar algún dato se derrumbó, a su corta edad no eran capaces de hablar con la suficiente coherencia. Hizo a un lado su primer objetivo abriendo paso al segundo: Calmar a los pequeños.

Costo mucho calmarlos, pero después de un tiempo estos cedieron. Y ante su punto de vista parecen haberse relajado.

Ahora nuestros protagonistas se encontraban dentro del laboratorio Utonio jugando a las chapadas. (Las chapadas inocentes >:v).

Mientras que ellos corrían por todos lados dejando a su paso el eco de sus risas, el profesor Utonio conversaba con el alcalde.

Alcalde: ¿Podrías cuidarlos un tiempo profesor? Sólo mientras encontramos un buen orfanato –comento con un gran papeleo en la mano, nombres de orfanatos se leían en estas, todo buscado por la Señorita Belo que fue quien le entrego las hojas.

Prof. Utonio: Creo que es lo correcto. Eso es lo que quería hablar, adiós alcalde –sonrió despidiendose.

Corto la llamada, escucho pisadas acercándose a él, creyendo que eran uno de los niños volteó a ver, pero resultó ser su hijo.

Ken: ¡Prof-Profesor! E-En la sala ha-hay... –señalo la sala a la vez que tartamudeaba.

Prof. Utonio: Los abandonaron esta mañana, vamos a cuidarlos por un tiempo.

Ken: P-Pero ellos son tres y nosotros sólo somos dos, ¡Y yo sin ningún conocimiento de cuidar niños! En pocas palabras... sólo... eres... TÚ –subió el tono de voz al último.

Prof. Utonio: ¡P-Pero no puedo con ellos solo! –no, era demasiada responsabilidad, no estudio ningún cuaderno sobre cuidar niños. Y estos nuevos chiquillos no se parecían en nada a su hijo en el pasado.

Ken: ... Esta bien –rodó los ojos– Llamemos a las chicas, ¡Puchie!

(Puchie rabioso aparece :v) El perro robótica no tardo en llegar al lado de sus dueños.

Puchie: ¡Entiendo! –sacudió la cola.

Por otro lado las chicas caminaban cerca de un parque disfrutando el poco tiempo libre que tienen. El sol del verano las hacía relucir mostrando su belleza natural.

Momoko: ¡El helado estuvo delicioso! –exclamo alegre caminando con las manos en la espalda observando a sus amigas esperando una respuesta.

Kaoru: Ni que lo digas.

Miyako: Al fin un poco de tiempo libre chicas –comento alegre.

Momoko: Ha... –suspiro– Esto es tan relajante, no habido ningún problema está semana.

Los cinturones de las chicas comienza a sonar apenas terminadas las palabras de la pelinaranja. Baia, parece que desde ahora las cosas no serán nada relajantes.

Niños otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora