Segundo Día: ¿Qué Tal Si Bailamos?

629 82 30
                                    

El corazón de Hinata estaba latiendo a mil por hora, ¿Cómo responder a esa pregunta? No tenía idea, tragó saliva y trató de calmarse.

—Yo...no es que me desagrade...es sólo que, no estoy segura de querer estar con alguien ahora...—se excusó con el rostro levemente sonrojado.

—Ya veo...—Kageyama separó aquel abrazo al notar que el contrario estaba nervioso— Oye...

—¿Dime...? —murmuró dándose la vuelta para ver al pelinegro.

¿Qué tal si...bailamos? —preguntó Kageyama extendiendo su mano hacia el pequeño.

—Pero...no hay...—el contrario lo interrumpió.

—No es necesario que haya música, anda...bailemos —Hinata suspiró y terminó por tomar la mano del contrario, ambas se entrelazaron, mientras que la mano libre de Hinata se posaba en el hombro del pelinegro y la de Kageyama se posaba en la cintura del pelinaranja, atrayéndolo más hacia sí.

Comenzaron a moverse al rededor de la pequeña pileta que había en el lugar. Hinata reía de vez en cuando al notar los movimientos drásticos que hacia el pelinegro, nunca se había divertido tanto en su vida.

¿Qué pasaría si correspondiera
tus sentimientos?

Su corazón latía de forma rápida con sólo escuchar la voz del pelinegro, quizás no era una simple casualidad que fuera él el encargado de matarle. Deseaba contarle todo, que era un chico que había sido mandado a matarlo, pero el miedo de que el pelinegro lo odiara se lo impedía.

—Al parecer te estás divirtiendo —comentó Kageyama entre risas.

—No te creas tanto, ¡Uwa! —la torpeza de Hinata hizo que tropezara con uno de los pies de Kageyama, ambos cayeron al suelo sin poder evitarlo— ¡Ah! ¡Lo siento! Lo...—el pelinaranja abrió los ojos como platos al notar que el contrario había caído arriba de el, sus rostros estaban tan cerca que sentía su aliento en la cara.

Al parecer ninguno de los dos podía reaccionar, era como si una voz le dijera a cada uno «¡Besense de una buena vez!». Pero Kageyama no era capaz de besarlo así como así, solamente dejo caer su cabeza en el hombro de Hinata y comenzó a abrazarlo. El pequeño se sorprendió, no esperaba aquella reacción.

—Ka-Kageyama...—murmuró nervioso.

—No te voy a hacer nada malo...sólo te estoy abrazando...—respondió el pelinegro sin soltarlo— lo lamento...no puedo evitarlo, tengo esa necesidad de besarte y jamás soltarte, es demasiado extraño... —hizo una pausa— quizás estoy siendo egoísta

—No digas cosas como esas...—murmuró el más bajo al estar consciente de que se había sonrojado.

—¿Por qué no? —preguntó sin soltarlo— ¿Te pongo nerviosa?

—Es sólo que...—antes de poder decir algo, Kageyama ya se encontraba de pie y tendiéndole la mano.

—Lo lamento, me he pasado...—Hinata aceptó su ayuda y se levantó.

Se hizo un silencio bastante incómodo. A Hinata todo esto se le estaban escapando de las manos y no sabía como detener el sin fin de emociones que sentía en ese preciso momento.

¿Por qué mi corazón late tan rápido? No logro comprender que me pasa, soy sólo un chico que nunca ha tenido un amigo de verdad, un chico que nunca ha salido con alguien, ¿por qué de tantas personas se fijaría en mi? Tal vez es porque estoy fingiendo ser una chica...

One Week ♦KageHina♦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora