Capítulo 34: Aventura en el baño

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Tras cenar, permanecieron en la cocina charlando como toda una familia feliz, sin estar pendiente de la hora.

- Mira qué tarde es – exclamó Masaomi – se ha pasado el tiempo volando. Debería irme a casa.

- Y yo sé de alguien que debe bañarse antes de irse a la cama – dijo Aomine mirando a Daisuke y éste se hizo el desentendido – Dai, no te hagas el loco y ve tirando para el baño.

- Pero antes acompañaré al abuelo afuera y me despido de él, ¿vale? - le dijo mirándole con ojitos a los que Aomine no pudo resistirse.

- De acuerdo.

Akashi y Aomine se despidieron de Masaomi en la puerta pero Daisuke le acompañó hasta el jardín y cuando regresó al interior de la casa, Aomine le mandó subir hasta el baño para que fuera abriendo el grifo de agua caliente y se desvistiera mientras él cogía ropa limpia de su dormitorio.

Cuando llegó al baño y lo abrió, vio a su hijo dentro de la bañera enjabonando algo que estaba dentro de lo que parecía un cuenco de plástico y que no pudo identificar debido a tanto jabón. Pensó que se trataría de un juguete, pero cuando llegó al lado de Dai se llevó una gran sorpresa.

- Sei – le llamó Aomine tratando de contener la risa.

A los pocos minutos, Akashi apareció por el pasillo y caminó hasta la puerta entreabierta por donde su pareja sacaba la cabeza.

- ¿Qué pasa? - le preguntó.

- Nada, es sólo que he pensado que podrías bañar tú a Dai y así estrecháis vuestra relación padre-hijo – le dijo saliendo del baño y dejando paso al pelirrojo.

- Me parece una buena idea, gracias – le sonrió mientras se metía dentro del cuarto de baño.

En cuanto la puerta se cerró, Aomine no pudo mantener durante más tiempo la compostura y se alejó riéndose sin parar pero cubriéndose con el brazo para que no se le escuchara.

Dentro, Akashi se acercó hasta la bañera donde su hijo jugaba con un juguete o eso pensaba hasta que estuvo frente a su hijo. Akashi no se chocó contra algo o se resbaló de milagro cuando dio un gran salto hacia atrás mientras se llevaba la mano hacia el pecho por el susto. Casi le dio un infarto al descubrir que Daisuke no jugaba con un muñeco precisamente sino con el dichoso ratoncito que tantos problemas les había dado el día anterior. Ahora entendía por qué Aomine le había llamado, seguramente lo había visto también y le había pasado el problema a él. Aomine se las iba a pagar, claro que sí, eso no se le iba a olvidar fácilmente. Lo único que no lograba entender cómo era posible que aún siguiera por la casa cuando se suponía que lo habían echado a la calle.

- Dai, ¿qué hace ese bicho dentro de la casa y más en concreto, dentro de la bañera contigo? - le preguntó con la voz ligeramente más aguda de lo normal.

- He pensado que si lo limpiaba bien, ya no podrías decir que mi nueva mascota es un... - le tapó los oídos al animalillo y terminó la frase en un susurro -...nido de enfermedades con patas.

Akashi quiso contradecirle, pero no pudo. En cierta manera, su hijo tenía razón ya que tenía sentido que si lo bañaba, eliminaría la suciedad en su cuerpo y, por consiguiente, todas las posibles bacterias.

- Aomine... puedes correr, pero no podrás esconderte de mí, ésta me la pagarás – le gritó Akashi sabiendo que estaría fuera escuchándole.

- Mira lo limpito que está – Dai le enseñó entusiasmado al ratoncito lleno de jabón.

No pudo resistirse ante la inocencia de su hijo y acabó rindiéndose ante él y sus ocurrencias.

Baloncesto callejero (Kuroko no Basuke, AkaAo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora