Mi rutina infernal

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NARRA BON:

Me desperté en la casa de la hermandad. Odiaba esa casa. En realidad odiaba todo lo que tuviera que ver con hacer vida social. Solo seguía allí porque no tenía otro lugar en el que pasar mi horrible existencia.
Gruñendo me levanté y me dirigí a la cocina.

-Hey, ya despertaste chico bueno. -dijo Fred desde el sofá.

-Cállate, imbecil al menos a mi las chicas no me rechazan y no tengo resaca cada mañana.

-Touché -dijo volviendose a tumbar. Cogí una galleta, me la comí y me puse la chaqueta cuidando de mis alas.

-¿Te irás de nuevo? Un día te pillaran y el marrón nos le comeremos nosotros, tío. -Dijo Maggy desayunando.

-Eso a ti no te importa. Preocupate mejor de que Toddy y Foxy no se lien de nuevo en mi habitación y no tendré la necesidad de mataros. -di un portazo. Los que no se hubieran despertado, ya lo habrían hecho por el golpe.

Caminé como cada día por las frías calles de mi frío mundo hasta llegar a mi pequeño refugio. Tan solo era una diminuta cabaña de cinco metros cuadrados mas o menos pero la verdad, era el lugar en el que mas cómodo me sentía.

Me senté en la pequeña silla colocada delante de un espejo algo roto y cogí otro bote de polvos. Pronto tendría que ir a comprar. Mezcle los polvos con algunas gotas de agua y mojé una esponja en la mezcla. Pasé la esponja por cada pluma de mis alas tiñendo su color de negro a blanco.

Una vez terminado mi trabajo aleteé para que se secara rápido. Me llevé una botellita con un poco más de tinte y la esponja y las metí en mi bolsa.
Me quité la camiseta negra y me puse una exactamente igual de color blanco. Cogí mi bolsa y salí.

Volé lo más rápido que pude a las afueras de la ciudad. Si alguien me veia con las alas y la ropa blancas me matarían así que ese era un vuelo suicida. Volando vi la casa de la hermandad y reprimí una mueca de asco. Todos los que vivimos alli no tenemos donde caernos muertos.

Volé hasta estar muy lejos de cualquier otro ser vivo y me interné en el bosque. Fui directo a "mi arbol favorito". Ya no tenía ni que pensar el camino. Me lo sabía mecánicamente.
Abrí el árbol por la corteza y pude ver las mismas escaleras de todos los días. Cerre de nuevo la puerta del árbol y las bajé lentamente. Impregnandome de la adrenalina que me daba el viajar a otro mundo.

Abrí la puerta al final de las escaleras y salí por un cobertizo. Miré a mi alrededor. No había nadie. Me sentí feliz de que no hubieran descubierto todabía este portal. Había cientos de portales que nadie sabía que existían. Excepto yo, por supuesto. Aunque daba lo mismo: si ellos encontraban y cerraban uno, me sabía de memoria la localización de muchos más.

Volé de nuevo. Esta vez a la ciudad y pensando pensando no tardé mucho en llegar.
Caminaba hacia el parque de nuevo pero antes tenía que ir al bar de Mike. Entré en aquel destartalado Bar con las paredes de color blanco y saludé al dueño.

-Hey, hola Mike. Ponme lo de siempre. ¿Me la has guardado?

-Como todos los días Bon. No se por qué no la guardas en tu casa. -dijo Mike poniéndome en un vaso el zumo de naranja con una cucharadita de azúcar

-Es mucho más fácil dejársela a mi querido amigo Mike. -dije tomandome el zumo con rápidez.

-Ya, ya. El día que te pillen en uno de los portales recuerda que esta guitarra será mía ponga lo que ponga en tu testamento.

-Jajaja pues claro. Pero todavía no me pillan así que... -cogí la guitarra y abrí la puerta para irme.

-Adiós, "angelito". -soltó burlándose. Yo rei y cerré la puerta tras de mí. Mike era el único angel que conocía mi secreto. Sabía que no le contaría jamás aunque amenazaran con matarle.

Ahora sí caminaba rumbo al parque. Iba tan ensimismado pensando en nuevos acordes para la guitarra que no me fijé por dónde iba y choqué con alquien. Me solía pasar pero no tan bruscamente.

-¡Ay!

-Perdón -dije- no miraba por donde caminaba, lo siento.

Ayudé a levantarse a aquel chico de pelo morado.

-No pasa nada, tranquilo... oye... ¿nos hemos visto antes en algún sitio? -a mi también me sonaba su cara pero quería pasar desapercibido.

-No lo creo, me acordaría. -dije. Y sin decir nada más, me fui.

Estuve toda la mañana en el parque tocando la guitarra. Apenas paré para comer algo y volví a practicar hasta el anochecer. Volé con mis alas blancas al bar de Mike. Volví a dejarle la guitarra y fui de nuevo al bosque.

Hice de nuevo todo. Volé hasta el refugio, me quité el tinte y volví a la hermandad.

-Hey, por fin llegas, brother. ¿Qué? ¿Ha caido alguna angelita? -dijo Springtrap guiñandome un ojo.

-¿Pero qué dices Springtrap? Si Bon no se come una rosca. Estoy empezando a pensar que no es ni hetero. Vuestros traseros corren peligro, chicos. -dijo Toddy sentada en las piernas de Nightmare Freddy.

-Toddy, por favor, -pedí- ¿podrías abandonar tu papel de putón por cinco minutos? Nos harías mucho más felices a todos. Sobre todo a Maggy teniendo en cuenta que estas encima de su novio.

Subí a mi cuarto sin decir nada más y me tumbé en la cama sin cambiarme de ropa. No tardé mucho en dormirme.

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Estos son los personajes:

Demonios:
Bon
Fred
N. Mangle
N. Foxy
N. Freddy
N. Bonnie
Springtrap
Foxy
Toddy
Puppet

Angeles:
Bonnie
Chica
Freddy
Golden
Ballon Boy
Marionette
Toy Chica
Mangle
Bonbon
Towntrap
LaWeaTanganana (fundashi salvaje apareció)

Mi Ángel (Bon X Bonnie) #FNAFHS #PremiosFNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora