Capítulo 65

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~14 DE SEPTIEMBRE~


-¿Dylan?

-¡Estoy aquí! –Le oí decir desde la distancia mientras que Anna me señalaba silenciosamente hacia el jardín trasero.

-¿Qué haces ahí? –Pregunté al verlo esparramado sobre el sillón como el que venía de correr una maratón y necesitaba descansar. Por su parte, solo recibí un silbido seductor y una mirada traviesa en vez de una digna respuesta.

-Cuidado que te derrites, bombón...

-Dylan. –Intenté mirarlo seriamente aguantando la risa, pero fue en vano.

-¿De dónde vienes, hermosa? –Siguió preguntando con voz seductora mientras me sentaba a su lado.

-De ver a Natasha.

-¿Y quién es esa?

-La Viuda Negra. –Respondí recordando que así se llamaba el personaje de la chica que salía en las películas de los Vengadores.

-¿Ah? ¿Y por qué no me dijiste nada? Yo también quería ir a ver a esa diosa griega...

-¡Oye! –Golpeé su brazo haciéndome la ofendida. –Que yo también pienso que el Capitán América es un dios griego y no lo digo.

-Bah... –Le restó importancia con la mano antes de reír. –Ahora en serio, Livvy. ¿Quién es Natasha?

-La madre de una amiguita de Ely.

-¿Y para que quedaste con ella?

-Porque dice que yo tengo más experiencia en temas de bebés que ella y quería recibir consejos sobre la maternidad.

-¿Y? –Volvió a preguntar confundido.

-Su hija pequeña tiene cinco meses y tenía un poco de fiebre.

-¿Y? –Repitió haciendo que lo mirara incrédulo. ¿Se estaba quedando conmigo?

-¡Por Dios, Dylan! No te enteras de nada...

-Pues no. –Rodé los ojos levantándome del sillón al percatarme que ninguno de nuestros hijos u Oliver, quien había pasado la noche en casa, estaban allí con él.

-¿Dónde están los niños?

-Jugando en el cuarto de los juguetes.

-Voy a ir a verlos, entonces.

-Acuérdate que luego hay que llevar a Oliver a su casa. –Asentí con la cabeza antes de volver al interior de la casa. Subí las escaleras rumbo hacia el cuarto de juguetes descubriendo a Alex jugando solo sobre la alfombra con unos cochecitos mientras hacía soniditos con la boca.

-Cariño...

-¡Mami! –Soltó los coches para estirar sus brazos hacia mí en busca de que lo cogiera.

-¿Qué haces aquí sólito, bebé?

-Ely che ue.

-¿Se fue? –Asintió varias veces con la cabeza. –¿Y Oliver? –El susodicho apareció por la puerta como por arte de magia mirando hacia todos lados antes de percatarse de mi presencia.

-¡Hola, madrina!

-Hola, Oli. –Se acercó a besar mi mejilla rápidamente. –¿Dónde está Elyssa?

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora