12: Hielo

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El trayecto hasta casa de los Hale fue casi interminable, pero a la vez, más breve de lo que le hubiera gustado, porque los nervios lo embargaban. Derek tenía una sonrisa misteriosa, porque sabía, intuía lo que pensaba Stiles, y sin embargo seguía adelante, quería llegar hasta el final, y por eso el moreno estaba tan contento.

Aunque no lo expresaba exteriormente, ya que seguía con una expresión seria mientras conducía. Notando los nervios en el estómago, subió el volumen de la radio para dejar de pensar lo que estaba a punto de ocurrir, con lo que la música los rodeó en el trayecto que faltaba hasta las lindes del bosque.

Al llegar, Derek paró el coche y miró en la oscuridad del vehículo a Stiles, que tragó saliva nervioso. Notaba la mirada de su suegro a pesar de la ausencia de luz, los grandes iris verdes observándolo en silencio.


-¿Estás seguro, Stiles? -preguntó en voz baja, tamborileando los dedos-. No lo digo porque te lo tengas que pensar dos veces, al menos lo que vas a darme, porque la verdad es que eres virgen y entiendo que pueda traumatizarse darme tu culo. -Hizo una pausa en la que recorrió el rostro de Stiles, que lo miraba desde el asiento del copiloto, nervioso-. ¿Realmente quieres entrar?


Agradeció especialmente la preocupación del mayor, aunque le dio algo de malestar que ni siquiera pensara en su hija, en que iba a darle por culo al novio de ésta, pero la verdad es que debido a lo excitado que estaba, ni siquiera podía pensar en ella, pese a que estaba siendo una persona horrible haciéndole aquello.


-Sí -susurró mordiéndose el labio inferior-. Sí, quiero entrar -repitió con más seguridad, sonriendo levemente. Derek se desabrochó el cinturón y se acercó a darle un pequeño beso.

-Muy bien. Pues vamos.


Stiles observó cómo salía del coche, soltándose y abandonando el vehículo para seguirlo a la entrada de su casa. Abrió la puerta y le hizo pasar, cerrando a sus espaldas y encendiendo las luces para poder caminar por la casa sin chocarse con los muebles.


-Es lo bueno de vivir por aquí -comentó Derek soltando las llaves en la entrada-, no tengo vecinos cotillas.

-Vives lejos de todo -dijo el castaño deshaciéndose de su chaqueta y sonriendo tímidamente.

-Tampoco pueden escuchar lo que hago o dejo de hacer. Una ventaja lo mires por donde lo mires -repuso tomando la que se quitó él y la de Stiles y poniendo ambas prendas en el perchero-. ¿Te apetece tomarte una última copa? No me gusta hacerlo tan... directo. Me gusta que lo desees más aún, que ardas porque te toque.

-¿Me vas a provocar tomándome el cubata?

-Algo así.

-Sírveme lo que tomes tú.


Derek asintió y le indicó que lo siguiera al salón, caminando hasta el mueble bar mientras que el castaño se sentaba en la pequeña barra que había frente a la estantería llena de licores. Apartó una botella y la colocó en la superficie, sacando dos vasos cortos pero anchos y abriendo un congelador que allí había.

Sirvió el hielo y el alcohol, tendiéndole uno de los vasos al chico, que lo saboreó y puso una mueca al no estar acostumbrado a tomarlo sin nada más que lo dulcificara. Derek rio entre dientes y se apoyó frente a él, repasando con el índice el borde del vaso, observándolo con atención.


-Quítate la camiseta -ordenó el moreno bebiendo de su whisky. Stiles dejó su trago y agarró su prenda por el filo, deslizándola por su cuerpo y deshaciéndose de ella. Derek lo repasó con la mirada, dejando su vaso y lamiéndose los labios.

Daddy-in-law (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora