Primer Día: El Apuesto Príncipe

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—¿Disculpa? —soltó sorprendido el pelinaranja.

—No me hagas perder mi tiempo, ya casi son las diez de la noche. No te preocupes porque note tu "poco pecho". Dudo que a un príncipe como el le importe.
 
»Y yo me pregunto como sabes tanto del príncipe...«

Dejó de protestar y tomó las prendas y se las puso. Tsukishima dio su voto de aprobación y arregló el cabello de Hinata, el cual era lo suficientemente largo para peinarlo como una chica y fijar algunos mechones de cabello con broches, los cuales era adornados con perlas cultivadas. Le puso un poco de maquillaje en ojos y labios y ya estaba listo.

—Sí que luces como una chica... Y tu voz puede pasar desapercibida también... Ten —el rubio le entregó un pequeño bolso color blanco adornado con más perlas cultivadas. La curiosidad de Hinata ganó y al revisar lo que había dentro, contuvo el aliento por un buen tiempo al ver que en el interior del bolso descansaba un pequeño cuchillo—. Ya te lo he dicho, tienes una semana para matarlo. Tendrás que volver a este castillo las veces que sean necesarias —Hinata asintió y Tsukishima hizo que la carroza partiera con un simple en marcha—. Y otra cosa, desde ahora tu nombre no es Hinata Shoyo, para el príncipe y para los demás del castillo eres Yoshioka Ai. ¿Está claro? —Hinata asintió y sintió el sonido de la carroza detenerse—. Yo estaré adentro, vigilando cómo vas.

Al salir junto a Tsukishima, apreció el castillo más de cerca; Hinata nunca pensó que estaría tan cerca del castillo. Tsukishima lo sacó de su mundo chasqueado los dedos delante de el. El pelinaranja posó su vista en el más alto y pudo ver que éste traía puesta una máscara.

—¿Para qué la mascara, Kei? —preguntó ladeando la cabeza.

—Cosa mía. Anda, entremos —el pequeño asintió y ambos se adentraron al castillo. Al entrar, Hinata se quedó boquiabierto al ver lo grande que era. Unos candelabros colgaban del techo para alumbrar el lugar y habían dos mesas que servían el banquete por el cumpleaños del príncipe. Había hombres y mujeres bailando al ritmo de la música. Al parecer el príncipe aún no aparecía.

Unos aplausos lo suficientemente fuertes hicieron que todos giraran sus vistas hacia las enormes escaleras que estaban ubicadas en medio de la primera planta del castillo. Ahí estaba nadie más ni nadie menos que el rey Masao, quien era como mostraban en los cuadros antiguos colgados en la biblioteca del pueblo; sus cabellos de un negro precioso y sus ojos azules relucían a causa de las luces y a su lado, un joven de un 1.80 aproximadamente, quien tenía el cabello y ojos del mismo color que el rey. Hinata cayó en la cuenta de que él era el hijo del rey, a quien tenía que matar. El pelinaranja admitió para sí mismo que el príncipe era muy apuesto. Vestía un esmoquin negro acompañado de una corbata color azul, sus zapatos —a simple vista— bien lustrado y su cabello algo desordenado lo hacia ver sexy. Hinata era capaz de notar lo que aquel chico causaba en las demás chicas de su edad y, para su sorpresa, lo provocaba también en el.

—A todos ustedes —habló el rey—, les estoy muy agradecido de que hayan venido de tan lejos a celebrar el cumpleaños de mi hijo. Les pido por favor que disfruten de esta hermosa celebración —acto seguido, el rey le dio un abrazo fraternal a su hijo y dejó que disfrutara de su fiesta.

»Oh dios, oh dios...«

La respiración de Hinata se aceleró al ver como el príncipe bajaba las escaleras y saludaba cordialmente a los invitados. Kei le dio unas cuantas palmaditas en la espalda, lo que provocó que Hinata diera unos cuantos pasos hacia adelante.

—Es simple: Conversas con el, le coqueteas un poco y ya lo tendrás. No puede ser tan difícil y recuerda, eres hija de la familia Yoshioka —Hinata suspiró y decidió ir por un bebestible antes de hablar con el príncipe.

Al llegar a una de las mesas sacó lo que parecía... ¿Champán? Al parecer todos estaban obligados a beber en aquél lugar. Suspiró pesadamente y al girarse chocó de frente con alguien que no consiguió ver, pero provocó que tambaleara y cayera al suelo.

»Genial, he quedado como un idiota«

—Lo lamento mucho. ¿Éstas bien? —al levantar la vista, sus ojos color caramelo se cruzaron con los ojos azulados del príncipe. Sí, el que tenía en frente no era nadie más ni nadie menos que el príncipe. Al parecer todas las miradas se posaron en ambos, provocando que Hinata se sonrojara.

—De-Descuida... Fue mi culpa —Hinata se maldijo mentalmente. ¿Desde cuándo le salía tan bien el papel de chica? Estaba tan perdidos en los ojos del pelinegro que no se había percatado que le estaba tendiendo la mano. Tomó todo el valor que tenía y aceptó la mano del príncipe, quien le ayudó a levantarse, pero nuevamente Hinata tropezó y terminó aferrándose al pecho del contrario, sintiendo como rodeaba su cintura con sus brazos para no dejarle caer—. Lo... Lamento —musitó el pequeño con la cabeza gacha, sin ser capaz de levantarla a causa de los nervios.

—Oh... Tranquila...—tranquila... Es verdad, él estaba ahí para asesinar el príncipe, pero ¿Cómo? No podía, simplemente no podía—. Dime...¿Cuál es tú nombre?

—Ai... Yoshioka Ai —musitó atreviéndose a levantar la mirada, topándose nuevamente con los ojos del pelinegro. Al parecer, no tenía intenciones de soltarlo y tampoco le molestaba que estuviera aferrado a él como condenado.

El príncipe sólo le entregó una sonrisa y con algo de dificultad soltó al pequeño. Unas cuantas miradas de envidia se posaron en Hinata al ver lo cercano que se había vuelto al príncipe. Como chica, ya que Hinata daba por firmado que si fuera hombre, el pelinegro le hubiera dejado estar.

—Ya veo... Así que eres hija de los Yoshioka —el pelinegro se agachó, apoyando un pie y una rodilla en el suelo para así poder besar la mano del pelinaranja. Las mejillas del pequeño comenzaron a arder—. El príncipe Kageyama Tobio para usted, jovencita.

Kageyama Tobio... El corazón de Hinata se aceleró hasta el punto de que creyó que se le saldría del pecho. Kageyama se levantó y le entregó otras de sus sonrisas a Hinata y esta vez, Hinata fue capaz de devolvérsela. El rostro de Kageyama también fue adornado por un leve rubor, soltando luego una risita nerviosa. Hinata divisó a una chica de cabellos rubios y hermoso vestido rojo que le pedía a Tobio si le concedía una pieza de baile.

—Lo lamento —murmuró para después posar su vista en Hinata o para él, Ai—. Bailaré toda la fiesta con Ai... Ahora, si me permites —se disculpó de buena manera y arrastró a Hinata a la pista de baile—. No te molesta que baile toda la noche contigo, ¿verdad? —Kageyama parece haber notado que ella no sabía bailar o por lo menos, que no tenía experiencia bailando con alguien, así que ubicó una de las manos de Hinata en su hombro y la otra la entrelazó con una de sus manos, provocando que el de cabellos anaranjados pegara un saltitos. La mano libre de Kageyama se posó en la cintura de Hinata para atraerlo más a sí.

—No me molesta en lo absoluto...

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¡Hola de nuevo! It's me(? Oksha, espero que les guste este fic, a mi me esta gustando bastante escribirlo ya que es la primera vez que escribo una historia de este tipo, ya saben, un AU, así que espero que les guste. Un abrazote y nos leemos

One Week ♦KageHina♦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora