11. Isobel

5.3K 317 33
                                    

Una buena ducha por la mañana es todo lo que necesitaba para poder despertar al cien por ciento. Nada igual al agua fría para quitar toda la pereza de mi cuerpo.

No ha pasado mucho en realidad, para suerte de Elena, Stefan volvió a casa sano y salvo. Él volvió a consumir sangre de animal, aunque le ofrecí mi ayuda para poder controlar su sed de sangre, él simplemente prefiere seguir con su dieta, que parece hasta hoy funcionarle muy bien.

Mi hermano menor, volvió a portarse y a ser el Stefan que conozco desde siempre, ese hermano tranquilo y dulce que compartíamos muchas cosas de que pequeños. Me alegraba ver a mi hermano nuevamente con nosotros. Y, aunque esté me dio su sermón, de que no debí hablarle así a Elena, pues ella solo quiere ayudar. Con la mejor de las sonrisas y una tierna voz asegure que le pediría una disculpa y me llevaría mejor con ella.

No era mi plan llevarme bien con ella, ni siquiera es alguien a quien tolere, pero solo quería la tranquilidad de mi hermano.

Una vez que salí de la ducha y me había vestido con la ropa escogida, bajé las escaleras con mis pies descalzos tocando el frío piso. Me introduje a mi destino, la cocina. Y comencé a preparar el desayuno mientras comenzaba a comer la entrada. Una nutritiva bolsa de sangre O positiva.

^^^

Unos deliciosos huevos revueltos con pan tostado con mantequilla y un jugo de naranja eran devorados por mí. Esta vez el desayuno me había quedado bien. Después de tantos años, uno aprende sus secretos.

—Buenos días —la voz de mi hermano mayor hizo acto de presencia en la cocina, y por ese momento mi lugar de paz.

—Buenos días —salude por compromiso.

—Alguien se levantó de malas Stefan —le comentó a mi otro hermano.

—Buenos días pequeña —saludo mi hermano, dejando un beso en mi frente.

—Buenos días Stefan —mi hermano me dedico una sonrisa. Por mi parte seguí comiendo mi desayuno. Lo último de mi desayuno—. Voy a salir.

—¿A dónde iras? —preguntó Damon sirviendo algo de comida a su plato.

—Con Tyler y Caroline —le di un trago a mi jugo—. Quieren que los ayude con unas cosas.

—Yo voy para allá ¿quieres que te espere? —habló Stefan en mi dirección.

—Por favor —pedí amablemente y llevé lo último de mi desayuno a mi boca tragando y bebiendo lo más rápido posible—. Ya vuelvo. Iré a lavar mis dientes y ponerme los zapatos —recogí rápidamente los platos dejándolos el en fregadero. Damon los lavaría. Subí escaleras arriba a paso acelerado, lavé mis dientes, coloqué perfume, me puse mis zapatos y tomé una liga para el cabello, para volver nuevamente a la planta de abajo—. Estoy lista.

—Está bien —Stefan termina de beber su jugo. Mi hermano toma sus cosas dirigiéndose a mí saliendo los dos juntos.

^^^

—Hola —saluda Elena al vernos llegar.

Aunque claramente saluda a Stefan y no a mí, pero no mencionó nombre en específico. Por lo tanto, el saludo iba en general.

—Buenos días —responde mi hermano dándole un beso.

—Hola —salude. Estaba dispuesta a irme de ahí, pero la mirada de mi hermano me hizo recordar lo que le prometí hacer—. Ah, Elena —mencione llamando su atención—. Yo quería pedirte una disculpa por lo que pasó. Estaba preocupada por Stefan y eso me llevo a decir ciertas cosas. Espero puedas entenderme que solo quería lo mejor para mi hermano —sonreí dulcemente—. ¿Lo hice bien? —esta vez me dirigí hacia Stefan, que había creído todo aquello y tan solo suspiro poniendo sus ojos en blanco.

La Tercera Salvatore - Libro I [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora