18. Mierda.

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ALICIA

Elyza se estaba demorando más de la cuenta. Me cansé de estar sentada en el sofá esperando a que viniera, así que decidí salir yo en su busca. Me aseguré de llevar mi puñal encima, cogí mi linterna y la metí en el bolsillo trasero de mi pantalón. Salí de la suite. En cuanto cerré la puerta me di cuenta de que algo se me olvidaba, la llave. -No...me...jodas- dije al mismo tiempo que pegaba un puñetazo a la puerta. "Tendré que bajar a por la de repuesto, no creo que sea muy complicado" pensé, hasta que me di cuenta de que habíamos tapiado todas las puertas. -¡Genial!- saqué mi puñal he hice palanca con algunas maderas, las justas para poder abrirla y volver a entrar luego. Abrí lentamente la puerta.

Podría haberle pedido ayuda a Elyza, pero no quería quedar como la torpe olvidadiza, tenía que valerme por mí misma, esta era mi oportunidad. Cogí la linterna de mi trasero, y con la otra mano, el puñal. Bajé despacio las escaleras de emergencia, con mis oídos más agudizados que nunca. No había ni un solo movimiento, ni un sólo ruido. Sólo mi respiración y las palpitaciones de mi corazón. -Bien, despacio, vigilando las esquinas- caminaba despacio, agazapada a las paredes, intentando hacer el menor ruido posible, por si una horda de esos bichos me oía y prefería perseguirme por todo el hotel. 

Llegué a la planta baja, estaba todo desierto... Me parecía demasiado raro, ¿A dónde habían ido todos los zombies? -El tiro- razoné, cuando Elyza disparó a aquel hombre, un grupo de caminantes lo persiguió, seguramente fueran de este hotel y de los comercios cercanos -Gracias, Ely- dije susurrando y tranquilizándome un poco. Me dirigí hacia el vestíbulo, concretamente al mostrador. Busqué en los cajones, sólo había papeles y documentación, pero ninguna llave. La casilla de las tarjetas de acceso que correspondía al número de nuestra suite estaba vacía. 

Me senté en el suelo, derrotada. Había quedado como una auténtica imbécil. ¿Y ahora como volveríamos a entrar? La puerta del pasillo, cerrada y la de la terraza, también cerrada. Podríamos destrozarlas... ¡Eso es! Cosa que haría que tuviéramos que irnos de este hotel. A penas estábamos seguras antes... Si nos cargábamos uno de los puntos de acceso, íbamos a perder la seguridad que nos restaba.

Pero no quedaba otra.

ELYZA

Estaba sentada en el suelo, apoyada en la puerta. Escuché ruidos que venían del pasillo tras la puerta de emergencia. Me fijé que las maderas que se supone que tapiaban la salida había sido cuidadosamente retiradas... ¿Sería algún compañero del hombre que horas antes había intentado matarnos? Me levanté, lo más silenciosamente posible. Saqué la pistola de la parte de atrás de mis pantalones y la cagué, no se me iba a volver a escapar ninguno de esos hijos de puta. 

Apunté a la puerta, vi una sombra aparecer tras los pequeños cristales opacos que la adornaban. -¿Alicia?- pregunté al verla, bajando mi arma automáticamente. Su cara no albergaba signos de ninguna buena emoción -La he cagado- vino hasta mí. -Me he dejado la llave dentro- no, no, no. No podía ser -Dime, por favor, que estás de coña...- la miré, ella comenzó a andar de un lado a otro del pasillo, negando lentamente con su cabeza a la vez que peinaba su melena castaña. 

-Bueno, ¿Y que hacemos? ¿Rompemos la puerta?- Alicia me miró y asintió -Pero tendríamos que irnos a otro sitio, igualmente deberíamos hacerlo...- el gesto de mi cara debió valer, por que entendió de sobra que yo no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando por su cabeza. -A ver, ese tío que casi nos mata... Podría venir con compañía. Y si no es él, serán más supervivientes... Muy a nuestro pesar, asentarnos es lo peor que podemos hacer -se acercó a mi, yo la miraba incrédula, pero tenía razón, toda la razón del mundo. Me acerqué a ella y la abracé. No sé por qué necesitaba hacerlo.

Ella me correspondió el abrazo, notaba su respiración acelerada contra mi cuello. Estaba nerviosa, estresada -Ey, todo va a salir bien ¿Vale?- me separé de ella, buscando una afirmación en su cara. Asintió ligeramente mirándome fijamente a los ojos. Sonreí y deposité un suave beso sobre sus labios. Me encantaba como sabía.Me habría gustado mucho disfrutar de un poco más de ella y sus carnosos labios, pero debíamos ejecutar la solución. Tomé la pistola, la cual aún no había descargado. Apunté a la puerta y me disponía a disparar cuando Alicia me lo impidió.

Apocalipsis. Soulmate. #Lexark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora