3. Un grito

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Nico y Will estaban saliendo hace casi un mes. Todo marchaba de maravilla, con el hijo de Apolo yendo cada desayuno, almuerzo y cena a la mesa donde se encontraba el menor, con ambos viendo películas, jugando juegos de mesa o simplemente besándose en la cabaña 13 y con Nico ayudando a Will con los trabajos en la enfermería. Los dos estaban enamorados uno del otro y los dos lo sabían.

Solamente había un pequeño problema. Era parte de la personalidad del hijo de Hades el ser tímido e introvertido, al contrario que el rubio. Por pedido del primero, su relación era secreta. Y esto había funcionado bien las primeras dos semanas, pero Will se estaba volviendo un poco impaciente. Se sentía culpable por esto; sabía lo difícil que había sido para Nico empezar a salir con él en primer lugar, pero simplemente no podía evitarlo. Y el italiano lo sabía.

Ambos intentaron ignorar esto por unas semanas, pero su burbuja explotó una noche en la que Will fue a visitar al menor a su cabaña. Llegó con una sonrisa enorme y un paquete de golosinas, preparado para una sesión de películas. Sin embargo, cuando Nico abrió la puerta no lo dejó pasar. Le dijo que Hazel había llegado de Nueva Roma y se encontraba bañándose.

-¿Y qué?- había preguntado Will, ya cansado, en un tono un poco brusco.

-¿Cómo que "y qué"? Ella no sabe de lo nuestro- había respondido el hijo de Hades.

-¿Y qué mejor momento que decírselo ahora? La verdad es que estoy muy confundido, Nico. Cuando estamos solos sonríes y me besas, pero cuando salimos me empujas lejos y no me dejas ni siquiera tomarte de la mano. A veces me cuesta saber si es porque eres tímido, porque estás avergonzado de mí o porque no me quieres realmente- había escupido Will.

Nico sé quedó hecho piedra. El rubio era una persona tranquila, que nunca levantaba la voz. Esta vez no había sido una excepción, pero sus palabras estaban llenas de veneno que seguramente ni siquiera había puesto allí a propósito. Al no recibir ninguna reacción de su parte, Will le dio una última mirada dolida y se fue.

-¿Qué haces ahí parado?- había preguntado Hazel cuando salió de bañarse al ver a su hermano con la puerta abierta, mirando el exterior.

-¿Qué? Nada- respondió él en un murmullo, sacudiendo la cabeza.

Esa noche, Nico no pudo conciliar el sueño. Su cabeza se debatía entre estar enojado, triste o avergonzado por las palabras del hijo de Apolo. Finalmente llegó a la conclusión de que Will tenía razón. Él era un cobarde, y su cobardía estaba afectando injustamente al rubio. Al darse cuenta de que la culpa no lo iba a dejar dormir, el hijo de Hades decidió subir al techo de su cabaña para despejarse un poco.

Ya arriba, se dedicó a observar al cielo, a la luna y a las estrellas. Su mirada vagó hacia la cabaña de Apolo, pensando en qué estaría haciendo Will en ese momento. Sus ojos se encontraron con una pequeña figura sobre el techo de la cabaña 7. Agudizó la vista y, cuando vio de quién era la figura su corazón se encogió un poco.

-¿Will?- le gritó.

La persona se dio vuelta y lo miró. Al darse cuenta de que era Nico quien lo había llamado, volvió a girar la cabeza. El hijo de Hades, sin pensarlo, se dejó disolver por las sombras y viajó por ellas hasta la parte inferior de la cabaña de Apolo.

-¡Will!- susurró desde allí. Al no obtener respuesta, aumentó el volumen de su voz.- ¡Will!

-¿Qué quieres, Nico?- preguntó el mayor, asomándose y mirándolo desde el techo. Ya no había signos de enojo en su voz, cosa que el menor agradeció mucho.

-Tienes razón, es todo mi culpa. Siento mucho haber sido tan cobarde, es solo que... La verdad es que ni siquiera recuerdo por qué te pedí mantenerlo en secreto desde el principio. No me importa lo que la gente llegue a pensar de nosotros, solamente me interesa lo que tú pienses. Y lamento no haberlo demostrado- le gritó Nico.- Y seguramente todos en el campamento me estén escuchando ahora mismo, pero no me interesa. ¡Te quiero, Will Solace!

Apenas terminó la frase sintió al nombrado saltar del techo y cubrirlo en un abrazo. Luego se separaron, y el hijo de Apolo lo besó dulcemente. Cuando se separaron para tomar aire, dejaron sus frentes apoyadas sobre la del otro.

-Yo también te quiero- dijo Will. Y lo volvió a besar.

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Formas de decir "te quiero" (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora