¿Bienvenido?

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Hola, soy Camila Dawson. Mido 1,70, blanca, cabello castaño claro, casi rubio. Mi color de ojos es miel. Tengo 17 años, y sólo nos queda menos de un año para terminar la secundaria. Vivo en Butler, Pensilvania, en los Estados Unidos.

Mis padres son: Emily y Adam Dawson. Soy hija única así que no tengo idea de lo que puedan significar las peleas entre hermanos por el baño o cosas así.

Soy una chica reservada, y algo tímida; aunque a veces puedo ser bien rebelde, estúpida y sarcástica. Tengo dos mejores amigos: Alicia Browns y Michael Brennan; aunque, vale aclarar que, Michael y yo, tuvimos una relación que no funcionó. Así que, por el bien de los dos, decidimos ser sólo amigos.

***************

¡Estúpida alarma, te odio!

Me giré en mi cama, agarrando el aparato con desprecio y enojo, lanzándolo con fuerza hacia la pared, sonriendo con malicia al verlo hacerse añicos delante de mis ojos, todavía, adormilados.

Abrí mis ojos con rapidez, dándome cuenta que, lo que había hecho, lo había hecho sólo en un sueño.

¡Soy estúpida! Siempre pienso e imagino en hacerlo pero nunca puedo ni lo logro.

Ruedo mis ojos con fastidio, girándome en la cama, deteniendo el sonido estrepitoso que producía aquel aparato estresante. Me quedé en mi cama, mirando al techo como si este fuese la octava maravilla del mundo o hubiese algo en él que me hiciera admirarlo.

Mis ojos viajan por toda mi habitación, analizando cada parte de esta. Mi habitación es bastante cómoda: el color de las paredes es de un lila bastante claro, incluyendo un armario y baño propios; tengo un escritorio de color caoba frente a mi cama para poder torturarme con los trabajos de cada clase.
Mi ventana, y única de hecho, da vista hacia la calle, así que, algunas veces, muy raras, me siento frente a ella en la noche, observando el cielo estrellado o algunas luces lejanas que logro encontrar.

Decido levantarme de la cama y alistarme para ir al instituto, sin perder tiempo; entro al baño, dándome una ducha rápida. Al salir, decido que me pondré un jean azul oscuro, unas zapatillas negras, una camiseta blanca con negro y un suéter a juego con la ropa. Al terminar de ponerme la ropa, desenredo mi cabello y decido salir de la habitación a comer algo.

Debo reconocer que nuestra casa es bastante cómoda, gracias al trabajo de papá que es médico; mamá es ama de casa y fue decisión unánime entre ellos.

Vivimos en una casa de dos pisos, con tres habitaciones. La habitación restante es de mi primo favorito: Jackson Crown; hijo de la hermana mayor de mi madre e hijo único también. Sólo puede venir los fines de semana por causa de la universidad y porque mi tía Stacy vive lejos de aquí.

Bajé las escaleras con lentitud, analizando mis pasos. Nuestra cocina es de un tamaño normal; es de un color beige claro, con unos gabinetes de color café. Tiene una pequeña isla en el centro, del mismo color que la cocina.

Al entrar en ella, mi madre se encontraba preparando el desayuno; apenas me sintió, se giró un poco, sonriendo.

- Buenos días, cariño, ¿cómo amaneces? - Volvió a la suyo mientras sonreía.

- Buenos días, mamá. Bien. ¿Y papá? - Me acomodé en el mesón, uniendo mis manos en silencio.

- Tuvo que salir temprano; lo llamaron por una emergencia. - Se giró, entregándome mi desayuno: huevos con tocino. Delicioso.

Me encontraba desayunando, cuando sentí que mi celular vibraba justo a mi lado, viendo que había recibido un whatsapp. Al verlo, era mi mejor amiga quien escribía; lo abrí, leyendo su pedido.

En La Oscuridad (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora