Capítulo 1: "Lucas Baumman y su perfecta sonrisa"

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Septiembre, 2009

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Septiembre, 2009

Primer día de clases en mi último año de Lenguaje Musical en el conservatorio y yo ya estaba enfurruñada –por no decir molesta– gracias al profesor con el que tendría que ver clases por el resto del año y que, por muy buen profesor que fuese, simplemente no me agrada. No sé, cosas de músicos supongo.

A todo esto, vamos a sumarle que me había prometido ese año tratar de no ser tan tímida y relacionarme más con mis compañeros, después de todo tenía desde los 6 años estudiando en el mismo conservatorio y podría decirse que conocía más al portero y a la señora Alba, la bibliotecaria, que a mis compañeros de clases. Señorita Simpatía en potencia.

Y aquí estoy yo, molesta con el mundo y la secretaria que decidió inscribirme en esta sección sin mi consentimiento, con la mirada fija en el cuaderno de música esperando que por un milagro de la vida un meteorito cayera sobre el edificio e impidiera que viéramos clases. Entonces él entro al aula con una enorme sonrisa, brillantes ojos negros y la altura de un prospecto a jugador de Basquetbol.

Definitivamente otro galán más del montón; otro tonto chico de 16 años que se cree tener el mundo en sus manos y que con solo sonreír puede tener a cuanta chica se le cruce rendida a sus pies y rogando por su atención. Por supuesto, yo no soy otra más del montón, así que esos ojitos de bambi negros no tienen ningún tipo de efecto en mí. Yo simplemente estoy tan de mal humor, que no veo el momento de terminar la clase para salir huyendo y encerrarme en la primera aula de piano que estuviera disponible y practicar a mis anchas. Pero por supuesto, el destino y el karma nunca han estado a mi favor.

El profesor se aclara la garganta y sus siguientes palabras me hacen odiarlo aún más. Nos hace presentar a cada uno, aun cuando él ya no conoce. ¿Acaso no sabe lo terrible que es eso para la gente poco social como yo?

Es mi turno de presentarme, estoy tan nerviosa por tener que hablar frente a todos mis compañeros que no he prestado la minima atención a los que hablaron antes que yo, por lo que con toda la vergüenza del mundo acumulada en mis mejillas, me levanto y casi susurro mi presentación:

-Soy Lucyle Frank y soy pianista

Adiós planes de vencer la timidez.

Mi torpeza natural combinada con mi timidez de colegiala, logran ganarme y por poco no me tropiezo en el corto camino hacia mi puesto; me sonrojo a mas no poder y tomo asiento lo más rápido que mis piernas lo permiten. Él estuvo mirándome todo el rato y ahora me sonríe ampliamente cuando paso por su lado para llegar hasta mi asiento, yo me sonrojo aún más;

Cuando es su turno de presentarse, él se levanta y camina con una elegancia tan natural que me hace detestarlo aún más por ser tan perfecto, porque desde un principio supe con certeza que él era de esos pocos músicos tan talentosos, que solo nacen un puñado de ellos en cada generación. Algo me dice que él y yo no vamos a terminar muy amistosamente que digamos. Soy demasiado competitiva para tener tan poca estatura.

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